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- 12/11/2020 00:00
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Tener un padre como espía secreto podría ser el sueño de muchos, pero para Adolfo (Quim Gutiérrez) encontrarse con la verdad de su padre fue la gota que colmó el vaso, y antes de que pudiera dar marcha atrás, la aventura de una vida le había atrapado. Anacleto (Imanol Arias), un hombre entrado en canas, funge como agente secreto para una agencia de espías en bancarrota, dándole un toque clásico, pero cómico a una historia centrada en la búsqueda de una profundización familiar implícita.
El guion de Breixo Corral, Pablo Alén y Fernando Navarro está colmado de diálogos que ayudan a transportarnos al universo de aventuras en el que residen los personajes creados por Manuel Vásquez en la década de 1960, mientras que referencia a otras cintas de este género del séptimo arte donde los espías de tercera suelen ser los mejores, aunque sea por accidente. El villano, Vásquez, promete su venganza contra Anacleto, en busca de reclamar la vida de Adolfo, su hijo, lo que desata el hilo de eventos de aciertos y desaciertos por los que tendrán que navegar los principales.
Traición, espionaje y un toque de esperanza engloban la historia que cuenta Ruiz Caldera a través de su lente experto, en la que fue su mejor cinta de humor de 2015 y que un lustro después sigue dando una clase magistral en comedia y drama dentro del cine de habla hispana. La narrativa que cuenta el director de fotografía Arnau Valls atrapa con cada escena al espectador, desde la clásica persecución de los villanos sangrientos hasta los complicados escapes al borde de la muerte, lo que no tiene nada que envidiar del reconocido agente 007.
Arias demuestra su clase y expertise para el humor físico y excelentes entradas triunfales bajo el lema “Anacleto nunca falla”, haciendo suya cada escena en la que aparece a la vez que comparte los mejores diálogos con Gutiérrez, que hace su papel de hijo 'nini' de manera realista, pero sin caer en lo caricaturesco que podría haberle robado humanidad al mismo. En medio de balazos, peleas con latas de conservas y bombas de chicle (imperdibles para todo buen agente), padre e hijo son acompañados por Katia (Alexandra Jiménez), exnovia de Adolfo y enfermera que añade un toque sarcástico y diferente a la trama.
La cinta, que a primera vista entra en la narrativa de otras como Kingsman: servicio secreto de Matthew Vaughn, se diferencia lo suficiente para tener su propio espacio en el menú de filmes para disfrutar en medio de un confinamiento que nos hace desear mayores aventuras.
A punto de desaparecer su agencia, Anacleto embarca hacia los peligros que enfrenta cualquier agente secreto, con el objetivo de salvar a su hijo y lograr la mayor hazaña de su carrera al destruir a su archienemigo, una serie de pasos que hacen aún más empático su proceso hacia la victoria.
“Hemos quedado obsoletos”, comenta un colega agente durante la cinta, haciendo referencia a que el mundo “ha sobrepasado” la necesidad de tener agentes especiales que luchen contra el mal que azota las calles internacionales, pero una de las fortalezas de la cinta es demostrar que sí es necesario tener personas que se enfrenten a las dificultades de la vida aún cuando el miedo domine la situación.
La música que acoge la cinta es la hoja de ruta para guiarnos a través de las diversas emociones que transmiten los pasos de Adolfo y Anacleto, saltando desde un puente o disparando sin tregua a los malhechores, e incluso en las escenas de mayor vulnerabilidad donde se explora la relación entre padre e hijo sin hacerlo de manera cursi o con sobreexposición.
La naturaleza extraordinaria de la película refuerza la naturalidad de un escenario costumbrista con la chispa que lo altera, integrando un ingrediente de excepcionalidad a través de las diversas escenas donde se nos hace sentir que quizá no lo logren, solo para respirar con alivio una vez que lo hacen. Ruiz Caldera llevó a su máxima expresión el humor físico y los gags visuales, a la vez que desarrolló una historia llena de sacrificios y momentos relacionados con la vida real y cómo se vería impactada con un agente secreto en la familia.
Al final de la cinta, somos dejados con un momento de reflexión acerca de los últimos 93 minutos de experiencia cinematográfica, así como con un cierre cómico que funciona de manera natural con la caracterización de los personajes, dejando como estrella secundaria a Berto Romero.
4.8/5.00
“Anacleto nunca falla', de forma acertada, el lema del agente secreto con canas deja por lo alto al personaje y al trabajo realizado por Ruiz Caldera, quien con conocimiento profundo acerca del género supo llevar a los actores a un escenario de gran calidad para sus dotes actorales, así como el uso provechoso de los recursos cómicos que aportan a la esencia de los personajes de Vásquez y su narrativa”.