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Asteroides, amenaza que no desaparece
- 24/06/2022 00:00
- 24/06/2022 00:00
Hace aproximadamente 114 años, una roca espacial de unos 37 metros de ancho penetró la atmósfera terrestre y una luz muy intensa resplandeció en Siberia, Rusia. Este impacto conocido como “evento de Tunguska” devastó más de 80 millones de árboles y, según datos de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) de Estados Unidos, se liberó una energía 185 veces mayor a la bomba atómica de Hiroshima de 1945.
Este fenómeno y evento histórico inusual ha incitado años de investigaciones para determinar su origen. Una de las hipótesis plantea que se trató de un meteorito de hierro que pasó con una altitud baja y, al chocar con la corteza terrestre, se produjo una poderosa onda devastadora.
Sin embargo, no se ha encontrado un cráter, por lo cual también se postula que la combinación de la velocidad de un asteroide al entrar a la atmósfera con la presión y el calor causó que este se convirtiera en una bola de fuego que se fragmentó y se destruyó.
Los meteoros no son objetos, son la manifestación luminosa de un cuerpo cuando está ingresando a la atmósfera. Lo que es peligroso es el meteoroide, cuerpo que, al tocar tierra, se conoce como meteorito.
En 2016, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 30 de junio como el Día Internacional de los Asteroides para recordar el impacto de Tunguska y concienciar a la humanidad sobre el peligro latente de los asteroides.
Según el Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) de la NASA, los objetos cercanos a la Tierra son asteroides y cometas con órbitas que los llevan a 195 millones de kilómetros del Sol, lo que significa que pueden circular a través del vecindario orbital de la Tierra.
La mayoría de los objetos cercanos a la Tierra son asteroides que varían en tamaño desde tres metros hasta casi 40 kilómetros de ancho.
“Los objetos cercanos a la Tierra tienen una órbita que es 1.3 veces la distancia promedio entre la Tierra y el Sol. En algunos casos, estos cuerpos (asteroides) cruzan la órbita de la Tierra, de ahí la importancia de monitorearlos debido a que pueden entrar a la atmósfera y causar eventos catastróficos”, comenta Joaquín Fábrega, aficionado a la astronomía.
Por lo general, los objetos cercanos a la Tierra tienen órbitas que no los aproximan mucho al planeta, por lo que no figuran ningún riesgo de impacto, sin embargo, existen asteroides potencialmente peligrosos que requieren de atención.
Un objeto peligroso para la Tierra es aquél que, si impacta al planeta, puede causar eventos de destrucción local, regional o global, incluso, una extinción total.
Es por eso, que diferentes agencias espaciales, como la NASA, trabajan en simulacros para estar preparados y prevenir futuras colisiones. Por ejemplo, entre diciembre de 2020 y marzo de 2021, astrónomos de 18 países realizaron un simulacro de defensa planetaria como preparación para un escenario potencialmente catastrófico de impacto de un asteroide.
En el ensayo se usó como protagonista al asteroide denominado Apophis, eliminándolo de la base de datos de monitorización de defensa planetaria para verificar si el sistema era capaz de detectarlo de nuevo. El ejercicio concluyó con éxito, se logró identificar y evaluar el peligro que representaba.
Los asteroides son los remanentes de la formación del Sistema Solar, son cuerpos que tienen diferentes órbitas. Los principales están en el cinturón de asteroides entre los planetas Marte y Júpiter. A los asteroides se les denominan planetoides o planetas enanos.
De acuerdo con el CNEOS, los asteroides tienen más de 140 metros, con órbitas que los acercan a 7.4 millones de kilómetros de la órbita de la Tierra alrededor del Sol. Con la precisión de la órbita de un objeto, es posible predecir dónde estará un objeto determinado en el futuro y si pudiera acercarse a la Tierra.
Según Joaquín Fábrega, todo cuerpo espacial (luna, planeta, asteroide, entre otros) está sujeto a lo que se conoce como “el efecto de los n-cuerpos”, es decir, todos los cuerpos que están en el Sistema Solar están jalando o empujando gravitacionalmente, por ejemplo, en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, la gravedad de ambos planetas ha impedido que ese cinturón de asteroides se formara como planeta.
Por otro lado, las investigaciones científicas orientadas al estudio y análisis de asteroides, cometas, meteoritos u otros cuerpos espaciales, ayudan a comprender un poco más sobre el origen del Sistema Solar, menciona Rommel Monroy, becario de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) y miembro de la Sociedad de Astrónomos Aficionados de Coclé (SIRIUS S.A.A.C).
Fábrega añade que se puede estudiar los asteroides a partir de fragmentos, usando técnicas como la espectrografía.
Los fragmentos sobrantes de los asteroides contienen las pistas de la formación del Sistema Solar, pero ¿cómo se determina la existencia de un nuevo asteroide?
Monroy explica que se sabe que existen millones de estas rocas que están sin nombrar. Son numerosas en el cinturón de asteroides, otras divagan por la Nube de Oort; sin embargo, su existencia se determina mediante la observación y el cálculo de sus órbitas.
Nombrar a estos objetos suele ser complejo para los astrónomos, por ello, mediante diferentes proyectos y en colaboración con entidades que suministran información a distintos grupos astronómicos, los astrónomos aficionados pueden ayudar a la detección usando programas especiales (software) que agilizan la búsqueda.
En el año 2020, tres exolímpicos de la Olimpiada Panameña de Ciencias Espaciales (OliPaCE) que organiza la Senacyt, a través de Sirius SAAC, observaron un asteroide en fase provisional (2020KE13L. L. Taylor, A. Lasso, N. Saloukha, R. Monroy, J. Zurdo. 05/20/20 SR20200. Sirius SAAC).
“Después de examinar todos los datos del asteroide y las observaciones que determinen su órbita, pueda que sea catalogado por la Unión Astronómica Internacional, esto suele tardar entre 2 y 5 años hasta considerarlos oficiales y nombrarlos por sus descubridores. No obstante, mientras se encuentre en la etapa provisional se mantiene en la base de datos del Predictivo por Modelo (MPC)”, manifiesta Monroy.