Brocado de mares

Actualizado
  • 23/11/2024 00:00
Creado
  • 22/11/2024 18:57
El autor
Candelario Reyes García, nacido el 21 de abril de 1958 en Corquín, Copán, Honduras, es perito mercantil, profesor en Letras y licenciado en Literatura Latinoamericana. Con una destacada trayectoria como catedrático de español e historia de la cultura, documentalista y promotor cultural, ha ocupado roles clave como director de la Escuela Normal Mixta de Santa Bárbara, presidente de la Red de Desarrollo Sostenible y coordinador de educación en la Comisión de Derechos Humanos de Costa Rica.
Comprometido con los sectores rurales, fundó en 1979 un grupo teatral campesino para llevar representaciones a escuelas e iglesias. Es autor prolífico de libros y obras teatrales, entre ellos “Siete Muecas” (1990), “Nimbo de sombras” (2000), “Copán” (2004) y “Palmerolo lee el Quijote” (2021), abarcando géneros como poesía, ensayo y prosa, con un enfoque en la identidad y la cultura latinoamericana.

Dos mares rasgan el cielo y surge Panamá.

Florecilla primaveral,

constelación de estrellas marinas

cenefa que surtió del magma:

el vuelco de un cetáceo,

en el albor de estos mares,

tuvo la osadía indeleble

de graficar el pálpito que uniría los continentes.

¡Despierten nubes, parpadea sol,

esa brisa es Panamá!

Bastidor de la Mar del Sur,

crisol de pueblos,

granitos de sal en perfil de alga

hilan su bahía,

portal de la armonía caribe

en la ocarina de la ostra

que canta una perla

y danza la banal alegría de vivir

para ser bella.

¡Faros del mundo fluyan luciérnagas,

delirios a los navegantes,

en el perfil de los océanos!

¡Junten el mundo!

El Darién pincela la riberas del planeta

al antojo de canciones ostentosas,

de amores y fábulas.

Caracola a mis oídos,

pompa en mis ojos,

arrecife en mis versos

al desborde del delirio,

eres el bordado en la piel del mar

nacido de las manos del pueblo kuna.

Joyel de luz,

pupila de las brújulas

eje de los astrolabios,

yo preso en la bitácora de tus amaneceres

figuro el esperpento del nácar que habitas.

Panamá, vocable intenso,

puedo adivinar el cristal que palpita

en el ruedo de tu falda,

arreboles de marismas

que tallan la cintura de tu danza de sentirse bella,

mujer mar y terracota,

para que mi alma vibre

al verte excitar la brisa de la Aurora.

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