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- 19/05/2024 00:00
- 18/05/2024 16:24
La psicóloga Susana Reina realizará un taller y la presentación de su libro Atrevidas: Manual de trabajo personal para el activismo feminista. La cita será el viernes 31 de mayo en el edificio Innova de Ciudad del Saber.
El libro se estructura en varios capítulos, el primero está dedicado al lenguaje, al poder que imprimen las palabras y cómo ellas generan realidades. Habla de la necesidad de escuchar para conectar. El segundo capítulo se centra en lo que el cuerpo dice, expresa y cómo debemos gestionar los ‘poderes corporales’, detalló Reina a La Estrella de Panamá.
“El tercer capítulo nos habla de las emociones, de nuestra vida emocional, de esas herramientas que la enriquecen y de cómo debemos fluir para conectar. Y un último capítulo donde todo conecta, ‘actívate con todo’ para ‘hacer equipo de forma impecable’ y redefinir así el éxito”, agregó.
Atrevidas: Manual de trabajo personal para el activismo feminista es un compendio de ideas en 12 lecciones acompañadas de 25 ejercicios prácticos, “que pasan por reflexionar sobre tu propia historia y estructura, replantear el presente desde tu cuerpo, tu lenguaje y tus emociones, para finalmente diseñar el futuro feminista que deseas para ti y para tu entorno”.
El libro también aborda la importancia de redefinir el éxito. Sobre esto, Reina comentó que el éxito, y particularmente el éxito de un proyecto de cambio feminista, puede ser un término bastante abstracto y puede significar cosas muy diferentes para diferentes personas. “Tratar de definir qué es el éxito con validez para cualquiera, no es fácil. Para la mayoría de las personas, el éxito significa el logro de sus propias metas”.
De acuerdo con Reina, el contenido en este libro manual, forma parte de su compromiso personal para compartir con todas sus lectoras y seguidoras de su ONG FeminismoINC, los cambios positivos que observó cuando facilitó el Programa Escuela Para Atrevidas desde el año 2015.
“Diseñé esa experiencia formativa por la inquietud que generaba el hecho de que a las mujeres se nos cría para ser tranquilas, sumisas, obedientes, predecibles. Son ‘cualidades’ englobadas en el estereotipo de la feminidad, que no tendrían nada de malo, si no fueran justamente la razón por la que nos dejan por fuera de las oportunidades, del ejercicio pleno del poder y de las posibilidades para ser realmente libres”.
Descubrir, a través de la capacitación, explica la psicóloga, no significa que las mujeres tienen que adaptarse a ese conjunto de estereotipos y que el hecho de poder, a través del cuerpo, lenguaje y emoción, elegir el camino que le dé la gana, sin culpa y sin vergüenza, tiene un efecto liberador inmediato. Este fue el feedback que recibió Susana Reina de las más de 800 mujeres que pasaron por las 23 ediciones que hizo de esta formación, presencial y online.
Para elaborar este libro, la psicóloga tomó en cuenta la teoría del coaching ontológico desarrollado por Humberto Maturana y Rafael Echeverría, herramientas útiles para entender los procesos psicológicos involucrados en programas de cambio. “Inicialmente, cuando cursé ese programa e incluso en mi carrera como psicóloga, no tenía en mí la perspectiva feminista que me hubiese adelantado este trabajo en su momento. Pero luego, cuando hice consciente la mirada diferencial que le damos las mujeres y hombres a los procesos conversacionales, decidí incorporarlo al conjunto de nociones que había aprendido en mi proceso de formación”.
La experta se encuentra convencida de que no existe experiencia de transformación cultural que no pase primero por un proceso de transformación personal. “Es preciso por ello aprender a romper una serie de creencias o juicios con los que nos educaron, abolir el concepto de género al que nos relegaron y saber usar nuestro cuerpo y el inmenso activo que son nuestras emociones, para que el impacto de nuestra palabra sea contundente. Y entonces sí, activarnos para transformarlo todo”, remarcó.
Para Susana Reina, el atrevimiento involucra básicamente una competencia conversacional y relacional, que se puede fortalecer física, emocional y cognitivamente, hasta que se convierta en pericia, capacidad o aptitud idónea para intervenir un sistema social.
“Mi propuesta no busca que cada mujer se asuma sola contra el mundo. No se trata de una transformación individual y personal en solitario, propia de una propuesta liberal que erróneamente pone en un empoderamiento mal entendido, la práctica de copiar conductas del estereotipo masculino que solo perpetúan la desigualdad. Lo que quiero es que, colectivamente, podamos transformar esta cultura sexista y machista que nos condena cuando nos salimos del guión prescrito por el género que nos asignan cuando nacemos hembras”.
Convencida está la experta de que no existe experiencia de transformación cultural que no pase primero por un proceso de transformación personal. “Es preciso por ello aprender a romper una serie de creencias o juicios con los que nos educaron, abolir el concepto de género al que nos relegaron y saber usar nuestro cuerpo y el inmenso activo que son nuestras emociones, para que el impacto de nuestra palabra sea contundente. Y entonces sí, activarnos para transformarlo todo”.
Muchas mujeres tienen una mala información o sensación acerca de lo que significa y comprende la vida emocional. Esto pasa porque, en general, el mundo de las emociones nos es ajeno. No es de extrañar porque a lo largo de la educación se reciben mandatos para evadir u ocultar las emociones: no llores, no demuestres, pon cara de póker. “La emocionalidad es vista como un defecto, como una debilidad. En mi libro intento convencerte de que nuestras emociones son nuestro gran capital. Por ello hay que gestionarlas con inteligencia y eso comienza por conocer y apropiarnos de nuestra vida emocional”.
Se debe rescatar el derecho y defender la libertad a expresar las emociones como las sienten sin tener que disfrazarse de nada para poder ser nosotras mismas. “Si nosotras queremos comprender cómo actuamos, cómo pensamos, cómo nos movemos en el mundo, tenemos que prestarle atención a nuestra vida emocional, no es una cosa accesoria. Es que yo soy yo con mis emociones”, añadió.
“Al atrevernos, hacemos y construimos feminismo, labramos el camino para que las relaciones de poder entre los dos sexos se equilibren, se repartan las cargas de forma justa y balanceada, se iguale el rasero con el que nos juzgan, se cree una sociedad más amable, más horizontal, más cooperativa y menos patriarcal”, subrayó Reina.
Para ser activistas feministas de alto impacto se necesita que se atrevan a hablar, a reclamar, a pedir, a expresar sus emociones sin tener que esconderlas o justificarlas;” atrevernos a denunciar a un violador aunque sea de la propia familia; a exigir que se nos respeten nuestros derechos en lugar de hacer silencio para no ofender a nadie; a señalar de frente a quien nos borra o ningunea; a decir que no y poner límites donde haga falta; a usar el podio y la tribuna para alzar la voz en representación de muchas mujeres invisibilizadas y no creídas; a enfrentarnos a un sistema que nos considera ciudadanas de segunda y donde cada derecho vital tiene que ser luchado, defendido y exigido”.
Para aquellas que no se sientan cómodas con el feminismo, Susana Reina, recomendó que se acerquen para “conversar, que busquen información verificada, que lean sobre la historia de las conquistas que las mujeres hemos logrado en los últimos 300 años. Los logros son innegables y se dieron gracias al movimiento feminista”.
“El feminismo aspira desaparecer, porque eso significa que ya la igualdad se alcanzó, pero mientras eso no sucede, hace falta que muchas mujeres nos unamos solidariamente y defendamos nuestros derechos. Eso es feminismo”, concluyó.