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- 02/03/2025 00:00
- 01/03/2025 12:54
No se trata de un salón de clases regular. En lugar de las usuales sillas en hileras, hay mesas cuadradas, cada una rodeada con cuatro sillas. En un costado hay una barra completa y equipamiento para el servicio de bebidas: algunas botellas con destilados, vasos mezcladores, hieleras, en fin. El sitio semeja un establecimiento dedicado a la hospitalidad. Un grupo de estudiantes, todos vestidos de negro, rodea a su instructor quien ofrece a cada uno de ellos una probadita de la preparación que acaba de hacer. Se trata de David Vergara, mixólogo que ha representado a Panamá en competencias regionales Worldclass.
Mientras degustan, se hacen algunas preguntas al azar. Estas se relacionan con las proporciones específicas para preparar un sirope simple, ingrediente indispensable en una barra. Algunos titubean, otros responden automáticamente. Se trata de una de las clases del programa Learning For Life, que Diageo, el Instituto Superior Técnico Especializado (ITSE) y el Consejo del Sector Privado para la Asistencia Educacional (Cospae) están ofreciendo desde 2023, en una nueva etapa.
Learning For Life ha impactado la vida de más de 1.000 personas desde su inicio en 2008. “El programa tiene ya bastante tiempo, pero debió tener una pausa y replantearse”, explica Vergara. “Estamos muy contentos con el ITSE, este es un muy buen programa, realmente necesario”, considera el mixólogo.
Y es que, en los últimos años, la industria de la hospitalidad ha sufrido grandes transformaciones, como la forma en que está enfocada la actividad. Se requiere de una mayor preparación ya que los clientes son cada vez más exigentes. Y hay que recordar el impacto que la pandemia de COVID-19 tuvo en la actividad. Una de las razones por las que Vergara se animó a instruir a un grupo de jóvenes fue la falta de profesionales calificados para llevar a cabo esta tarea.
El programa busca ofrecer un apoyo a chicos que pueden estar en riesgo social, darles las herramientas con las que puedan desenvolverse y desarrollar una carrera en el mundo de la hospitalidad, que es muy atractiva”, explica.
En ocho semanas se les aporta un conocimiento básico, no solo en el trabajo tras la barra, sino a desenvolverse con los clientes, ofrecer una buena atención, aprender inglés”, agrega.
Con esas herramientas básicas los estudiantes deben desarrollarse en el campo, lo que representa una ventaja considerando que hay personas que no han logrado una capacitación tan completa como la que se ofrece en Learning For Life. “Se les anima a aprovechar esa oportunidad”, comenta el mixólogo.
No todos los chicos que inician el entrenamiento lo concluyen. Tampoco hay una garantía de que con esta capacitación logren un empleo de forma inmediata, pero “si sacan provecho de lo aprendido, lograrán insertarse eventualmente en el campo laboral”, dice Vergara con convencimiento.
El programa hace hincapié en el servicio al cliente, un punto débil de la industria de la hospitalidad a nivel local. “Les decimos, pon atención a cómo te tratan en una clínica o un almacén donde vayas. ¿te tratan bien? Ellos se han dado cuenta de que la mayoría de las veces no, y eso hace una diferencia en su actitud”, asegura. “Lo que queremos es que aprendan y realmente disfruten del trabajo y que eso se note”, dice Vergara.
El objetivo es lograr que el 50 % de los graduados logre insertarse al año. En un año, la participación en el programa es de unos 120 jóvenes, lo que representa que al menos 60 de ellos pueden encontrar una ocupación. “Luego de las clases, deben hacer una práctica profesional en la que afianzarán esos conocimientos y vivirán la experiencia. Pero no podemos esperar que todos logren un empleo, porque ningún empleador va a salir de su personal para contratar otro”, explica.
Sin embargo, el futuro es prometedor. Con conocimientos y buena actitud se pueden lograr muchas cosas. La edición 2024 del programa graduó a ochenta jóvenes, 43 % de ellos mujeres. Algunos han logrado emplearse, otros han considerado subir un escalón más y continuar estudios en una universidad.
Raúl Ávila y Jennifer Sánchez son dos estudiantes del grupo que inició su entrenamiento el pasado enero. Van, como se podría decir, a mitad de camino.
“Durante la pandemia entré a un curso online y me gustó. A través de un grupo di con este curso; me dije ‘si me gustó cuando era virtual, imagínate presencial...’. me ha encantado la coctelería, descubrir sabores y me gustaría, más adelante, aprender algunas maniobras, me encantaría”, dice Jennifer.
Raúl fue cautivado por la coctelería desde niño. “Desde muy pequeño veía en la en la tele el movimiento de un bar, cómo movían las botellas, cómo servían, la estética, lo visual... me enteré del curso por un compañero. Me dije, ‘bueno, vamos a intentarlo’. Y ahora que estoy del lado de acá me llama bastante la atención la elaboración de cocteles; también se aprende mucho sobre la atención al cliente. Y es lo que ha fascinado más de todo esto; entras a un mundo para ver qué tal. Pero es un mundo que cuando entras te gusta y te quedas con él. Se abre todo Se abren todas las puertas, aprendes muchas cosas de las que antes ni te dabas cuenta. Y ves esa oportunidad de crecer”, cuenta.
“Todos los que entramos nos quedamos y eso lo había dicho el profesor, que nos iba a gustar”, agrega Jennifer.
Ya a mitad de curso, Raúl reconoce una diferencia notoria de cuando llegó el primer día “en cero”. “Algunos llegamos con la idea de que no nos iba a gustar, que era difícil, pero aprendes mucho no solamente en el bar, tienes materias de inglés, de desarrollo humano, de atención al cliente... es algo que de verdad amplía tu conocimiento y hace que avances, que te des cuenta de que al principio hacías esto mal, pero puedes y lo has ido mejorando”.
Para Jennifer, el entrenamiento en atención al cliente ha sido crucial ya que “lo puedes aplicar en todas las áreas de tu vida, no solo en el bar. Y eso es lo que estamos aprendiendo a que nosotros podemos ser mejores”.
Los chicos se han dado cuenta de que esta carrera profesional abarca mucho más que simplemente servir tragos. “Es más como explorar tu personalidad en sí. Desarrollarte a ti mismo como persona, a nivel de conocimientos, a nivel de hacer las cosas bien, hacer las cosas con calma y también divertirte a la hora de elaborar tus cocteles”, sostiene Raúl. Y agrega Jennifer que es “el reto de aprender algo diferente cada día y ponernos nuevas metas”.
Mirando hacia el futuro, los jóvenes sueñan con una oportunidad laboral, con abrirse camino en una profesión demandante. “Queremos sacarle el mayor provecho a esto para un futuro, si se nos permite y Dios quiera, montar un propio bar. Crear tus propios tragos, saber cómo hacer las cosas. Pero todo empezando desde la base, desde los cocteles clásicos hasta versiones personales y coctelería de autor”, medita Raúl. “Esto nos ha abierto muchos caminos en los que podemos emprender. Yo vine con ese con esa expectativa de que quiero poner un negocio propio”, asegura Jennifer.
En unos cinco años Jennifer se ve allí, atendiendo su propio negocio. Raúl se ve atendiendo, detrás de una barra e inspirado a otros jóvenes a que busquen esas oportunidades, que no se queden en casa, sino que aprovechen oportunidades como este programa que te ayudan demasiado a crecer en mentalidad, en personalidad y en desarrollo humano como persona. Que ellos digan, ‘oye, si él lo hizo, ¿por qué yo no puedo?’ Y disfrutando mucho de lo que hago, porque me divierte y por eso lo elegí”.