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El vínculo social como bastión para retardar la aparición del alzhéimer
- 29/12/2021 00:00
- 29/12/2021 00:00
La enfermedad de Alzheimer sigue representando hoy un reto imponente para la ciencia médica. En el caso de los pacientes y familiares, suele ser un camino espinoso y de incertidumbre.
En cada historia humana detrás del alzhéimer, la salud del cerebro es protagonista. Para acercarnos a las dimensiones y posibilidades del cuidado de este órgano vital, conversamos con el doctor Ciro Gaona, neurólogo de amplísima trayectoria dedicado a una vida de investigación en el área del envejecimiento y la memoria.
“El alzhéimer es la forma más frecuente de trastorno cognitivo. El cerebro es un órgano físico y espiritual; no solo mueve los brazos y las piernas, sino que además de las emociones, el cerebro se relaciona a la atención, a la concentración, a la memoria, el juicio, el razonamiento, la toma de decisiones en la vida. También a lo que llamamos funciones ejecutivas como organizar y planificar; además del lenguaje, la comunicación y pare usted de contar...”, explica.
Cuando el cerebro se ve afectado por cualquier enfermedad, entre estas el alzhéimer, inicia el trastorno cognitivo que pasa por “décadas de evolución, donde la persona va perdiendo funciones como la atención, la memoria y la concentración. Hay un punto en este trayecto en donde el individuo es independiente, lo que se conoce como trastorno mínimo o leve; y cuando ya no lo es, aparece la demencia; es decir, que todo lo que agrede al cerebro puede terminar siendo un trastorno cognitivo”, detalla el experto, quien nos platica desde la ciudad de Caracas, Venezuela.
El alzhéimer, según puntualiza el también investigador del grupo internacional 10/66 con publicaciones en The Lancet, International Journal of Geriatric Psychiatry, International Psychogeriatrics British Journal of Psychiatry, es la causa más frecuente de demencia en el adulto mayor. En este contexto, el alzhéimer no es sinónimo de trastornos en la memoria, sino una causa frecuente de trastorno cognitivo.
Los medicamentos pueden mejorar temporalmente los síntomas o retardar su progresión para que los pacientes logren prolongar al máximo sus funciones y desenvolverse de forma independiente por un tiempo, y aunque no existe una cura para la enfermedad, algunos salvavidas en nuestro estilo de vida como el vínculo social, la actividad física y mantener relaciones interpersonales saludables pueden retardar el impacto de este padecimiento, en esto es enfático el doctor Gaona.
El trastorno cognitivo puede ocurrir a cualquier edad; pero en cuanto a la enfermedad de Alzheimer, lo más frecuente es la predisposición con el paso de los años.
“Esto significa que si nos cuidamos con buena alimentación, sueño, vínculo social y actividad física se va a manifestar lo más tarde posible; es decir, que aunque tengamos lesiones de alzhéimer si no me mantengo sedentario, evito relaciones tóxicas, me mantengo vinculado socialmente, cuido la presión y el azúcar, lo más seguro es que la manifestación clínica sea lo más tarde posible o tal vez yo fallezca antes de que ocurra la manifestación de la enfermedad”.
El alzhéimer de inicio precoz existe en personas mucho menores. “En Medellín, por ejemplo, hay un núcleo muy importante donde hay un gen determinante. Pero se trata de casos muy raros dentro del 1% de los pacientes”, detalla el neurólogo.
El rango de edad de la demencia tipo alzhéimer indica que mientras más avanzado esté el paciente en edad, habrá más posibilidades de trastorno cognitivo y de que este sea debido al alzhéimer.
Analizando el contexto actual, en pandemia, el doctor Gaona afirma que la enfermedad de covid-19 aguda o crónica y a largo plazo, es capaz de generar alteraciones cognitivas, por ejemplo.
También acontecimientos trágicos, como la pérdida de un ser querido.
Por otra parte, existen causas parcialmente reversibles: si el paciente sufre de tiroides, puede tratarla; los déficits de vitaminas como la B12, el folato y la vitamina D; el sedentarismo. “Las personas que hacen más ejercicio se mantienen más tiempo en trastorno cognitivo leve y no pasan a demencia, independientemente de que la causa sea alzhéimer, o no. El aislamiento social y el sedentarismo mental de hoy, con la falta de esperanza y espiritualidad, voluntariado y servicio, atentan contra esto”, explica.
“El azlhéimer es una lesión frecuente; pero la repercusión cognitiva de la enfermedad es otra cosa. No te equivocas, por ejemplo, al decir que alguien es hipertenso, pero que tenga la expresión clínica y cognitiva de esa enfermedad, es otro asunto”, puntualiza.
Las fallas cognitivas más frecuentes se muestran en los tres tipos de memoria: la inmediata, la reciente y la remota. “La última memoria que perdemos es la de las rutinas y los hábitos del pasado que recogen aquello que siempre hacemos. Aquí hay un dato importante para que quienes puedan ser pacientes alguna vez: llenen su mochila de buenas memorias y hábitos; si se llenan de amor, servicio y actividad física, mental y con vínculo social, serán los mejores pacientes de alzhéimer y de demencia; pero si se llenan de quejas, tendrán quejas”.
Otro de los rasgos que permite realizar un diagnóstico de la enfermedad, según remarca el neurólogo, es la dificultad para resolver pequeños problemas del día a día, “donde a veces reaccionamos de manera exagerada a un estímulo que es muy sencillo, pero como no tenemos la función cognitiva para resolverlo, es un problema”.
Ubicarse en el espacio, estacionar correctamente el auto, el déficit del lenguaje, son signos de alerta de trastorno cognitivo, pero solo la evaluación neuropsicológica puede certificar el estado del paciente.
Evitar la aparición de esta enfermedad sigue siendo un enigma para la ciencia. “La prevención total no existe”, destaca el especialista. Sin embargo, aspectos como promover un sano vínculo social, son un primer paso.
“En la actualidad, las mayores víctimas del SARS-CoV-2 son los pacientes con trastornos cognitivos leves y con demencia, por el aislamiento. Manténganse activos y pidan ayuda a sus familiares”, y recuerda, “es más importante el vínculo social que las actividades intelectuales de alto nivel. Un cerebro que se aísla es un cerebro que se deteriora, así como las neuronas. Eviten las relaciones tóxicas”.
Además, el investigador enfatiza la necesidad de sostener como rutina la actividad física, un componente tan necesario como el vínculo social: “Baile, camine, muévase; el ejercicio nos hace producir nuevas neuronas y hace que las existentes se conecten mejor y que mejoren todos los neurotransmisores cerebrales; la dopamina, que nos da motivación, iniciativa, deseos de vivir; la serotonina, cuyo descenso en la producción causa depresión, angustia e ideas obsesivas; mejora la noradrenalida que nos mantiene atentos y alertas así como la acetilcolina que es el neurotransmisor de la memoria y el aprendizaje”.
Además, “meditar, practicar la compasión, mantener los deseos de que todos sean felices, algo tan necesario en nuestra Latinoamérica, el voluntariado, el servicio, la sonrisa y el agradecimiento, cambian cerebros y cambian vidas para bien”.
El médico venezolano también destaca el rol de los cuidadores como pieza principal para sobrellevar el tránsito de un paciente con alzhéimer. Llama a la compasión y a la consciencia de que un equipo multidisciplinar es necesario para sostener tanto al paciente como a sus familiares.
Según un reporte emitido por la organización estadounidense sin fines de lucro, Alzheimer's Association en 2021, “aunque la edad, la genética y los antecedentes familiares no pueden ser cambiados, otros factores de riesgo pueden modificarse para reducir el riesgo de deterioro cognitivo y demencia. Ejemplos de factores de riesgo modificables son la actividad física, fumar, educación, mantenerse social y mentalmente activo, presión arterial y dieta”.
“De hecho, en 2020 recomendaciones de la Comisión The Lancet sobre prevención, intervención y atención de la demencia sugirieron que abordar los factores de riesgo modificables podría prevenir o retrasar hasta el 40% de los casos de demencia. Los factores de riesgo modificables han sido objeto de investigaciones. Además del informe de la Comisión The Lancet, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en sus recomendaciones de 2019 para reducir la posibilidad de deterioro cognitivo y demencia, apuntó al papel prometedor de abordar estos factores de riesgo para reducir el peligro de demencia y deterioro cognitivo”.
“Es importante señalar que reducir el riesgo de problemas cognitivos y el declive y la demencia no son sinónimo de prevenir deterioro cognitivo y demencia en conjunto. Pero, individuos que toman medidas para reducir el riesgo aún pueden desarrollar demencia, pero es menos probable que la desarrollen o pueden desarrollarlo más tarde en la vida”, citó el reporte.