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Los grandes diseños de la Panama Pacific International Exposition de 1915
- 04/06/2023 00:00
- 04/06/2023 00:00
Apenas seis años después de iniciados los trabajos de construcción del Canal de Panamá, el mundo esperaba con impaciencia el momento de celebrar la apertura de la majestuosa obra de ingeniería que tendría un vasto impacto en el comercio y la política mundial.
Tal vez los más entusiastas eran los residentes de California, uno de los territorios más jóvenes de la unión americana. Los grandes intereses comerciales del estado, separados de las principales rutas de comercio por la enorme masa continental americana, esperaban que el Canal fortalecería su posición económica frente al resto de Estados Unidos y el mundo. La disminución de 7,800 millas en el recorrido de los buques entre las principales puertos de la costa este (Nueva York) y oeste (San Francisco), que entonces debían dirigirse hasta el punto más bajo del continente en Cabo de Hornos, debería aumentar exponencialmente el comercio con el este de Estados Unidos y Sudamérica y con las grandes potencias industriales de Europa Occidental.
Ya para 1909, cuando el encargado de los trabajos de construcción del Canal, el ingeniero George Goethals, prometió que la Gran Zanja estaría lista para el tránsito regular de buques en 1915, un grupo de políticos y empresarios de la ciudad de San Diego, California, propusieron que la ciudad se preparara para una gran exposición internacional de celebración.
La propuesta fue acogida con entusiasmo y pocos meses después se había instalado un comité para la organización de lo que sería la “Panama California International Exposition”, la primera gran feria internacional a celebrarse en la costa oeste de Estados Unidos.
Las grandes Exposiciones Universales de (1862), París (1855, 1867, 1878, 1889), Viena (1873), Filadelfia (1876), Melbourne (1880), Barcelona (1888) habían sido eventos de gran magnitud que pocas ciudades tenía la capacidad de subvencionar con sus propios recursos. La necesidad de fondos federales era un problema para San Diego, que con poco más de 60 mil habitantes, ocupaba la tercera posición en importancia del estado californiano, después de Los Angeles, con 319,198 y San Francisco, con 416,912.
Después de varios meses de negociaciones y cabildeos, el Congreso de Estados Unidos y el estado de California decidieron que San Francisco sería la sede de la Panama California International Exposition. San Diego tendría que conformarse con una pequeño evento secundario.
La organización de la feria requería decisiones ligadas a la construcción de nuevos y majestuosos edificios y el contenido de las exhibiciones, pero también de una promoción extraordinaria con impacto en los cinco continentes, especialmente en los centros de mayor afluencia económica de Europa, Estados Unidos, Sur América y Asia.
Ya para diciembre de 1909 se hablaba de una campaña sistemática para proveer a cada viajero estadounidense de calcomanías para colocar en sus maletas de manera que se empezara a llamar la atención sobre el evento.
Una infinidad de folletos, postales, afiches y artículos de todo tipo alusivos a la exposición empezó a circular a partir de 1909 y hasta 1915 cuando se inauguraría la exposición. Algunos de ellos, más allá del mensaje promocional de la feria, tendrían un efecto duradero en la fijación de la importancia del istmo de Panamá como verdadero protagonista del magno acontecimiento y la portentosa obra de ingeniería que se inauguraría en 1914.
Una de las ilustraciones más llamativas y que empezarían a circular en primera instancia sería “El beso de dos océanos”, una postal que mostraba a dos mujeres mirándose la una a la otra desde ambos lados de las costas panameñas en representación de los oceános Atlántico y Pacífico. Aunque es dificil notarlo en las fotografías, la postal original estaba hecha con relieve y textura que mostraba la topografía de los países americanos.
Se ha sugerido que la tarjeta fue impresa en el año 1923 o 1935 para una tienda de perfumes y sombreros propiedad de la familia Maduro, pero en realidad empezó a circular mucho antes.
La primera mención conocida se ha trazado a la edición del 21 de marzo de 1911 del diario Idaho Daily Statesman, que en su página 3, en la Columna “Breves noticias de la ciudad” describe “una hermosa tarjeta postal recibida por John M. Haine con un mapa del continente americano coloreado hermosamente, con los océanos Atlántico y Pacífico representados en dos amantes que se besan a través del istmo de Panamá”. La columna señalaba que un millón de ejemplares de la tarjeta habían sido puestos a la venta para promover la Panama Pacific Exposition.
Además del Beso de los Océanos que en los últimos años ha sido tomado como emblema para la casa de arte panameña Weil Art, uno de las obras artísticas más famosas es el afiche “El décimo tercer trabajo de Hércules”.
Tan temprano como diciembre de 1909 ya la organización de la Panama Pacific International Exposition adelantaba un concurso para el afiche oficial de promoción. Este aspiraba a reunir el más alto rango de artistas y pintores nacionales e internacionales por lo que se fijó como premio $1,000, que hoy equivaldrían a unos $30 mil. Los únicos requisitos eran que en el diseño se incluyeran las palabras Panamá Pacific International Exposition y que este fuera enviado al comité antes del 15 de octubre de 1910.
“Ningún tema más inspirador ha sido presentado jamás a la mente creativa que la apertura del Canal por lo que el diseño deberá ser fruto de las más inteligentes reflexiones y habilidades técnicas” decían las bases del concurso, que fueron publicadas en centenares de diarios.
Al abrirse los sobres de los trabajos sometidos al concurso, surgió de inmediato como favorito un diseño titulado “El treceavo trabajo de Hercules”, que mostraba al semi dios como un poderoso gigante que separaba con la fuerza de sus brazos y sus piernas las laderas de una gran montaña (el Corte Culebra) para permitir el paso de los mares.
Era un dibujo extraordinario que transmitía la emoción por el logro de la portentosa obra de separación del istmo. Sin embargo, de acuerdo con un cable que circuló en Estados Unidos para la fecha, en lugar de quedar satisfecho, el jurado se consternó al conocer quién era el autor. Se trataba de Perhan Nahl, hijo del afamado pintor Charles Christian Nahl, ambos conocidos ampliamente en el mundo artístico y académico californiano. El jurado no deseaba impartir un sello localista al concurso, abierto a artistas de todas partes del mundo, por lo que decidieron no otorgar el premio a Nahl.
El jurado decidió favorecer la segunda mejor propuesta, un afiche del conocido artista neoyorkino Frank Xavier Leyendecker. En realidad, esta propuesta adolecía de muchas fallas, por lo que se le envió de vuelta al autor con la promesa de que al corregir ciertos detalles recibiría el primer premio. Para sorpresa de los jueces, a las pocas semanas fue devuelto a California con una serie de cambios que lo hacían aun menos satisfactorio.
Tras aireadas discusiones, el jurado decidió de mala gana otorgar a Perhan Nahl el primer puesto, con la advertencia de que, para evitar críticas y señalamientos de favoritismo, no podría firmar el trabajo.
Con o sin su firma, “El treceavo trabajo de Hércules” terminaría impreso como afiche, portada o ilustración de centenares de catálogos y mapas de la exposición. Aun hoy en día, ya atribuido al verdadero autor, es conocido como uno de los grandes afiches de la historia del arte de Estados Unidos.