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De maestro a líder: el impacto de Manuel José Hurtado en el istmo
- 01/12/2024 00:00
- 30/11/2024 17:35
Hace 203 años, un día como hoy, días después de la unión entre Panamá y Colombia, iniciaría la vida de quien se convertiría en el ‘padre de la educación pública en Panamá’. Manuel José Hurtado, nace del seno familiar compuesto por María del Carmen Díaz y su padre, de quien heredó su nombre.
Con estudios en humanidades realizados en Inglaterra y formación de ingeniería civil en París, Hurtado se convirtió en un ingeniero educador e ingeniero destacado desde los inicios de su trayectoria, representando al Departamento del Panamá ante el Gobierno de la Nueva Granada en varias oportunidades y logrando además adentrarse en el campo de la política.
Como mecenas de la educación, impartió clases de Ciencias Naturales y Exactas, implementando innovaciones que modernizaron el sistema educativo. Su compromiso y visión llevaron al gobierno a nombrarlo Director General de Instrucción Pública. Durante su gestión, fundó escuelas y colegios, además de la Escuela Normal de Varones y otras instituciones para mujeres, de donde egresaron las primeras maestras y maestros panameños.
En 1860, Hurtado inicia su vida como servidor público tras ser elegido miembro de la Municipalidad de Panamá, donde trabajó junto a figuras como José A. Bermúdez y Joaquín Alemán para introducir mejoras significativas en la administración pública del Istmo.
Su gestión en la municipalidad culminó en 1867, por lo que decidió dedicarse a la educación al finalizar su periodo. Así, un año después, asumió la dirección de la Escuela Pública del Varón, primera Escuela Pública del Estado de Panamá, llamada la implementada según la Ley 27 de 1866.
Esta normativa establecía un plan de estudios enfocado en Lectura, Escritura, Geografía, Urbanidad, Gramática, Teneduría de Libros y otras disciplinas esenciales. Hurtado gestionó personalmente la adquisición de un local adecuado para la escuela en la antigua Casa de Aduanas.
A pesar de enfrentar apatía y desinterés por parte del Estado, logró instaurar un sistema educativo basado en la disciplina y el método positivista, dejando atrás prácticas pedagógicas punitivas.
Por ejemplo, logró que en este centro educativo la enseñanza primaria fuera gratuita y obligatoria, con ello se trataba de paliar el avance que tenían las escuelas privadas y la cultura del menor esfuerzo de las clases más pobres.
También logró eliminar la pedagogía del miedo y el castigo corporal, suplantada por la disciplina y el método positivista de boga en el momento, que era formar hombres conscientes de sus actos, firmes de carácter y de costumbres civilizadas que supieran servirle al país con las mismas energías con que él se consagraba a la patria.
Además, en la Escuela Pública del Varón se enseñaba a leer, a contar y a ser disciplinado y cortés, en la segunda se daba un curso amplio de aritmética, gramática castellana y geografía; en la tercera sección se dictaba un curso de aritmética superior, elementos de geometría, de sintaxis y lo más elemental de la lengua inglesa; en la cuarta se daba latín y los conocimientos necesarios para la teneduría de libros.
En 1870, con el respaldo de líderes como Justo Arosemena y Nicolás Victoria Jaén, fundó la primera biblioteca pública del Istmo, enriqueciendo el acceso al conocimiento. Además, en 1871, fue nombrado Director General de Instrucción Pública, posición desde la cual promovió la creación de nuevas escuelas, incluyendo la Escuela Normal Nacional de Varones en 1872, dedicada a la formación de maestros.
Bajo su liderazgo, el sistema educativo creció, alcanzando más de 1,200 estudiantes en varias escuelas del país para 1874. También defendió la educación para mujeres, logrando la creación de la Escuela Normal de Señoritas en 1878. Aunque presentó su renuncia ese mismo año por diferencias con el gobierno, su legado fue inmortalizado en actos como la colocación de su retrato en las escuelas en 1879.
Tras su retiro, se dedicó a actividades filantrópicas, consolidando su lugar como uno de los mayores defensores de la educación en Panamá.
Manuel José Hurtado dejó una huella indeleble en la educación panameña al impulsar su modernización y sentar las bases de una educación como pilar del desarrollo nacional. Su visión transformadora lo llevó a fundar instituciones educativas clave, como la Escuela Normal de Varones y las primeras escuelas para mujeres, de las cuales egresaron las primeras generaciones de maestros y maestras panameños.
Por su invaluable dedicación a la educación popular, ha sido reconocido como el ‘Padre de la Instrucción Pública en el Istmo’ a través del tiempo. En honor a su legado, el 1 de diciembre, fecha de su nacimiento, fue declarado Día del Maestro en la República de Panamá. En esta fecha se otorga la Orden Manuel José Hurtado, el máximo reconocimiento para los educadores panameños.
Su legado perdura en Panamá como símbolo de la importancia de la educación para el progreso social. Su trabajo estableció las bases del sistema educativo panameño y es recordado como un visionario que entendió la educación como el motor del desarrollo.
El Día del Maestro en Panamá es una oportunidad para honrar la vocación y dedicación de los educadores, quienes desempeñan un papel esencial en la formación de ciudadanos con principios y valores sólidos.
En esta fecha también se entrega la Orden Manuel José Hurtado, el máximo reconocimiento del Ministerio de Educación, que exalta la labor y compromiso de los docentes en su misión de enseñar y transformar vidas. Esta distinción, creada en 1959, celebra el legado de Hurtado como un visionario y defensor de la educación popular en el país.