La Ciudad de Saber conmemoró su vigésimo quinto aniversario de fundación con una siembra de banderas en el área de Clayton.
- 06/03/2024 00:00
- 05/03/2024 21:38
Al grito de ¡no más violencia!, ¡no más opresión ni explotación!, las mujeres panameñas salen a las calles este 8 de marzo para conmemorar su día, reclamar espacios y recordar conquistas. Las mujeres exigen un nuevo Estado, uno que las represente.
Las organizaciones feministas están convocando a la población a participar y movilizarse activamente para denunciar la violencia de género, el desempleo y la falta de oportunidades que se da principalmente en las provincias de Bocas del Toro, Darién, Colón y las comarcas indígenas, donde se mantienen los mayores índices de pobreza.
Hicieron un llamado a la unidad, en una marcha única, con las consignas propias de las reivindicaciones. “Vamos a ir unidas a exigir un nuevo Estado”, dice Priscila Vásquez, una de las organizadoras de la marcha.
La manifestación en el contexto del “Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras” se dará en distintos puntos del país, a partir de las 4:00 de la tarde. En Panamá, la marcha saldrá del parque Porras hasta el anfiteatro de la cinta costera, donde habrá un mitin. En la provincia de Chiriquí, el punto de encuentro es la plaza Romero. En Bocas del Toro, la plaza Changuinola. En Veraguas, la plaza Central de Santiago.
Los grupos feministas han elaborado una lista de peticiones. Exigirán que se implementen acciones que detengan las violaciones de los derechos laborales de las mujeres, en especial en los sectores del comercio, turismo y servicios donde –aseguran– hay jornadas que sobrepasan las ocho horas y donde no se cotiza seguro ni se pagan prestaciones sociales. Y donde las mujeres trabajadoras permanecen con altas temperaturas y tienen que estar de pie durante toda la jornada laboral.
En su agenda hay temas sociales y políticos. Por ejemplo, proteger el patrimonio, fortalecer la administración y optimizar la atención de salud en la Caja de Seguro Social y el derecho a pensiones y jubilaciones dignas. Aunado a lo anterior piden asegurar el acceso a una educación integral de salud sexual y reproductiva para prevenir y erradicar la violencia a mujeres y adolescentes.
Al Instituto de Estadística y Censo y otras organizaciones gubernamentales piden contar con estadísticas actualizadas y segregadas por sexo, edad y territorios.
Uno de los reclamos está dirigido a la ministra de Trabajo, Doris Zapata, para que se reglamente la Ley N°. 321 de 2002, que aprobó el convenio 190 de la Organización Internacional de Trabajo, que establece el derecho a una vida libre de violencia y acoso. Dalys Batista, otra de las organizadoras de la marcha, exigió al Estado cumplir con los compromisos que ha suscrito en materia de derechos humanos.
En el tema político y en el contexto de una campaña política, la activista aseguró que no permitirán que haya más de lo mismo. No aceptarán el miedo, la propaganda sucia, el clientelismo y la corrupción como métodos con los que el poder económico y sus cómplices piden al pueblo “contentarse” solo con emitir un voto.
Por último, los grupos feministas castigaron el asesinato de 9.000 mujeres y 14.000 mil niños por la guerra Israel-Hamás.
Las mujeres representan el 49,5% de la población panameña. A un año de cumplirse medio siglo de la primera celebración del “Día Internacional de la Mujeres Trabajadoras”, los grupos feministas recordaron las luchas históricas de las panameñas para ganarse el derecho a participar en la toma de decisiones y recibir las mismas oportunidades.
En una sociedad con una ideología patriarcal, la lucha de las mujeres panameñas por sus derechos ha sido larga y constante. Va desde el derecho al sufragio hasta el reconocimiento de la licencia de maternidad, entre otros. “Nadie nos regaló el derecho al voto ni a ser elegida”, explica Briseida Barrantes, feminista y luchadora social. Entre las figuras más representativas de la lucha está Clara González, la primera abogada, que impulsó el derecho al sufragio de las mujeres. Otra importante es Marta Matamoros que impulsó la licencia de maternidad, aunque ella no tenía hijos.