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Osvaldo Ayala: ”No me imagino estar un día sin el acordeón en el pecho”
- 06/11/2022 00:00
- 06/11/2022 00:00
Osvaldo Ayala lleva el acordeón adherido al cuerpo. Desde los cinco años sus pequeños dedos curiosearon el sonido que emitían sus teclas y de ahí en adelante pasó a ser como una extensión de sus brazos. Ahora no se imagina una vida sin el fuelle en el pecho. Su talento único, que desarrolló de oído, le permite recordar las 3 mil canciones que forman su repertorio. El acordeón es su medio para transmitir sentimientos al público y para ello cuenta con más de una docena, porque cada uno tiene una afinación diferente.
De porte sencillo, y como todo artista un poco vanidoso, el escorpión de Paritilla representa un ícono en la música típica panameña, cargo que le han dado sus años de carrera. Fue nombrado embajador Cultural de Panamá en 1995, cargo que lo ha llevado por el mundo alternando escenarios con artistas —tan famosos como él— de diferentes géneros. Dice que le gusta cantar “en plenitud de facultades”, es decir, no estar afónico o cansado, por eso trabaja dos o tres veces por semana, para no desgastar la voz o el cuerpo. El cuerpo todavía le aguanta, y la voz, dice que la tiene tan clara y entonada como hace más de 50 años, cuando empezó su carrera.
Sí, desde los seis años. La historia es que mi padre le compró un acordeón a mi hermano mayor de regalo de Navidad y cuando entraron a la escuela, yo por ser el más chico me quedaba en casa. Entonces a los cinco años empecé a golosear el acordeón de mi hermano y fui sacando canciones infantiles.
Jamás. Yo escuchaba la radio, a los maestros de aquella época, Dorindo Cárdenas, Ceferino Nieto, Yin Carrizo y aprendí todas esas canciones.
Totalmente. El acordeón es parte de mi cuerpo, no me imagino estar un día sin el acordeón en el pecho. Es el medio por el cual podemos transmitir sentimientos, vivencias, historias, a través de su sonido. Si tocamos en notas mayores podemos expresar momentos alegres, si tocamos en menores serían momentos melancólicos, medio tristones, pero todo se hace a través del acordeón.
Tengo 17.
Dependiendo del espectáculo y las canciones que vamos a tocar porque todos tienen afinaciones diferentes. Los sonidos son diferentes.
Yo llevo como cinco, con eso basta. A veces cuando hago giras internacionales me llevo muchos más porque hay que tener de todo. Es toda una logística y una mística.
Siempre he tratado de mantener una gran distancia entre mi vida privada y mi vida artística. La última exige muchas cosas, mucha dedicación al proyecto musical y gracias a Dios he logrado llevar las dos cosas de una manera especial, efectiva.
No (risas), siempre estoy tocando por ahí.
Sí, requiere de mucho esfuerzo. Tengo dos hijas y de pequeñas muy pocas veces estaba en casa yo, siempre estaba viajando y trabajando.
Ellas lo entendían. De hecho, mi hija menor escribió algunas canciones para mí. Ellas no se dedicaron a la música, tienen su profesión. Pero la mayor grabó conmigo una canción de navidad cuando tenía siete años. Ellas lo llevan en la sangre, lo que se hereda no se hurta dicen (risas).
No es fácil. Te voy a contar todo a través de un ejemplo interesante. Los caballos que corren en el hipódromo —siempre les digo esto a quienes me preguntan cómo me siento si estoy en primer o segundo lugar— es como el hipódromo. En una carrera normal los cinco primeros caballos cobran, del sexto para atrás dejan de cobrar a menos que sea un clásico. El asunto es estar entre los caballos ganadores, no importa la posición. En algún momento, y a todos los artistas del mundo nos pasa, estás en primer lugar o luchas por llegar a primer lugar. Cuando llegas tratas de consolidarte ahí y luego vas bajando de posición, pero siempre mantente entre los cinco. Eso se hace a través de buena música, buenas canciones, responsabilidad y un montón de elementos importantes.
(Risas) todo mundo me pregunta: oye, bajaste de peso, ¿quién te operó? Yo contesto, el doctor susto porque me dio un infarto. Yo pesaba más de 300 libras. Es más, una persona importante me buscó porque un doctor brasileño iba a hacerme la cirugía gástrica gratis, para que fuese el conejillo de indias. Era para mostrar que tuviese un efecto multiplicador. Pero quince días antes me dio un infarto, entonces se lo dieron a otra persona bien conocida, lo operaron y le fue muy bien. Entonces el doctor me dijo: ¿qué hacemos contigo? Si te operamos esas grapas en el estómago van a rozar con el acordeón y se te van a reventar. El caso es que hice dieta. He probado todas las dietas del mundo. La que me ha resultado últimamente es arepa, tuna en agua, tacos, pan integral. He eliminado las frituras.
Eso sí, yo fui un mal gordo, nunca me gustaron los dulces. Me gustaban los chicharrones y los pastelitos de maíz nuevo. Ahora de vez en cuando en el interior si me invitan yo lo como con mucho gusto. Pero he bajado 130 libras.
Yo camino, el acordeón y las tocadas me hacen sudar mucho también. Se suda antes del concierto y durante. Yo tomo multivitamínicos y más nada, comida sana.
Nada. Quisiera hacerlo porque la vez pasada le dije a un amigo que me quería quitar la papada después de haber rebajado, pero como estaba cachetón se me escurrió. Pero dice el doctor que tengo que quedarme como tres meses con unas vendas alrededor de la cabeza porque es cirugía. No me atrevo a eso. Solo me puse cabello en la cabeza. Me quiero quitar los cachetes (risas).
Yo, vino tinto por orden médica. Me quitaron el whiskey y todo, pero me dejaron el vino tinto.
Antes tomaba whiskey como cualquier músico, era la moda. Pero yo era muy considerado, no me 'jumaba' así, porque si me caía quién me cargaba (risas).
No, eso no. La única droga mía era la comida, pero la tuve que dejar.
De la mayoría, aunque ahora tenemos la ayuda de los Ipod y ahí están las canciones (la lírica). A mi jamás se me olvida la música, una que otra letra sí, aunque para eso está la tecnología.
La inversión es muy alta en términos de equipo de sonido, transporte para el equipo, el bus para los compañeros, pero a veces hay momentos buenos que hay éxito y la paga es buena.
Eeeh, yo creo que sí, a veces las cosas son muy buenas, pero a veces no. Tú estás en un concierto y de repente, cae un diluvio y se acaba el concierto.
Uno tiene que saber que hay cosas que no dependen de uno, por ejemplo, una lluvia, una tormenta, se va la luz, cosas que uno no controla, pero siempre se está con el positivismo adelante. En general me va bien. Cada artista tiene su público, pero es muy fiel a cada artista y hay muchos acordeonistas buenos en Panamá, excelentes.
Yo soy economista, pero no lo ejerzo. Cuando me gradué trabajé un tiempo, pero no ahora. Hay tanto que hacer en esto de la música, las grabaciones, la producción. Aprovecho el espacio, los problemas que se dan como en mi caso. ¿Has visto una serie que se llama “noticia de un secuestro”? Resulta que el fondo musical de esa serie es una canción mía, “Anhelos”. Estoy en ese problema.
Mis abogados panameños y colombianos están haciendo los trámites porque se eliminó mi nombre. No me dieron el crédito. Yo no he visto la serie, pero es una canción que yo hice en 1974, yo la hice. No me pidieron permiso como autor, pusieron a otra persona y la serie está en 240 países. No tiene mi voz, pero sí mi canción, mi letra, mi música, pero cantada por otra persona. La serie es una producción chileno-colombiana para Amazon Prime.
Me lo mandaron de Estados Unidos: Mira tu canción está aquí. Y cuando busco los créditos, porque uno como autor siempre busca eso, veo que no está mi nombre. Aún no es demanda, no conozco los términos legales la verdad, pero sí tengo un equipo de abogados colombianos que están manejando el tema. Ahora contratamos a los colombianos que son especialistas en eso, que tienen mucha experiencia en series y esas cosas. Nos los recomendaron como gente importante en esa gestión.
No. Pero ha habido, como en todos lados, personas que hacen un evento aquí, o fuera de Panamá y de repente te quedan mal. No te pagan. Pero no me han manejado mal el dinero. Hacen la contratación y se han ido. Me ha pasado un par de veces, pero a muchos sí les ha pasado.
No, para nada. Estoy muy agradecido porque la gente me saluda, se me acerca. Tienen siempre buena voluntad hacia mi persona.
Bueno, gracias a Dios yo he hecho en la música de todo. He grabado, en un tiempo fui el acordeonista que grababa en los estudios de Emilio Estefan, grabé con Thalía, con sinfónica, fui parte del Grammy tropical que ganamos con Rubén Blades. Escribí dos de las 16 canciones de ese álbum y las canté con Rubén. Me gustaría que Dios me siga bendiciendo con salud y yo sigo cantando. Tú sabes que a estas alturas de la vida yo sigo cantando en las mismas tonalidades de hace 30 o 40 años. Además, la velocidad de digitación, es decir, cómo recorres el teclado, yo gracias a Dios lo hago perfecto.
No, mientras Dios me permita seguir cantando y tocando yo soy feliz. Soy feliz con mi acordeón y cuando veo esa respuesta del público soy sumamente feliz.
Yo quisiera motivar a las nuevas generaciones a que se interesen por el instrumento. Siempre en mi mente estuvo abrir una escuela para niños. He estado pidiendo apoyo, pero no lo he logrado. He hecho tutoriales eso sí.
A los diferentes gobiernos. Queremos una infraestructura para eso, una casa, que los niños puedan ir y les damos la clase. Ya había convencido a dos o tres amigos que también dieran clases ellos. Ahora voy a volver a hablar. A través del Ministerio de Cultura lo que hicimos fueron tutoriales virtuales durante la pandemia.
Ellos, los compositores, me presentan las canciones. Siempre trabajé con dos o tres que lo que me daban era un éxito. Uno ya falleció, que era Carlos Cleghorn, que hizo “El pañuelito”. Con Eddy Gutiérrez también trabajo mucho.
Hay canciones de catálogo en el repertorio que nunca pueden faltar. De las mías, la que más me gusta es “Anhelos”. Y de otro compositor, la que yo diría que es más icónica se llama “Los sentimientos del alma”. Esa fue hecha en los años 30s, del señor Chico Ramírez y la letra de Leónides Cajar. El amor es la fuente de la creatividad musical.
Esa canción no la escribí yo. Lo que pasa es que yo siempre tenía un intercambio con las disqueras colombianas. Nosotros les mandábamos canciones nuestras y ellos nos mandaban a nosotros. Por ahí surgió lo de “Anhelos”. Y ellos la grabaron con Claudia de Colombia y Alfredo Gutiérrez, Oscar De Léon, por ejemplo.
Yo también he cantado salsa. Pero en vallenato quizás lo haría, me fue muy bien en el mercado mexicano. ¿Tú sabes quién era Israel Cachao López, el señor del bajo que tocó con Gloria Estéfan, que lo descubrió Andy García en los Reyes del Mambo?, ese fue mi director musical en Miami cuando grabamos todos los temas en salsa. Era antes de la invasión, debíamos tener un producto para poder trabajar, hacer las giras en Estados Unidos. Hemos hecho tantas cosas. En la pandemia sacamos “A mi manera”, de Frank Sinatra, eso corrió por todas las redes sociales. Hay cosas que se pueden hacer.
Reguetón, no me interesa. Me gusta la salsa, eso sí, me encanta. El vallenato también.
No. Cuando me estoy aprendiendo una canción la canto en el carro (risas).
Algunas vivencias, por ejemplo, cosas que vienen espontáneas. También por gente que me cuenta una historia. Te pongo un ejemplo: cuando Rubén Blades hizo La Rosa de los Vientos, ellos convocaron a compositores panameños a entregarles canciones para el álbum. Recogieron 180 canciones de panameños. Nada más iban a escoger 16. A mí me pidieron canciones, pero yo, la verdad, que estaba enredado. Una semana y media antes de que cerrara la convocatoria mandé mis dos canciones, le encantaron a Rubén y se grabaron. Las hice el mismo día las dos, están en el álbum y ganamos Grammy.
Adivina dónde hice yo “Anhelos”. Venía de un baile con el chofer, íbamos por cerro Campana. Venía yo atrás medio dormido y me vino la melodía a la cabeza y cogí un papelito y lo escribí. Eso me llegó, de la nada. Fue espontáneo. De repente una inspiración divina de nuestra patrona Santa Cecilia. Recuerda que todo lo que hacemos y tenemos viene de allá arriba. Yo soy creyente. Toco gratis en las iglesias y en el hospital psiquiátrico, antes en la cárcel Modelo el día de la virgen de las Mercedes.