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- 26/10/2019 00:00
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El año de 1941 marca un hito en lo que se refiere a la historia de la ciudad de Panamá, debido a las transformaciones que empezaban a definir la entrada de cambios tecnológicos en su funcionamiento.
Ese año se elimina el servicio de tranvía que había existido desde 1913, que es reemplazado por la irrupción de las chivas y el automóvil, elementos vitales para la expansión de la ciudad.
En ese momento se atestigua también la presentación del primer Plan Regulador para la ciudad de Panamá, comisionado al urbanista austríaco Karl Brunner (1887- 1960).
Brunner habría sido asesor del gobierno de Chile (1929-1932), donde elaboró más de 300 estudios para Santiago y otras ciudades de ese país. Seguidamente sería asesor del gobierno colombiano (1933- 1948), donde dirigiría la elaboración de planos reguladores e intervenciones de diverso tipo para Medellín, Manizales, Cali y principalmente, Bogotá, además de organizar el primer departamento de urbanismo para la capital colombiana.
Tanto en Chile como en Colombia destaca por iniciar el desarrollo de las cátedras de urbanismo en las universidades públicas de estos países.
La tarea de Brunner en Panamá consistía en la elaboración del 'Informe sobre Desarrollo Urbano y el Plan Regulador de la Ciudad de Panamá', además de presentar un borrador de Reglamento de Urbanizaciones, base para la normativa aprobada mediante Ley 78 de 1941.
Durante el proceso de elaboración de este informe, Brunner diagnostica que los principales problemas urbanos de la ciudad de Panamá eran, la existencia de una vialidad mal articulada, el estado de hacinamiento de la población y la falta de respuesta por parte del Estado al tema de la vivienda popular, situaciones que consideraba serían un freno para su adecuado desarrollo.
De acuerdo con el libro del geógrafo español Ángel Rubio, Ciudad de Panamá, las tres copias existentes del Plan Brunner desaparecerían misteriosamente del Ministro de Obras Públicas, de la Asamblea Nacional y la Presidencia de la República, el 8 de octubre de 1941, junto a los 25 planos que lo conformaban.
Rubio indica en su libro que, “la desaparición simultánea de todos estos documentos me reafirma en la creencia de que fueron maliciosamente destruidos en el afán muy nuestro de destruir lo que hacen quienes nos adversan políticamente, aunque, como en el presente caso, se tratase de algo altamente conveniente para la Nación”.
Revisando los antecedentes sobre la planificación urbana en Panamá, la elaboración del 'Plan Brunner' puede interpretarse como un intento por dar cumplimiento a una normativa de 1928, que “ordenaba el levantamiento de planos de mejoras y desarrollo en la capital de la República y cabeceras de las provincias”, intento que hasta la fecha en que Brunner llega a Panamá, no habría sido materializado.
Este intento de 1928 por generar un plano de la capital y las cabeceras de provincias, buscaba incorporar consideraciones estéticas, además de las necesidades del tránsito con el fin de, “preparar el futuro desarrollo de las ciudades mediante bases completamente modernas”.
Estos planos estarían pensados para ser una suerte de plan regulador, por lo cual “no podrían ser alterados en ninguna forma y no se permitirían urbanizaciones, como tampoco ninguna construcción, apertura o prolongación de nuevas calles, que no se encontrase en conformidad con los planos elaborados”.
Dos decretos de 1929 dan a entrever, que esta aspiración de regular un crecimiento que ya se percibía como desordenado, no lograban materializarse. Así tenemos que el gobierno se vio obligado a promulgar un primer decreto en enero de 1929 que indicaba a las autoridades urbanísticas que no podrían otorgar permisos de construcción sin el visto bueno de la Secretaría de Agricultura y Obras.
Para octubre del mismo año se promulga un nuevo decreto que obligaba a presentar un plano con subdivisiones a la Secretaría de Agricultura y Obras, a aquellos propietarios que tuvieran el propósito de subdividirlo en fincas de urbanización.
La promulgación de sucesivos decretos entre 1944 y 1947 con el fin de modificar las líneas de construcción establecidas por el 'Plan Brunner' e incorporadas como parte del Reglamento de Urbanizaciones de 1941, para algunas avenidas como la Justo Arosemena, la avenida México y la avenida Central, además de la eliminación de la prolongación de algunas calles y de propuestas de espacio público, dan cuenta de que la afirmación de Rubio sobre la desaparición del Plan Brunner no es del todo cierta, aunque a la fecha no se conozca la existencia de copias de este y de los planos que lo conformaban.
Estas referencias históricas dan una radiografía bastante clara de la resistencia que tradicionalmente ha existido en Panamá a la planificación urbana y los ejercicios de regulación del uso del suelo urbano. Las consideraciones sobre el plano de alineación o servidumbre eran de largo conocidas e implementadas en urbes como París o Barcelona a finales del siglo XIX, siendo instrumentos básicos de ordenación de la ciudad. En Panamá, aún en nuestros días, es difícil encontrar un barrio donde un elemento articulador del espacio público tan básico como la línea de servidumbre, sea respetado.