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Un taller de segundas oportunidades
- 02/09/2024 00:00
- 01/09/2024 17:46
Una roca en la que reza el versículo Juan 3:16 y las instrucciones de vestimenta para las visitas es lo primero que recibe a cualquier persona en el Centro de Rehabilitación El Renacer, ubicado en las profundidades de Gamboa, donde solo se ven el verde de la vegetación y el marrón de la tierra.
Tras las puertas principales de este centro se esconden 16 hectáreas de terreno y 311 hombres (250 condenados y 61 procesados) que después de cometer diversos crímenes aspiran a la reivindicación social, una de las poblaciones penitenciarias más bajas entre todas las cárceles del país.
Una oportunidad para la resocialización inició para diez de los privados de libertad de este centro con la inauguración del taller de costura ‘Hilos de Esperanza’, iniciativa de la Fundación Jesús Luz de Oportunidades en colaboración con el Ministerio de Gobierno (Mingob) y diferentes empresas privadas, a través del programa ‘Oportunia’.
El taller cuenta con diez máquinas de coser, materiales y frases de motivación en sus paredes. Este será un espacio en el que los participantes del programa confeccionarán nuevas piezas a partir de tela de segunda mano, como mochilas, bolsos, cartucheras y más, que luego serán donados.
Para Miguel Ángel Batista, que lleva tres años cumpliendo su pena, poder participar en ‘Hilos de Esperanza’ ha servido como un impulso. Aunque confiesa nunca haber tocado una máquina de coser antes de formar parte del taller, ve esto como una oportunidad para enorgullecer a su familia y superarse a sí mismo.
“Antes de que el programa arrancara sentía que no podía hacer nada, estaba verdaderamente deprimido lejos de mi familia. Una vez me consideraron, empecé a tener ideas para crear mi propia empresa, ayudar a mi familia y no cometer el mismo error que me trajo a este lugar”, dijo a La Estrella de Panamá.
Uno de los mayores soportes de Batista durante todo su proceso de resocialización han sido sus hijos, de quienes ha estado separado desde que inició su condena. Y es que uno de los beneficios de este programa es que con la participación en el taller se conmuta un día de la pena a los 10 privados de libertad.
“Primero que todo, quiero recuperar el vínculo con mis hijos, porque ellos están en Chitré y yo estoy acá. También quiero demostrarles que tienen un buen papá que se pudo superar, ese es mi anhelo, que el tiempo pase rápido”, comentó Batista.
De acuerdo a la fundación creadora de ‘Oportunia’, 1563 de los participantes del programa han sido exitosamente resocializados y son parte de la fuerza laboral, un 39% se mantiene trabajando y más importante, un 91% de sus egresados se mantiene fuera del delito.
En Panamá, la reincidencia carcelaria es del 45%, de acuerdo a cifras proporcionadas por el anterior director del Sistema Penitenciario, Euclides Castillo, lo que también demuestra la importancia de este tipo de programas, especialmente enfocados en dar a los privados de libertad nuevas herramientas para no volver a caer en el delito.
Además, los programas de resocialización combaten diferentes factores que pueden llevar a un individuo a reincidir en la delincuencia como la falta de apoyo social y económico y el estigma y barreras laborales.
Para reducir la reincidencia, es importante implementar programas de rehabilitación efectivos, proporcionar apoyo a la reintegración social y abordar las causas subyacentes del comportamiento delictivo.
El Centro de Rehabilitación El Renacer cuenta con otros programas además del taller ‘Hilos de Esperanza’, algunos de estos son el Taller de Producción Musical, la Granja de Siembra de Hortalizas y el programa ‘Mi Silla Primero’ del Ministerio de Educación (Meduca) en convenio con el Mingob.
Además, todos los privados de libertad tienen acceso a educación primaria, pre media y universitaria dentro del centro así como formación por parte de cursos del Inadeh.
Zury Mendoza, coordinadora de Proyectos y Programas en la Fundación Jesús Luz de Oportunidades, destacó sobre ‘Hilos de Esperanza’ que es una de las actividades que la fundación está realizando en diferentes centros penitenciarios con el fin de llevar a cada uno de los participantes del programa conocimientos técnicos.
Esto servirá para que una vez queden en libertad tengan una preparación que les ayude a recibir empleo, ya sea contratados por una empresa o creando su propio emprendimiento.
“Este es un proceso arduo que se hace junto al centro, específicamente con la junta técnica, viendo que estos muchachos tengan buen comportamiento, que no hayan reincidido en delitos y que de alguna manera tengan voluntad de cambio para participar de las atenciones multidisciplinarias que provee la fundación”, explicó Mendoza a ‘La Decana’.
Uno de los diez participantes que utilizará este taller para afinar sus conocimientos será Jorge Valdés, quien tiene tres años y medio recluido. Antes de cumplir su pena se dedicaba a ajustar ropa con la ayuda de máquinas de coser, pero considera que estar en este taller lo ayudará a potenciar habilidades que ya tenía.
“Lo que yo sabía era achicar pantalones o recoger camisas. Algo que me impulsa a seguir en el programa es poder resocializarme y optar por más conocimientos, para cuando salga tener mi pequeño negocio”, señaló Valdés.
Al igual que él, ‘Hilos de Esperanza’ le brindará la oportunidad de empezar de cero en el campo laboral a los privados de libertad, todo basado en la creencia de que las segundas oportunidades sí existen.