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Las razones detrás del alto precio de los medicamentos
- 03/10/2024 00:00
- 02/10/2024 20:21
Mientras los pacientes sufren por la falta de medicamentos en la Caja de Seguro Social (CSS) y el Ministerio de Salud (Minsa), en las farmacias privadas se venden a precios exponencialmente más altos que otros países de la región y el mundo.
Un tubo de insulina glargina 100u/ml, cuesta en Panamá alrededor de 38 dólares, mientras que en Colombia se consigue a $6.84. En Panamá hay alrededor de 450 mil personas con diabetes, según cifras del Minsa, muchas de las cuales dependen de este y otro medicamento.
Doce unidades de esta insulina en Panamá al año (una por mes) equivale a unos 456 dólares anuales, en un país donde el salario promedio ronda entre los 600 y 800 dólares. Comprar la misma cantidad en Colombia tendría un costo de 82 dólares, 374 dólares menos cada año.
No es sólo la insulina, cientos de medicamentos de la Canasta Básica de Medicamentos (Cabamed) monitoreada por la Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia (Acodeco) tienen precios exponencialmente más altos en Panamá en comparación con otros mercados.
El precio promedio del antibiótico amoxicilina en Panamá es de $8.91, mientras que en Colombia se puede comprar a $3.77 y en España a $3.54. La amlodipina, usada para regular la presión arterial, cuesta en promedio $0.69 en Panamá, $0.12 en Colombia y $0.04 en España; la loratadina, un antialérgico frecuentemente utilizado, cuesta en promedio $0.67 en Panamá, $0.42 en Colombia y $0.07 en España.
La comparación fue hecha con base en precios publicados por la Acodeco para julio de 2024, así como cifras del Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia, y el Ministerio de Sanidad de España.
Un informe publicado en 2022 por la empresa especialista en análisis económico, Indesa, comparó los precios de 75 medicamentos en Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Colombia, República Dominicana y Panamá.
Encontraron que el precio de los medicamentos en Panamá era superior a los de la región en el 91% de los medicamentos analizados. “Los precios en Panamá fueron en promedio un 27,8% más altos que los del promedio de la región”, detalló el documento.
Lucas Verzbolovskis, presidente de la Asociación de Representantes y Distribuidores de Productores Farmacéuticos (Aredis) señaló que son los fabricantes de medicamentos, no los distribuidores, quienes fijan los precios.
“Son los laboratorios fabricantes los que determinan el nivel de precios de sus productos”, apuntó Verzbolovskis. “En Centroamérica, Panamá no es el país que tiene los precios más altos, y eso a pesar de que a partir del momento que por ley las farmacias tuvieron que otorgar el 20% de descuento a las personas de la tercera edad y a jubilados, el promedio de precios de medicamentos en Panamá se situó en 20% por encima del promedio anterior. Por otro lado, es conocido que Panamá tiene precios en las farmacias privadas más altos que en España y Colombia”.
Existen distintos factores que pueden impactar el precio que fijan los fabricantes. Colombia y España tiene múltiples laboratorios que fabrican medicamentos, en Panamá hay unos 5. Ambos países cuentan con legislaciones para regular el precio de los medicamentos, lo cual se traduce en que para muchos fármacos el estado cubre la diferencia en precio.
Uno de los factores importantes es la competencia y la aceptación de medicamentos genéricos. La amoxicilina que tiene un precio promedio de $8.91, se puede conseguir en versión genérica a $5.13 en Panamá.
Una de las barreras para entrar al mercado es el proceso de inclusión al cuadro básico de medicamentos. En países como Estados Unidos y Alemania, el proceso toma 1 año, en Francia, Reino Unido y Japón menos de 2 años, y en México unos 4 años. Para que un medicamento entre a Panamá el proceso demora alrededor de 8 años.
“El medicamento innovador es aquel que creó el laboratorio, hizo el descubrimiento y lo patentó. Ellos quedan, si no me equivoco, por 10 años con el derecho exclusivo para comercializar. Y después de ese periodo de tiempo, el mercado se abre y luego entonces se puede hacer los genéricos” explicó Diosa Barahona, jefa del departamento de Información de Precios y Verificación de Acodeco.
“Lo que Panamá debe hacer es atraer más fabricantes de medicamentos innovadores y más fabricantes de productos genéricos”, declaró el presidente de Aredis. “La solución ideal es que los innovadores amparados por patentes abran el camino y al vencer dichas patentes, entren al país los genéricos y así se logren encontrar precios significativamente más bajos que los precios de los innovadores.”
Los precios en las licitaciones de precio único que hace el estado son mucho más bajos que los que presentan los fabricantes en el mercado privado. Verzbolovski detalló que el margen de ganancias bruto para las distribuidoras es de alrededor de 8% en contrataciones públicas y 23% en privadas, antes de descontar gastos.
Aredis agrupa a los principales distribuidores farmacéuticos del país, pero niegan que exista un oligopolio. En Panamá hay más de 1,116 farmacias privadas, de las cuáles los miembros de Aredis son dueños de unas 127. Existe una clara competencia en la venta de medicinas.
Sin embargo, un puñado de empresas aglutina la importación de medicamentos, muchas manejando desde la importación hasta la venta final. “Identificamos la existencia de cuatro grupos empresariales que participan en toda la cadena de valor de los medicamentos y cinco que participan en toda la cadena menos en la venta en licitación al sector público, es decir, que presentan integración vertical”, detalla el informe de Indesa. “El mercado de medicamentos cuenta con un grado importante de concentración en el segmento de importación. Según datos de la Autoridad de Aduanas, los cuatro importadores más grandes concentran el 63.2% de todas las importaciones CIF de medicamentos, los cinco más grandes, el 75% y los ocho más grandes, el 83%”.
Resolver el abastecimiento en el sector público aliviaría el problema de los precios en las farmacias privadas. Si el sistema público funciona, no hay necesidad de comprar medicinas caras. Pero hasta entonces, queda en manos del consumidor informarse a la hora de comprar. “Es cuestión de que el consumidor también se empodere. Hay que tener la información clara, comparar y buscar y no dejarse llevar”, enfatizó Barahona.