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Héctor Gallego, el gran ausente de la JMJ
- 01/02/2019 01:00
- 01/02/2019 01:00
Un sector de la población panameña abrigó la esperanza de que con la llegada del papa Francisco a tierras panameñas el momento sería oportuno para anunciar ‘el martirio o la declaración de santo de la Iglesia católica de Héctor Gallego'.
No hubo ni una sola mención de su nombre, ni de la Iglesia católica panameña —en la voz de Monseñor Ulloa— ni del presidente, Juan Carlos Varela, o del papa Francisco. El momento era propicio para contarle al mundo que el hijo de Salgar, Colombia, no ha sido olvidado en la región de Santa Fe, Veraguas, donde fue secuestrado.
¿Quién fue Héctor Gallego y por qué tratan de olvidarlo? Nacido en Colombia en 1938, arribó a Panamá en 1967.
El 9 de junio de 1971 es secuestrado al amparo de la oscuridad por agentes de la Guardia Nacional, cuyo jefe era Omar Efraín Torrijos Herrera. El sacerdote de 33 años es conducido a la cocina del Instituto Nacional de Agricultura (INA), en la provincia de Herrera.
—Quítenle el crucifijo, ordenó uno de sus captores, luego de que el sacerdote fue puesto en una silla.
Tres estudiantes de la promoción de 1971 estaban en la cocina, haciendo ‘bicherías'. Dos fallecieron ese año, de forma misteriosa. El otro, en la década del 80 presentó un ensayo para un concurso latinoamericano, convocado en Panamá por el Centro de Capacitación Social (CCS), donde se editaba la revista Diálogo Social. Allí se narró lo acontecido con la operación militar, la historia de la llegada de Héctor Gallego al INA y la muerte misteriosa de dos estudiantes de dicho colegio. Nunca se supo de este ensayo ni se conoció quién fue el ganador. Tampoco su autor indagó sobre el resultado. Otras muertes misteriosas, causadas supuestamente por envenenamiento, también tuvieron lugar.
El 14 de julio de 1971, se lee una escueta noticia sobre ‘el suicidio', acaecido el 13 de julio de 1971, del ingeniero Álvaro González Guzmán, director interino de la región 6 del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG, hoy MIDA), en la contraportada del diario oficialista Crítica : ‘…que la familia del ing. González, su esposa y cuatro niños serán amparados por el Gobierno…' Curiosamente, no hay firma...
Veintiocho años después del secuestro de Héctor Gallego, se lee en un extracto de otra escueta noticia en el Panamá América del 13 de noviembre de 1999, la cual refiere que ‘José Martínez se suicidó en la Fiscalía de un disparo'.
EL MARTIRIO DE UN HOMBRE DE DIOS
Santa Fe, Divisa y La Chorrera forman parte del misterio del secuestro. Omar Torrijos era el dictador de turno. ‘Es el responsable histórico', dijo Rubén Darío Paredes, cuando una información de un exmiembro de la Guardia Nacional —GN— reveló los entierros clandestinos en el Cuartel de Los Pumas de Tocumen en 1999. En un principio se pensó que era Héctor. Seis cuerpos se encontraron, a tres se les identificó: Heliodoro Portugal, Andrés Fistonich y Ever Quintanar. ¿Se practicaron pruebas de ADN a cada una de las piezas, en cada cuerpo?
En horas de la mañana del 9 de junio de 1971, dos miembros de la Guardia Nacional se presentaron a Toyopan y Tesa, a retirar un Jeep : capota blanca, color verde, Toyota Land Cruiser, de una flota que había adquirido el IFE. El del ‘mameyazo' (golpe muy fuerte), en la jerga de la Guardia Nacional. Placa C J 7.
Paredes posteriormente fue ministro de Desarrollo Agropecuario. Roberto Díaz Herrera y Omar Torrijos Herrera son primos, ambos de Veraguas. Álvaro Vernaza era el administrador del INA y había trabajado en el IFE. El jefe de la zona de Veraguas era Eros Ramio Cal; Edilberto Del Cid, era jefe de los ‘macho de monte'; Ricardo Garibaldo, jefe del Cuartel de Los Pumas de Tocumen; Olmedo Miranda -capitán Chichica-, procurador general de la Nación.
En el hotel El Piramidal se produjo un incidente, dado que el jefe civil de la zona, Rafael ‘Pito' Murgas, se negó a firmar el oficio al jefe militar en horas de la madrugada, en su residencia, para desalojar a los campesinos en las afueras del cuartel, quienes reclamaban a Héctor Gallego.
Murgas era el Gobernador de la provincia de Veraguas. Esto le costaría el cargo, nombrándose a Efebo Díaz, hermano de Roberto Díaz, como nuevo gobernador.
En la historia de crímenes que han estremecido a la humanidad, se habla de la muerte misteriosa de personas que estuvieron cerca al entorno de los hechos. El caso de Héctor Gallego parece que no escapa al misterio y olvido. La historia se repite.
El ingeniero González estaba en Santiago, descansando en su residencia. Tres sujetos le pidieron prestado el vehículo. Uno era moreno.
Otra versión señala que fue el que manejó el vehículo. ¿Se suicidó ingiriendo una dosis de insecticida (Folidol), en su oficina, que quedaba cerca del Cuartel de la Guardia Nacional, ambos en Panamá Viejo?
Un compañero de trabajo lo recuerda a tantos años del hecho. ‘Era taciturno, callado, había que sacarle las palabras, de poco hablar. Quedamos sorprendidos cuando conocimos de su muerte. Todo fue un misterio. Cuando llegué a primeras horas de la mañana, ya estaba el ataúd en la Iglesia Cristo Rey, un compañero de trabajo me dijo: ‘acaba de salir Omar, entró, levantó la ventanita para ver el cadáver, asintió con la cabeza, lo cerró y se retiró inmediatamente'.
El 22 de septiembre de 1999 se exhumaron los cuerpos encontrados en el Cuartel de Los Pumas de Tocumen. Martínez era el enlace de la Policía Nacional con la Fiscalía Auxiliar. Los amigos lo recuerdan como ‘un joven servicial, atento, respetuoso'.
Un familiar cercano me dijo: ‘es Héctor, la ropa —camisa y pantalón enrolado— igualito que la foto de aquel año de 1971; la moneda del centenario, la correa. Cuando bajamos, conté un paso y el cráneo con un trapo vendado... En la Iglesia San Francisco de Paula, el entierro de José, todo fue un misterio'.
Acerca del caso de González y Martínez, los diarios publicaron una sola noticia, para después no volver a hablar del tema.
‘¿Por qué Colombia se olvidó de Héctor Gallego? La llegada del papa Francisco era el momento para contarle a la juventud que asistía a la JMJ quién fue Héctor Gallego'.
En medio de las investigaciones del secuestro de Héctor Gallego, se han producido cuatro muertes: dos suicidios y dos muertes que para muchos son unos ‘suicidios y muertes misteriosos'.
En Colombia durante estos años han guardado silencio acerca del destino del prelado, donde los entendidos lo atribuyen al Tratado de Montería. Mientras que allá, el presidente Santos ordenó al ejército buscar los restos de Camilo Torres, sobre Gallego no ha dicho una sola palabra.
¿Por qué Colombia se olvidó de Héctor Gallego? La llegada del papa Francisco era el momento para contarle a la juventud que asistía a la JMJ quién fue. ¿Por qué el olvido del Gobierno Nacional, la Iglesia católica de Panamá y del papa Francisco? Mientras que unos lo olvidan, otros lo seguimos buscando.