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La investigación urbana: su evolución en el caso de América Latina y Panamá
- 29/10/2022 00:00
- 29/10/2022 00:00
A la par de la explosión urbana que se da en América Latina a partir de la Segunda Guerra Mundial, surgen centros de investigación interesados en describir, estudiar y teorizar sobre los mecanismos y dinámicas que daban forma a las ciudades de la región. En el artículo, “Los estudios urbanos en América Latina: un espejo donde mirarse” (2016), los autores Fernando Carrión y Manuel Dammert Guardia, de la Universidad Católica Pontificia de Perú, realizan un análisis sobre lo que ha sido la evolución en los temas y los abordajes de la cuestión urbana en la región, del cual sintetizamos algunos hallazgos de relevancia.
De acuerdo con estos autores, “se pueden identificar tres 'momentos' en los que se han propuesto lecturas comprensivas sobre la situación de la agenda urbana en América Latina. Un primer período abarca desde la Segunda Guerra hasta fines de 1970, con cerca de tres décadas de vigencia; el segundo período comprende las décadas de 1980 y 1990, con 20 años de existencia; y el último período se refiere a este siglo con, por lo pronto, lo que va del siglo XXI. Teniendo cada período una duración menor respecto del anterior o que la velocidad del cambio es mayor que antaño”.
En un primer período, –desde la Segunda Guerra Mundial hasta inicios de 1980–, “los grandes temas estuvieron vinculados a lo que se llegó a caracterizar como la 'urbanización latinoamericana', concepto que hace referencia, por un lado, al acelerado y polarizador proceso de urbanización y, por otro, a una ciudad compuesta por dicotomías entre lo formal y lo informal, lo legal y lo ilegal”.
Carrión y Guardia continúan señalando que, “las décadas de 1980 y 1990 representaron un momento de inflexión importante en la investigación urbana, porque la ciudad y sus relaciones cambiaron. El crecimiento de las periferias adquiere una nueva expresión: ya no proviene de la presión demográfica sino de la especulación sobre el suelo. Así se destaca que el suelo urbano en las áreas 'periféricas' tiene un crecimiento estimado en cuatro veces más que la población”. Por el contrario, los centros urbanos van perdiendo población y vitalidad económica.
En el más reciente período, –que según estos autores, se inicia con el siglo XXI–, “se van a discutir las transformaciones en la estructura y forma urbanas tomando como criterios centrales las acciones del capital privado, las dinámicas en que lo global se vincula de manera desigual y fragmentada con el espacio urbano, como temas centrales. Se va a reiniciar un período importante de debate respecto al papel de las centralidades urbanas y del carácter aparentemente policéntrico que adoptan las principales ciudades de la región”.
En Panamá durante el período de posguerra y hasta finales de la década de 1980, se realizaron estudios urbanos que se centraron –al igual que en otros países de la región– en entender el problema urbano desde la cuestión de la vivienda informal y la producción de la vivienda popular, tanto en su vertiente de casco urbano, como de periferia suburbana. Los programas de vivienda social que llevó adelante el Estado desde la existencia del Instituto de Vivienda y Urbanismo (IVU) en 1958, y luego durante la década de 1970, con la creación del Ministerio de Vivienda (Mivi), parecen haber tenido una fuerte influencia en generar interés por el estudio de la vivienda urbana para las clases populares.
A partir de este período la producción de estudios urbanos ha sido fragmentada, dispersa y de esfuerzos, en muchos casos, más individuales qué institucionales. Han faltado en el país entidades académicas, o que, incluso, del sector privado, promovieran la investigación urbana como una fuente de conocimiento de referencia para la toma de decisiones sobre la ciudad. La debilidad en materia urbanística de las instituciones públicas a cargo de este tema acaso haya influido en esta situación.
Durante la década de 1990 los mayores esfuerzos por realizar estudios urbanos estuvieron vinculados a la realización de dos grandes proyectos de planificación urbana y territorial. Por un lado, el plan de desarrollo urbano de las áreas metropolitanas del Pacífico y del Atlántico, y por el otro, el plan regional para el desarrollo de la región interoceánica, realizados como consultorías para el Mivi y la extinta Autoridad de la Región Interoceánica (ARI). Estos estudios se hicieron en el marco de la integración de las tierras revertidas por el Gobierno estadounidense a Panamá, en un momento de crecimiento urbano acelerado y liberalismo económico.
Por último, en el referido artículo se señala que “el derecho a la ciudad definido como el vínculo político que los individuos y las colectividades deben tener en las transformaciones de las ciudades” ha tomado un papel preponderante en la agenda de investigación urbana actual. Así, el derecho a la ciudad es el derecho –con los deberes que conlleva–, de la ciudadanía a construir una ciudad reivindicada ante esa comunidad, para satisfacer las libertades y los derechos fundamentales”.
El vacío existente en cuanto a centros de investigación o estudios urbanos en Panamá ha sido llenado, durante lo que va del siglo XXI, por consultorías realizadas y/o financiadas por los organismos multilaterales. Estos proyectos, si bien han permitido la producción de datos y conocimiento valioso para el país, por su naturaleza global o regional, han dejado pendientes temas de investigación que explican las particularidades del caso panameño en cuanto al desarrollo urbano.
Se hace necesario el fortalecimiento y la creación de una institucionalidad que facilite el desarrollo de estudios enfocados en responder preguntas sobre el crecimiento y dinámicas urbanas, en nuestra muy propia particularidad. Este fortalecimiento debe incluir tanto el mejoramiento de las capacidades de las instituciones llamadas a conservar la memoria histórica de la nación –como los Archivos Nacionales y la Biblioteca Nacional–, de aquellas entidades encargadas de la generación de datos país –como el Instituto Geográfico Nacional y el Instituto Nacional de Estadística y Censo–, así como la creación de centros y/o institutos enfocados en producir estudios urbanos de forma sistemática y constante.