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Inseguridad no da tregua; autoridades achacan violencia a las pandillas
- 30/10/2021 00:00
- 30/10/2021 00:00
Muertos a tiros, ejecutados y nueve baleados en menos de 24 horas. Panamá enfrenta una cadena de hechos de sangre que parece desbordar a las autoridades ante una espiral de violencia ligada al pandillaje, cada vez más intensa y generalizada.
La reciente balacera ocurrida la madrugada de este jueves en una discoteca del Casco Antiguo –uno de los principales atractivos turísticos del país–, que dejó cinco muertos y siete heridos, es el último episodio del aumento de la inseguridad en que vive la población.
El Ministerio Público (MP) mantiene abierta una investigación sobre el caso, siendo la principal línea de las pesquisas la guerra entre grupos del crimen organizado.
Rafael Baloyes, fiscal superior de Homicidios y Feminicidios, explicó que el hecho comenzó cuando una persona abrió fuego dentro del centro nocturno, donde se desarrollaba un concierto, asesinando a cuatro individuos. Los acompañantes de estos últimos respondieron con disparos abatiendo al tirador, sobre el cual el fiscal no precisó a que grupo delincuencial pertenecía.
Tras lo ocurrido, la Policía Nacional comenzó un operativo en conjunto con el MP, dando con la captura de dos sujetos en un vehículo ubicado en el corregimiento de Juan Díaz. Al momento de la aprehensión se estableció que uno de los ocupantes era hermano de una de las víctimas y que dentro del auto se halló un arma de fuego.
El fiscal precisó ayer viernes, en una conferencia de prensa conjunta con el director de la Policía Nacional, John Dornheim, que de los cinco muertos, tres fueron identificados como miembros de la pandilla conocida como “Los Galácticos”.
“Este acto fue cometido entre grupos pandilleriles (sic). Si bien es cierto y lamentamos el fallecimiento de estas personas, algunos de ellos están ya vinculados a hechos (delictivos) anteriores o habían sido heridos por arma de fuego, blanca o habían purgado pena en el Centro Penitenciario La Joya”, señaló Dornheim.
Hasta el momento se registran siete heridos en este caso y por el momento no se les relaciona con el atentado, dijo el fiscal Baloyes quien pidió a la población abstenerse de participar en actividades “que tengan un vínculo con grupos criminales”.
La Policía informó posteriormente, en un comunicado, de la captura de dos personas presuntamente relacionadas con los hechos en San Felipe.
En opinión del sociólogo Roberto Pinock, el aumento de estos hechos de violencia –dados incluso a la luz del día en zonas públicas y concurridas– son “indicios claros” del avance del “gran crimen organizado” y las dificultades del Estado para enfrentarlos.
“Aun con el esfuerzo que pueda hacer la justicia o la Policía, el país enfrenta esta situación con instituciones débiles. Eso lo complica todo”, apunta el también docente universitario e investigador, que ubica a los jóvenes más pobres –en contexto de desigualdad– como las principales víctimas de las bandas delicuenciales.
“El crimen organizado encuentra un terreno fértil en la desigualdad. Y no solo es eso, porque hay gente con necesidades básicas insatisfechas que buscan una posibilidad de resolverlas, sino también, las mismas bandas presionan a las nuevas generaciones para que se incorporen a sus filas, de no hacerlo son acosadas”, señaló Pinock.
El investigador explica que la bandas trabajan el reclutamiento, entre otras cosas, explotando estas vulnerabilidades. “Si esos muchachos no tienen otra opción de moverse a otra casa u otro lugar, ante la falta de recursos o acceso a la vivienda lejos de ese ambiente, se ven acorralados. Entonces, ¿quién defiende a esa juventud para que no termine en las pandillas? Es claro que el Estado no está cumpliendo ese rol de proteger a la población”, puntualizó.
Al final, reafirma el sociólogo, se crea un círculo vicioso en el cual los fondos que deberían destinarse para ir a la raíz de los problemas sociales que empujan a los jóvenes al pandillaje, terminan en el último eslabón de la crisis, la represión.
Aparte del caso de San Felipe, se registraron cuatro muertes este viernes.
Una fue el hallazgo de tres cadáveres en el sector de Guna Nega. Sobre el cual el jefe de la Policía aclaró ayer que no guardaban vinculación con lo ocurrido en la discoteca. Sin embargo, se conoció que los cuerpos se encontraban maniatados, por lo que las autoridades no descartan que se trate de una ejecución.
Pasado el mediodía del viernes, otra persona fue asesinada en el área de La Cabima por personas que dispararon desde una moto.
Un día antes, el jueves en la tarde, una pareja con un bebé resultaron heridos de bala luego de que su auto fuera tiroteado por dos sujetos en el área de Betania.
El pasado 9 de septiembre, el ministro de Seguridad, Juan Pino, aseguró que “no había inseguridad en el país”.