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- 11/01/2023 00:00
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Las jornadas de lucha de enero de 1964 se convirtieron en un parteaguas en la historia de Panamá, en la medida que definieron el camino por la batalla contra el colonialismo y por la recuperación de la soberanía.
Una acumulación de descontento y rechazo al enclave estadounidense que terminó en una insurrección que por tres días se tomó el país, obligando al Gobierno panameño al inédito rompimiento de relaciones con Washington y plantear una negociación real sobre la devolución del Canal.
El saldo fue de 21 muertos y más de 500 heridos, precio que pagaron los panameños y que desde entonces es recordado como una fecha de duelo. Una lectura que para el historiador Enrique Avilés en su momento tenía sentido por el dolor que causó, pero al pasar los años, y vistos los logros que catalizó aquella gesta, debe ser recordado hoy como un día de victoria para celebrar a los héroes.
“Tenemos que dejar en algún momento de vernos como víctimas y alcanzar los peldaños de héroes, para que la juventud entienda que lo que se dio fue un día de héroes (que) nacieron esa noche dejando su sangre”, señaló este lunes en “Portada” de La Estrella de Panamá el investigador y docente de la Universidad de Panamá.
Según Avilés, existen suficientes evidencias documentales y testimoniales para asumir el 9 de enero con esta visión, lo que además facilitaría acercar el significado de la fecha a las nuevas generaciones.
El investigador explicó que el aporte de la generación de los años 60 y las luchas sociales que le precedieron, se materializaron tras el tratado Torrijos-Carter de 1977, no solamente en una salida de las bases militares, sino también en la incorporación del Canal y la zona de tránsito a la economía nacional. “Que ese activo hoy no esté rindiendo los beneficios sociales que debería rendir, ya es otro análisis del proceso, sobre todo con la vuelta a la democracia en 1990”, precisó.
El profesor considera que el significado de la fecha sigue presente en la memoria de la población, aunque cada vez más lejos de los jóvenes. En parte, porque se ha prohibido el “debate crítico” en los colegios y la autoorganización estudiantil. Factores fundamentales que hicieron posible una conciencia política y un compromiso cívico que llevaron a un 9 de enero.
“El mejor ejemplo de que se perdió (esa conciencia), es la pérdida total de la biblioteca del Instituto Nacional; la tiraron a la basura y los estudiantes institutores no dijeron nada”, dijo Avilés, quien explicó que esto ocurrió tras años de represión oficial y prohibición contra el movimiento estudiantil.