Ciclistas, atletas, patinadores y paseantes de la capital colombiana tienen una cita infaltable desde hace 50 años: la ciclovía de los domingos y festivos,...
- 21/12/2023 00:00
- 20/12/2023 22:18
Ningún deporte le ha dado más gloria a Panamá que el boxeo. El país se conoce mundialmente por ser “tierra de titanes”. Ese calificativo es consecuente con los 30 campeones mundiales de boxeo profesional. En 4 ocasiones, ha tenido 4 campeones simultáneamente. Cinco monarcas están incluidos en el Salón de la Fama, en Canastota, New York: Teófilo Al Brown, Ismael Laguna, Roberto Durán, Eusebio Pedroza e Hilario Zapata.
Pero, estos momentos gigantes del pugilismo nacional quedaron en el pasado. A finales de los 80 (después de la invasión) y en los 90, la disciplina deportiva decayó. El otrora deporte favorito de los panameños ya no llenaba coliseos. Esta era una época de transición en el país que intentaba levantarse de las cenizas de una invasión militar estadounidense, que acabó con el régimen militar de Manuel Antonio Noriega, para refundar una nueva nación. Durante casi dos décadas el éxito de este deporte sirvió también, por su resonancia y trascendencia, para opacar en la noticias y la vida diaria, las criticas ciudadanas y las voces de la oposición política.
Tras los magros resultados de los 90 - en la primera década del 2000-, el boxeo recobró su auge. Luego cayó en un letargo del que no se ha vuelto a levantarse. Hoy, hace casi siete años que no se acaricia una nueva corona mundial. La última la consiguió Jezreel Corrales, el 13 de enero de 2016, cuando ganó el título super pluma de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
El futuro no es prometedor. Ricardo Córdoba, excampeón mundial y entrenador de boxeo, pronostica que esta sequía de campeones permanecerá por mucho tiempo, por lo menos 8 ó 10 años más.
Las razones que han puesto al boxeo contra las cuerdas, son muchas y muy variadas. Periodistas, promotores, entrenadores y exboxeadores aseguran que estas van desde la falta de compromiso de los boxeadores y escasez de recursos, hasta la mala administración de la Federación de Boxeo Olímpico de Panamá (FEDEBOP).
Uno de 30 jóvenes que entrena alcanza el sueño de obtener un título mundial, explicó Rogelio Espiño, el más importante promotor del Siglo XXI. El hombre que en la primera década del 2000 le devolvió el esplendor al boxeo istmeño, es conocido como “el forjador de campeones mundiales”.
Con una filosofía de desarrollo integral de los boxeadores, Espiño implementó la seguridad social de la cuadra de “El Rockero Álcazar”. El grupo de boxeadores denominados así en honor al primer campeón producto de los esfuerzos del promotor, contó con médicos y viáticos semanales.
El promotor apuesta por el boxeo como profesión. Es del criterio que un boxeador debe vivir de la actividad deportiva, no de cargar bloques ni de barrer calles. Debe estar constantemente entrenando y preparándose para sus peleas, afirma.
Los excampeones Celestino Caballero y Luis Concepción, son el fruto de esa concepción de trabajo de Espiño. Además, apoyó las carreras de los excampeones Ricardo Córdoba, Guillermo Jones, Rafael Concepción, Anselmo Moreno y Jezrrel Corrales.
A su retiro del ambiente de los tinglados y de los eventos, se atribuye gran parte de la decadencia del boxeo istmeño. Él mismo reconoce que el deporte adolece de apoyo. “En consecuencia, la cantidad y la calidad de los boxeadores que están activos ha bajado. No se está tomando en cuenta a los boxeadores...”, señala el empresario. Muchos talentosos jóvenes están diciendo adiós a los tinglados y los entrenamientos por un puesto como seguridad o, sencillamente, por irse a los semáforos a vender alimentos para sustentar sus casas.
Ya ni siquiera parecen existir boxeadores con renombre para encabezar las cartillas. En los eventos de boxeo, los estelares son los extranjeros. “Esos detallitos no le hacen bien al boxeo”, dice. ¿Por qué? Impide que se conozcan y que sean más competitivos los panameños. Lo menciona el promotor que organizó más de 120 peleas en el país, sin contar las que realizaron otras empresas y contaron con su respaldo.
Lo triste es que el boxeo cumple una función social. Para el empresario, este deporte es una de las mejores opciones para encarrilar a los jóvenes. “Cuando un muchacho practica boxeo tiene la oportunidad de aprender un deporte que exige condiciones físicas, habilidad mental y reflejos. Pero, sobre todo, exige mucha disciplina que lo aleja del mal camino”, agregó.
Espiño tenía una empresa estable. Trabajó de manera independiente y con una inversión propia. En su empresa, los boxeadores tenían una plataforma global, donde obtenían desde unos guantes hasta un préstamo.
“Desde el año 2000 hasta su salida en 2020, por lo menos un panameño peleaba por un título mundial dentro y fuera del país y en todos los continentes”, afirma Gabriel Cordero, periodista especializado y miembro del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
Otra situación que estaría influyendo en los resultados del boxeo – según el periodista- es que quedan pocos entrenadores de la denominada época de oro y de los 80 y 90. Juan Mosquera, uno de los más conocidos entrenadores panameños, reconoce que el nivel de los boxeadores ha bajado “bastante”. “Hay talento, pero no hay apoyo”, dijo ‘El Novelista’, como era apodado el entrenador en su época de boxeador profesional.
Celso Chávez, otro entrenador y exboxeador, pide más apoyo del gobierno, pero también de la empresa privada para que los muchachos alcancen su sueño de coronarse campeón mundial. Chávez recordó que el boxeo es un deporte de jóvenes de clase baja, que no tienen recursos. “El pobre necesita”. Con esta frase el entrenador resume la condición de muchos prospectos.
Esta es una de las grandes falencias del boxeo profesional, que no cuenta con un firme apoyo económico estatal. Lo que cobra un boxeador profesional, que está iniciando, es poco: $150 por cuatro asaltos. Tiene de tres a cuatro peleas por año. De esto, le corresponde 10% al entrenador.
Las bolsas solo son un problema más. No hay gimnasios dignos para entrenar a los pugilistas. “Estamos pidiendo al gobierno que haga su labor, que es meramente tener espacios adecuados para los peleadores”, reclama el excampeón mundial y entrenador, Ricardo Córdoba.
No los hay. El boxeo perdió el que fuera uno de los principales, históricos y céntricos gimnasios de la capital, el de El Marañón; demolido en 1993 para darle paso a la construcción del que es hoy el Mercado del Marisco. En este gimnasio entrenaron y se forjaron los campeones Ismael Laguna, Roberto ‘Manos de Piedra’ Durán, Eusebio ‘El Alacrán’ Pedroza, Jorge ‘El Mocho’ Luján, Enrique Pinder y Ernesto ‘Ñato’ Marcel.
El gimnasio “El Rockero Alcázar” de Curundú está cerrado por remodelación. El Máster Gómez de Barraza también tiene sus puertas cerradas por las mismas razones. El Gimnasio Roberto Durán, de Juan Díaz, es exclusivo para eventos sociales. Aunque, eventualmente se realizan algunas cartillas de boxeo, no puede usarse para entrenar a los púgiles. El Neco De La Guardia de El Chorrillo es privado y administrado por un club social. En proceso de construcción está el nuevo gimnasio “Tierra de Titanes”, en la Cinta Costera, que es la esperanza para seguir hilvanando una historia centenaria.
Para solventar las necesidades de entrenar, un grupo de peleadores ha tenido que recurrir a un gimnasio de San Miguelito, donde se cruzan las aguas negras y donde un tanque recolector de residuos desprende malos olores. En el ring de ese gimnasio, con cuerdas rotas, se entrenó Rafael Pedroza para su debut internacional con el mexicano, Ramón Cárdenas. ¡Perdió! Por nocaut, pero era favorito para ganar. Los expertos aseguran que equivocó el plan de pelea. Pedroza estaba clasificado y se perfilaba como el mejor prospecto panameño. Otros han tenido que recurrir a gimnasios privados para continuar entrenando y soñando con traer al país una nueva corona mundial.
Diego Victoria es promotor del boxeo, uno de los más conocidos de la época actual. Hace 13 años que se puso los guantes e ingresó a la industria de las producciones boxísticas. Ha realizado 56 eventos de boxeo en Panamá, Costa Rica y Guatemala.
Victoria tiene otras razones para explicar porque el boxeo no es el mismo de antes. Para él, la oferta de entretenimiento de los años 70 no es la misma que la del 2000. “En el pasado, o ibas al boxeo o te quedabas en casa”, dice. ¡Es optimista! Cree que el boxeo está más vivo que nunca y que el país reconocido por este deporte volverá a recuperar el auge de antaño.
Lo que cree es que debe existir un mayor compromiso de los boxeadores. Aunque las instalaciones no son las mejores, a Panamá llegan extranjeros a aprender la mundialmente reconocida escuela del boxeo panameño, la del “pai pai y no toy”. “Los extranjeros vienen y se comprometen con el proyecto. Usan las mismas instalaciones y chancletas y toman la misma agua y se vuelven campeones”, dice el promotor.
Para el periodista especializado, Daniel Alonso, es un tema cíclico. Alonso compara al boxeo con las oleadas en las que van y vienen corrientes de boxeadores. Para él, en este momento se están buscando nuevos talentos que devuelvan el esplendor al boxeo.
Pero, formar un prospecto, que tenga verdaderas posibilidades de llegar a ser campeón del mundo, no se hace de la noche a la mañana. Es una tarea ardua porque el nivel de competencia es cada vez más mayor. Toma entre seis u ocho años formar un prospecto, que tenga un promotor que le otorgue las facilidades para disputar un título mundial. Lo que plantea el periodista parece respaldar el pronóstico de Ricardo Córdoba, de que no se alcanzará en poco tiempo un nuevo campeón mundial.
¡Hay cosas que mejorar! ¿Por dónde empezar? El boxeo olímpico siempre ha sido el Talón de Aquiles del profesional. El primero debió haber sido la cantera de la que se nutre el segundo. Pero, el olímpico – salvo Atheyna Baylon, que ha sido campeona mundial, – no ha destacado ni aportado los elementos necesarios para potenciar el profesional. Atheyna es la única púgil clasificada para los Juegos Olímpicos Paris 2024.
Al referirnos a la excampeona, Atheyna Baylon no podemos obviar a quienes la antecedieron y aportaron su cuota para impulsar el boxeo femenino. Así entonces habría que recordar a las dos primeras campeonas mundiales panameñas: Ana Pascal, super ligero de la WIBA, y Chantal Martínez, super gallo de la AMB. En esta rama del boxeo también aportaron su cuota e incentivaron a otras mujeres a boxear, Irichelle Durán y Damaris Pinock. Con el tiempo aparecieron más boxeadoras que lograron pelear fuera del país o por un título mundial, pero las más representativas son estas cinco. En el boxeo también destaca la figura femenina de Emma Urrunaga quien fue la primera mujer en ser jurado, en una pelea de Campeonato Mundial, el 2 de junio de 1973.
El excampeón Ricardo Córdoba asegura que el boxeo olímpico – también conocido como amateur - debe aportar anualmente 50 muchachos a la profesional, pero si acaso suben cinco. A la Federación de Boxeo Olímpico se le señala de no realizar torneos para mejorar el nivel técnico de los boxeadores.
Por muchísimos años, la organización enfrentó problemas con su dirigencia, ahora, el problema ha vuelto a florecer. Mientras las acusaciones contra la dirigencia llegan incluso a instancias judiciales, el boxeo profesional “tiene las piernas de trapo”. La expresión que acuñó el comentarista Juan Carlos Tapia daba a entender que un boxeador no podía sostener su cuerpo porque sus piernas le temblaban. ¡Estaba a punto del nocaut! ¿Sobre qué cuerda apoyarse? México, el país con más campeones mundiales, parece ser el ejemplo a seguir. Es una tierra fértil para el pugilismo. ¿Cómo lo hacen?
No todas son malas noticias, Panamá tiene 4 clasificados mundiales, uno de ellos en tres organismos distintos. En la Asociación Mundial de Boxeo están Anselmo Moreno, Félix Montenegro, Ronal Batista y Azael Villar. En el Consejo Mundial de Boxeo (WBC) y la Organización Mundial de Boxeo (OMB), Azael Villar. La mayoría de ellos está en un proceso de crecimiento o de maduración y aún no es posible pronosticar un futuro cercano como campeones mundiales.
Alfonso Castillo, inventor de ‘Manos de Piedra’
Alfonso Castillo, inventor de ‘Manos de Piedra’Alfonso ‘El maestrito’ Castillo fue un periodista especializado en boxeo, que estuvo en innumerables combates de título mundial, sobre todo, en los de Roberto Durán. Durán estaba siendo entrenado por Saúl ‘Plomito’ Espinoza y Néstor ‘Plomo’ Quiñones cuando apareció el periodista Alfonso Castillo para resolver un dilema. Los entrenadores no coincidían sobre cuál era la mano más fuerte del peleador. Uno decía que era la izquierda y el otro se inclinaba por la derecha. Apostaron, para una pelea en la que el panameño noqueó con la derecha, pero en la siguiente, Durán noqueó con la izquierda. Castillo los escuchó discutir y les dijo: “esto se acabó ya, ‘Manos de Piedra’”, porque Durán usaba las dos manos para noquear, recuerda Francisco Cordero, cronista y periodista. El mote a Durán se lo colocó mucho antes de ganar su primer campeonato ante el escocés Ken Buchanan en 1972.El boxeo es uno de los deportes donde el uso de sobrenombres, apodos o motes es muy común. Muchos de los deportistas son más reconocidos por sus apodos que por sus nombres. Castillo es responsable de haber colocado más de cien apodos, entre ellos a tres de los cinco huéspedes panameños del Salón de la Fama Internacional en Canastota, Nueva York: Eusebio ‘El Alacrán’ Pedroza, Hilario ‘Bujía’ Zapata y Roberto ‘Manos de Piedra’ Durán. Harmodio Cedeño, juez local e internacional, por 40 años, era amigo y vecino del periodista. Casi todos los días, lo veía pasar para su residencia, que estaba cinco casas después de la suya, en Cerro Viento. Un día se atrevió a preguntarle cómo le ponía los apodos a los peleadores. Recuerda que Castillo le contestó que buscaba que los apelativos estuvieran relacionados con la persona, con la forma de andar y de boxear. Así apodó también a los ex gladiadores Celso ‘Espagueti’ Chávez, Aquilino ‘Dimar’ Asprilla, Santiago ‘El Herrero’ Samaniego y Juan ‘El Novelista’ Mosquera, entre otros.Con casi medio siglo recogiendo las noticias en los gimnasios, Castillo era uno de los pocos periodistas que asistía a los entrenamientos de los boxeadores. Fue muy conocido porque entraba a los gimnasios hablándole a la grabadora. Sus entrevistas eran un diálogo ameno y no se editaban en las emisoras.
Mañana: V Entrega.
La esperanza, hacia dónde mirar