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Consideraciones en Torno al Libro 'La Nueva Soledad de América Latina: Una Conversación'
- 01/01/2022 00:00
- 01/01/2022 00:00
Después de la firma de los Tratados Torrijos-Carter y en representación del Ministerio de Trabajo y Bienestar Social tuvimos la oportunidad de trabajar en un breve espacio de tiempo, con un equipo liderado por Ricardo Lagos, quien, acompañado en ese entonces del Economista Joseph Ramos, de Puerto Rico, tuvo a su cargo una consultoría internacional para realizar un estudio sobre una escala salarial para el Área del Canal de Panamá.
La contraparte principal por Panamá fue Aurora Corzen de Correa, ya fallecida y muy recordada funcionaria del entonces Ministerio de Planificación y Política Económica.
Después de aquel encuentro institucional Lagos inicio su recorrido político en su país que lo llevó a la presidencia en el periodo 2000-2006. En la actualidad mantiene un modesto perfil político que lo convierte en una opinión autorizada en Chile, aunque no alejado de controversias propias del entorno político nacional.
En esta oportunidad hacemos alusión al recién publicado libro titulado La nueva soledad de América Latina: Una conversación escrito de manera muy amena en que Lagos desarrolla la temática en compañía de dos autores mexicanos; Jorge Castañeda Ex secretario de Relaciones Exteriores de México y escritor, y Héctor Aguilar Camín, escritor y fundador de la Revista Nexos.
De la mano de Lagos son abordados cinco temas que en memoria de Gabriel García Márquez hacen resurgir el término “soledad” en la región latinoamericana. A continuación, los temas,
La conversación se inicia con el tema de los problemas de integración y consensos en la región a partir de las posibilidades abiertas por el Grupo de Río creado en 1986 y que buscaba que América Latina fuese sentida y escuchada como región en el contexto global. En la conversación surge la consideración pesimista de que en estos momentos de cambios globales y de una nueva crisis internacional los aportes de América Latina parecen ser prescindibles. A lo anterior se agrega la percepción del alto costo que tiene para la región la polarización e ideologización de la política exterior.
En la conversación afloran consideraciones como el incremento de la presencia e influencia de China en el subcontinente, país que es señalado como un jugador global en la región, y la necesidad de generar una mirada común frente al dilema China-Estados Unidos. En el caso de México sobresale su tentación de acercarse a China acentuando un flanco antiimperialista en la América Latina.
Se analiza la disyuntiva para Estados Unidos de una era trumpista con Trump o una era trumpista sin Trump que se proyecta como un tema no resuelto.
En cuanto a la relación entre la presidencia de Biden y América Latina la conversación gira en torno a los problemas migratorios, el narcotráfico y el cambio climático entre otros. En el tema migratorio se abordan las tensiones entre Demócratas y Republicanos tanto en el congreso como en el senado y donde los demócratas deben lidiar con la imagen de aparecer como demasiado pro migrantes por su costo político.
Más allá de las corrientes migratorias procedentes de Venezuela, Colombia Cuba y los países centroamericanos, se analiza el caso puntual de la migración mexicana que ante la perspectiva de un crecimiento económico de Estados Unidos combinado con una posible recesión mexicana volcará a miles de mexicanos sobre la frontera con Estados Unidos con una perspectiva muy sencilla. Aunque no los quieran recibir los necesitarán por razones laborales dadas las características favorables de la mano de obra mexicana.
Un aspecto relevante de este punto tiene que ver con la categoría “América Latina” que en su relación con Estados Unidos y el mundo aparece como una región fragmentada hasta el grado de aparecer como una realidad inexistente que obliga en el caso de Estados Unidos a la búsqueda de relaciones y acuerdos bilaterales debido a la débil zaga integracionista y las posiciones encontradas en la Organización de Estados Americanos, entidad siempre sometida al fuego cruzado entre sus miembros.
Aquí se aborda el ascenso de la “Marea Rosa” de gobiernos populistas de izquierda que más allá de Cuba se inicia con el Chavismo en Venezuela y se extiende por Bolivia, Nicaragua, Perú, México y en el 2022 los elegidos en Chile, Colombia; y recientemente en Brasil con posterioridad a este libro.
En este punto se analiza el estado de bienestar que se propone todo país como meta y frente al cual se coincide en señalar la ya extensa crisis de bienestar en la región que para unos tiene un momento determinante en la crisis del año 2008 y que pone en jaque las metas de bienestar social a nivel global incluyendo Europa y Estados Unidos.
Otro aspecto abordado en este tema tiene que ver con los efectos de la pandemia en el contexto urbano afectando los empleos formales e informales y elevando de manera exponencial la informalidad en toda América Latina.
Al conversar sobre los mecanismos para financiar la recuperación pospandemia se coincide con la necesidad de recurrir a una palabra maldita: “Impuestos” y la necesidad ineludible de establecer estructuras impositivas progresivas en el contexto de políticas de creación de empleos formales acompañadas de salarios que permitan el consumo que agilice la actividad económica.
Fuera del contexto de este libro no podemos dejar de mencionar la importante obra editada en Panamá en 2021 por José Chen Barría (coautor y compilador) titulada El futuro de la Economía Panameña pos-covid-19 con importantes contribuciones de Guillermo O. Chapman Fábrega, Juan Jované, Domingo Latorraca M., Felipe Argote, Rubén Lachman y Samuel A. Moreno Peralta.
Como epílogo de la conversación se recurre otra vez a García Márquez con el título “América Latina en su laberinto” y en que se tocan entre otros aspectos la crisis global generada por la invasión rusa a Ucrania. Este conflicto a juicio de Aguilar Camín reproduce la fragmentación y división de América Latina mediante tres posiciones; Apoyo total a Rusia (Cuba, Nicaragua y Venezuela), alineamientos intermedios (México, Argentina, Brasil, Bolivia, Perú, y con Petro en Colombia). Y finalmente países comprometidos con Occidente (Chile. Uruguay, Paraguay, Costa Rica y Ecuador).
La fragmentación se daría incluso entre países orientados a la Izquierda bajo la consideración de que los gobiernos declarados como de izquierda son muy distintos entre sí, por carecer de una agenda común de desarrollo.
Insistiendo en la división y fragmentación de la región, Lagos señala como epílogo que la relativa estabilidad que creó el Grupo de Río se fue perdiendo mediante nuevas tentativas que nacieron débiles (ALCA. ALBA. MERCOSUR, UNASUR) manteniéndose cierta esperanza en la CELAC que no logra despegar.
Castañeda centra parte del epílogo en el impacto de la pandemia sobe el desarrollo de América Latina señalando de manera puntual que “la pandemia nos desnudó” sobre todo en materia de protección social en áreas como salud, educación, empleo y vivienda. La pandemia mostró nuestros flancos débiles y obliga a un rediseño urgente de nuestra estructura o sistema de protección social.
Según estimaciones de la CEPAL el crecimiento de América Latina estará en el 2022 en un 2.5 % como promedio con países que estarán por encima y por debajo de dichas estimaciones y señalando que sin crecimiento “no se puede hacer nada”. Conversatorios como los de la Nueva soledad de América Latina se harán más necesarios tanto en el ámbito nacional como regional para superar ese aislamiento que de manera simbólica se representó en el Macondo de Cien años de soledad.
El autor es Sociólogo. Académico de la Universidad de Panamá.