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Alonso Ramos: 'El Estado panameño carece de una política migratoria para la integración'
- 08/11/2022 00:00
- 08/11/2022 00:00
Los flujos migratorios acompañan a Panamá desde mucho antes del periodo colonial y han sido fundamentales en la actual construcción sociocultural y económica del país.
A pesar de ese peso en la sociedad, el Estado panameño no ha tenido –ni tiene– una política de integración coherente para los migrantes que llegan el país, subraya el sociólogo Alonso Ramos.
“Panamá desde su origen geológico y social ha sido un puente natural de paso de personas (...) la xenofobia se alimenta un poco de esto, de que hemos perdido la noción de qué es el istmo de Panamá”, señala el docente del Departamento de Sociología de la Universidad de Panamá.
Ramos explica que desde la llegada de los europeos con la conquista, luego los esclavos traídos por la fuerza y posteriormente las migraciones ligadas a la construcción del ferrocarril transístmico y el Canal, hay una continuidad histórica y por tanto las migraciones de colombianos en los años 90 y ahora venezolanos, dominicanos y nicaragüenses se circunscriben en ese marco. “La migración es fenómeno multidimensional de carácter estructural global, no es solamente Panamá”, apunta.
El sociólogo destaca que los casos de xenofobia que se han dado en los últimos años en el país responden en parte a una cuestión de clase social, es decir, que el rechazo no está exclusivamente en el hecho de que sean extranjeros, sino que va acompañado a que son extranjeros pobres que van de paso y buscan quedarse en Panamá.
“Esa cantidad impactante para nuestra realidad, de personas que han pasado por Darién en tránsito, 151.482 según la Dirección de Migración (...) la gran mayoría, tres cuartas partes, 170.692 son venezolanos pero también hay migrantes haitianos, ecuatorianos, cubanos, colombianos, de India, Senegal”, destaca Ramos. Reclama que los casos de xenofobia: “no son un rechazo contra los venezolanos, sino contra los venezolanos migrantes pobres; es un rechazo contra los africanos migrantes pobres”.
En ese contexto, destaca que el Estado carece de una política migratoria para la integración, manteniéndose en los márgenes de la gestión del flujo sobre aquellos que están de paso. En algunos casos se convirtió en “negocio”, como el caso del programa crisol de razas.
“Parte del enredo que tenemos en Panamá es que nuestra política migratoria es reactiva, según los intereses de los gobiernos de turno (...) hay un utilitarismo para un tema económico. Con (Ricardo) Martinelli y el crisol de razas (...) la naturalización era onerosa”, señala.
Sobre el uso del discurso antimigrante con motivos políticos, Ramos puntualiza que hay un componente ideológico que se expresa en discursos que quieren utilizar a los migrantes como “chivos expiatorios”, para evitar tratar los grandes problemas nacionales, como son las profundas desigualdades que enfrenta Panamá y América Latina. “Es un recurso que están utilizando ciertos sectores políticos, sobre todo en la derecha, para ganar adeptos”, apunta el sociólogo.