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- 29/10/2019 05:38
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Una combinación de acciones humanas y factores naturales ha transformado el entorno de Punta Chame bajo el riesgo de que la península pueda desaparecer del mapa.
En la Dirección Nacional de Recursos Naturales, del Ministerio de Comercio e Industrias (MICI), existen cuatro solicitudes en trámites para extracción de arena submarina en Punta Chame, en 7,422.88 hectáreas. En los registros del mismo departamento, reposaba, hasta el 30 de septiembre pasado, una sola concesión para extracción del mineral por 497.8 hectáreas. No obstante, a simple vista se observan naves en esta misma actividad sin aparente control de las autoridades. Tan es así, que sus moradores temen que la península chamera desaparezca en los próximos años debido a la extracción de arena.
Los residentes de la comunidad no se explican entonces cómo es que diariamente hasta diez y quince barcos llegan a extraer el material pétreo. Abdul Juliao, alcalde de Chame, tiene la respuesta. “La extracción de arena submarina es ilegal porque las concesiones que existen son para extraerla en los límites de Capira, mas no en Punta Chame”, explicó Juliao.
Sumada a la extracción de arena submarina, Punta Chame experimenta un aumento del nivel del mar producto del cambio climático. Este diario espera respuesta del MICI acerca de las denuncias del alcalde sobre la extracción ilegal de arena.
Mirta Benítez, especialista de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente (MiAmbiente), señaló que la península, a cien kilómetros de la capital panameña, vive un proceso de erosión de costas y aumento del nivel del mar, aunque por el momento no se puede predecir la vulnerabilidad del área hasta hacerse estudios profundos, añadió Benítez.
Punta Chame solo recibe las afectaciones de la industria arenera porque los impuestos los cobró el municipio de Capira.
Durante décadas se ha extraído arena de la península para el desarrollo de la industria de la construcción. El material proveniente del mar ahora se puede ver en enormes rascacielos en la capital que le han dado forma a una moderna metrópolis.
Javier Ortega, fundador del pueblo, trabajó por años cavando arena del mar y, mejor que nadie, conoce esta actividad. Los barcos se mueven de un lado a otro extrayendo arena en el sector por la abundancia que existe en comparación con otros sitios. “Todos esos edificios de Punta Paitilla, Costa del Este, del Norte, del Sur, de todos los lados, han sido construidos con arena de Punta Chame”, aseguró Ortega.
Pero la extracción del material ha traído consecuencias. “La actividad ha ido mermando el pueblo. Y, si no se detiene, el día de mañana desaparecerá. Punta Chame era muy grande, ahora si acaso somos la mitad”, advirtió Ortega.
Él no es el único que piensa así. Cualquier nacido y criado en la península tiene la misma narrativa. Arturo Acosta, pescador de 35 años, es aún más drástico: “Los barcos que extraen arena submarina se acercan más y más a las costas”. Presagia que no quedará nada del pueblo si las excavaciones continúan sin control.
La industria acaba con la arena y causa que la isla Taborcillo, también conocida como John Wayne, frente a las costas de Punta Chame, desaparezca poco a poco. “Ya prácticamente no se ve arena, y como si fuera poco, el mar está cubriendo la isla”, agregó.
La única solución que el pescador encuentra al problema es que las autoridades del Gobierno Central tomen cartas en el asunto y suspendan las concesiones. Aunque el pescador piensa que el dinero prevalecerá por encima de los intereses comunes. “Si hay plata de por medio, todo seguirá igual, aunque la gente del pueblo siga sufriendo”, concluyó.
Punta Chame enfrenta un serio desgaste de sus costas posiblemente relacionado con la extracción de arena, explicó Luis González, profesor universitario de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Panamá, quien realizó un estudio acerca del impacto de la industria en las playas del archipiélago de Las Perlas.
De acuerdo con su experiencia, la arena en las costas permite que las olas rompan mucho más lejos de la orilla. Pero si existe una extracción indiscriminada de arena, el oleaje será más brusco y más alto, y puede llegar más adentro, hasta la misma tierra.
La naturaleza es sabía e intenta recuperar lo perdido. No se puede excavar cerca de la orilla porque las olas arrastran arena para rellenar zonas afectadas, señaló el docente universitario. González explicó que las excavaciones submarinas deben hacerse después de diez metros de profundidad. Menos de eso puede ocasionar erosiones en la orilla de la costa. Una situación muy similar a la que se evidencia en Punta Chame.
Raisa Banfield, arquitecta y ambientalista, enfatizó que cuando se realiza la extracción de arena se crean vacíos en los ecosistemas que la naturaleza nivela. Así las cavidades que deja la industria se rellenan después con el mismo oleaje, que va trayendo arena de otro punto, pero cuando eso sucede cambia la dinámica de los oleajes.
La combinación de los oleajes y de las altas y bajas mareas se ve afectada en función de la extracción de arena. Y cuando se produce la nivelación de las cavidades, los oleajes son más agresivos porque las costas tienen configuraciones naturales que le bajan la intensidad a los movimientos. Pero a medida que se van perdiendo costas, que la playa se acorta, el oleaje golpea con más fuerza, aseguró Banfield.
En cambio, donde se conservan las costas naturales y los manglares, las olas son mucho menos intensas porque el ecosistema está balanceado, lo que permite que los movimientos ocurran de manera natural, sin afectar al ser humano.
Lea mañana:
Los impuestos de la extracción de arena que no llegaron al Municipio de Chame.