• 22/02/2014 01:00

¿Para qué sirve el Parlacen?

Una vez más el Parlamento Centroamericano está en la palestra pública. La preocupación sobre la importancia o no de este organismo es vá...

Una vez más el Parlamento Centroamericano está en la palestra pública. La preocupación sobre la importancia o no de este organismo es válida. Una primera pregunta es necesaria: ¿Es cierto que el Parlacen no sirve para nada?

Cinco años de experiencia en ese foro político, además de haber seguido de cerca las políticas de integración que se dan en América Latina (siendo Centroamérica uno de los procesos más exitoso), nos permiten señalar que los supuestos utilizados para descalifican la funcionalidad del Parlamento son, por demás, erróneos. La percepción negativa del organismo, no ajena a la irresponsabilidad de un presidente, se justifica, además, ante el desconocimiento que hay sobre el funcionamiento del sistema de la integración de Centroamérica.

Es necesario que se conozca que al Parlacen le corresponde, lo que hace con eficiencia, la aprobación de iniciativas, recomendaciones, tratados, protocolos, sobre temas de integración. Las iniciativas aprobadas se remiten a los Consejos de Ministros y a la reunión de los Jefes de Estado y de Gobierno y es, en estas instancias, en las que se ejecutan las acciones para así aplicarlas, de manera consensuadas, en cada uno de los Estados Parte.

Ahora bien, ¿en qué contribuye el Parlacen? Debe entenderse que este organismo no actúa sobre un determinado país (aisladamente), sino sobre la ‘totalidad regional’. Muchas decisiones tomadas por los Estados en temas de seguridad, frontera y migración, transporte, comercio regional, salud pública (compra conjunta de medicamento), han tenido su origen en el Parlamente Centroamericano. Además, las retribuciones al país (Panamá, por ejemplo), surgen, como valor agregado, del comercio en el que participan los Estados parte del SICA - SIECA, y que representa un comercio intrarregional que, entre 2005 y 2011, se incrementó en un 10 %.

Se suma, como novedad, el Acuerdo de Asociación con Europa, del que Panamá ya viene obteniendo ventajas comerciales importantes (para los productores nacionales en la comercialización de los productos no tradicionales). Para participar de los beneficios se tiene, como requisito, que ser parte del sistema de la integración; y, dentro de este sistema, se regula un ente fiscalizador a través de una Comisión Legislativa que integran el Parlamento Europeo, por Europa, y el Parlacen, por Centroamérica. Panamá no debe, ni puede por Convenio, estar al margen de este marco regulatorio donde el Parlacen es ente fundamental.

Cabe cuestionarnos, entonces, si es un gasto innecesario la cuota que Panamá paga al Parlamento. Desde luego que NO. Consideramos que se trata de una in versión, no un despilfarro. Panamá aporta 1.7 millones anual; esto es, 8.5 millones en el quinquenio. Es cierto que hay que oponerse al uso incorrecto y malsano de los fondos públicos; pero, la cuota en mención dista mucho de entrar en esa categoría.

Es cierto, también, que en el actual gobierno ha habido despilfarro desmedido del erario público. Por ejemplo, solo en las partidas de circuitos que, en un año, reciben tres diputados del oficialismo supera la cuota anual del Parlamento, como igualmente lo superan los 2.5 millones que recibe anualmente el Despacho de la Primera Dama. Mientras que el Parlacen cuesta 8.5 millones en el quinquenio, las partidas discrecional del presidente es, en cuatro años, 47.2 millones de dólares. ¿Dónde está realmente el despilfarro?

Ciertamente hay que rechazar el uso indebido de los impuestos de los panameños. Usar dineros públicos para propagandas millonarias y, de paso, mercadear candidaturas oficialistas es nefasto; utilizarlo para asumir liderazgo en la región, es provechoso. De esto, no tenemos dudas.

VICEPRESIDENTE DEL PARLACEN.

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