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- 24/04/2024 13:23
Marco Gandásegui: por un camino a la vida digna
Estas pocas líneas fueron escritas sobre la base de la producción intelectual que el Dr. Marco A. Gandásegui (hijo) dejó plasmada en su habitual columna de los jueves en el diario La Estrella de Panamá. Se trabajó con los artículos publicados cercanos a las elecciones del año 2014 y 2019. En su memoria privada serían los registros 342 hasta 361 (2014) y 601 hasta 645 (2019).
El objetivo es conmemorar su natalicio en el marco de las elecciones electorales a partir de su pensamiento, sus críticas y propuestas.
Una década de tensiones entre cárteles empresariales
Se podría afirmar que el escenario político nacional conocido por Gandásegui ha cambiado muy poco o nada. Se mantienen las mismas diferencias entre los sectores dominantes. En este sentido, señaló en el año 2014 que había un pacto de diecisiete puntos planteados por tres empresarios panameños, a los que denominó como “los sabios de Punta Barco”. Sobre ellos expresó que creían situarse por encima de los partidos políticos (PRD/Panameñismo), de los intereses del pueblo y del país. También afirmó que en este pacto “los sabios” no hacían referencia sobre cómo solucionar los problemas económicos y estructurales de la realidad panameña, tampoco los del Canal de Panamá ni de la política exterior de los últimos gobiernos. En cambio, el pacto -“La nueva República”- se limitó a los siguientes objetivos: 1.- neutralizar a Ricardo Martinelli; 2.- llevar a cabo una “Constituyente paralela” para cerrar el paso a cualquier futuro Presidente de la República en aspectos relacionados con el abuso del poder y del asalto al erario público; 3.- blindar el Canal de Panamá para que solo los especuladores pudieran sacar provecho de su explotación.
A la distancia pareciera que parte del pacto ha sido llevado a cabo, pero aún faltaría la estocada final. De anularse la candidatura de José Mulino o de gestarle una derrota en las urnas, esa oligarquía criolla -representada por los tres sabios- culminaría con una década tormentosa que amenazaba con el orden social que se impuso con la nefasta invasión a Panamá. A este grupo hegemónico los identificaba como la clase rentista y especuladora (importadores, banqueros, promotores inmobiliarios, comerciantes, sector energético).
Los problemas nacionales
En medio de esta lucha de poder y de repartición de las riquezas del país, Gandásegui identificaba siete problemas nacionales que estaban y continúan concatenados.
Estos son: 1) La aplicación sostenida de los programas neoliberales (privatización de bienes y servicios que ofrecía el Estado a la población, desregulación de los mecanismos que protegen a los consumidores y pequeños productores y flexibilización de la relación obrero patronal). Esto ha derivado en un Estado que descuida el bien común, desprotege al más débil y entrega a la comunidad y a sus recursos a los destinos voraces del mercado. 2) La vigencia del tratado de libre comercio con Estados Unidos; que neutraliza al sector agropecuario, no permite una política para el sector manufacturero o productivo y obliga al Estado panameño a promover el endeudamiento público. Algunas consecuencias de estas políticas han sido la reducción drástica del número de hectáreas sembradas, el aumento del trabajo informal, la prevalencia del trabajo no productivo y el incremento indiscriminado de la deuda pública. 3) La militarización de los estamentos de seguridad, el control y adoctrinamiento de sus unidades por parte del Comando Sur y la presencia de al menos quince bases militares en el territorio nacional bajo dominio del ejército norteamericano. Estos efectivos son los que reprimen a las movilizaciones sociales que exigen sus derechos, un buen gobierno y una vida digna. 4) La falta de una política exterior propia. La llevada a cabo por todos los gobiernos empresariales es la agenda impuesta por la Embajada de Estados Unidos. Panamá en los últimos años ha sido la vocera de Washington en la OEA. 5) El abandono y terciarización de la educación y la salud pública. El detrimento de la seguridad social no solo imposibilita la vida digna, también amenaza el florecimiento de la propia existencia. Además, de ser un obstáculo para el desarrollo económico y social. 6) La creciente desigualdad económica y social entre la clase trabajadora y la clase empresarial. Desigualdad cada vez mayor por la transferencia exacerbada de riquezas desde los salarios de los trabajadores a las ganancias del capital. 7) Un crecimiento urbano y semiurbano sin planificación que se traduce en especulación inmobiliaria y en una lógica de saqueo por medio de sobrecostos en obras públicas.
El camino a la vida digna
“Para construir el futuro hay que conocer el pasado”, enseñaba Gandásegui. Esto incluye el estado de arte de las cosas y sus causas. Un plan para la vida digna es la guía para salir del fondo al que especuladores y rentistas han sumergido a Panamá en los últimos treinta años. Conocemos muy bien a los guionistas y directores de esta mala película de terror, los problemas que generan (hemos mencionados algunas) y sus causas, pero también a los genuinos líderes populares con los cuales debemos construir un plan de desarrollo nacional que rompa con la alternancia histórica de los sectores antinacionales y antipopulares. Esos líderes son los representantes obreros, magisteriales, estudiantiles, profesionales, productores, femeninos y originarios. De estos sectores han surgido las figuras de Maribel Gordón y Richard Morales, a los cuales se le ha entregado la confianza de cara a los comicios de mayo, para en caso de un triunfo generar cambios profundos por medio de un “gobierno esclavo de un pueblo libre”; pero en el caso de una derrota momentánea, construir la rebeldía, la organización y la esperanza de los sectores populares.