Repensar el país

Ya hemos dicho que nuestro sistema político, institucional y social es un desastre. Pero que este modus operandi , donde nada funciona, sí funciona para unos cuantos que hacen negocios con el caos. Unos simples ejemplos: al seguir con un sistema arcaico de manejo de los inventarios de medicamentos en la Caja de Seguro Social, se propicia que haya que comprar de urgencia y esto, obviamente, incrementa los costos. Si nos vamos al caos del transporte, donde los metrobuses no se dan abasto con la demanda, se introducen inmediatamente los buses piratas... Si a usted lo demanda un político o un empresario bien acaudalado, no dude que estos manipularán a los jueces. Es este sistema corrupto, desfasado e ineficiente que no nos deja avanzar. Estamos en el primer cuarto del Siglo XXI y nuestro deber es sentar las bases de un nuevo esquema político. Tenemos la obligación de rediseñar nuestra Carta Magna y limpiar la casa. Nada de esto se logra, si no hay un liderazgo fuerte que, por desgracia, aún no ha emergido, pero que indudablemente en cualquier momento nos sorprenderá. Pero todas aquellas personas pensantes deben empezar a repensar el país, porque lo único cierto que tenemos es que de continuar con este esquema político, institucional y social, nuestra suerte es el despeñadero. ¡Manos a la obra!