Las autoridades locales son los funcionarios que suelen atender de manera directa las necesidades de las comunidades, siendo, por lo general, la primera línea de gobierno dentro de la estructura del Estado. Esa proximidad permite una conexión especial con la población, donde alcaldes y representantes pueden llegar a formar parte de los vecinos e incluso compartir las mismas vicisitudes. De allí que el mal uso de los fondos de descentralización en los últimos años supone no solo un problema ético y legal, sino también una deslealtad imperdonable con la gente que forma parte de la comunidad. La exigencia de los gobiernos locales por más presupuesto es comprensible y necesaria para muchas de estas localidades, pero no puede ser una carta blanca para servirse de los municipios y juntas comunales. ¿Dónde está la propuesta para evitar un nuevo atraco al dinero público desde los gobiernos locales? Todavía no se ha presentado. Los recursos públicos son finitos y no podemos permitirnos un atraco más en tiempos de vacas flacas.

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