La libertad de expresión es el bastión para fortalecer la democracia, y defenderla siempre será un deber. Hoy, día mundial de este derecho, es más que oportuno reflexionar sobre su concepto. La persona puede estar de acuerdo o no con la opinión de la otra, por eso el rescate de la tolerancia y el respeto es imperativo para que las sociedades evolucionen. La realidad es que en Panamá hay plena libertad de expresión pero tristemente se ha abusado de ella; un ejemplo de ello son los mensajes que se publican en algunas cuentas de redes sociales (que se hacen llamar medios) y que a todas horas difaman y publican información muy lejos del rigor periodístico. Hay que tener en cuenta que el ruido, la mentiras y los falsos debates, ocultan, ahora más que nunca, los problemas verdaderos. Es necesario rechazar el discurso de odio, discriminación o la incitación a la violencia que lamentablemente se ha exacerbado con la era digital: se emiten juicios de valor contra otras personas que recaen en ataques xenófobos, racistas, homofóbicos e incluso en calumnias. Como seres conscientes debemos ser los primeros en promover que la libertad de expresión se fortalezca y que existan espacios para el debate público.

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