La mayor ciudad de la frontera sur de México, Tapachula, emplea a migrantes que quedaron varados por las restricciones del presidente de Estados Unidos,...
Desde que Donald Trump comenzó a lanzar sus amenazas contra Panamá, y otros países, ha demostrado que la desinformación está en el poder. Nunca se habían difundido tantas mentiras intencionadamente como en estos días. Las redes sociales y las aplicaciones se han convertido en un auténtico escenario donde se gestan rumores y falsas declaraciones. Esta realidad pone en evidencia cuál es el verdadero campo de batalla donde se libra la guerra informativa. La firme alianza entre Trump y Elon Musk, líder de la comunicación digital, ha desestabilizado la política mundial en menos de un mes desde que llegó a la Casa Blanca, nuevamente. La falta de credibilidad camina a sus anchas y genera zozobra y expectativas que hacen tambalear a la sociedad, un contexto muy peligroso. Ante la avalancha de engaños y distorsión de los hechos, urge que los medios y los verdaderos periodistas pongan en práctica el rigor, el contraste y la verificación, principios básicos del periodismo: la negligencia provocada, en muchas ocasiones por la prisa o por algún interés, debe ser condenado. No estamos en tiempos para sesgos ni manipulaciones. Recordemos que la desinformación no tiene límites éticos y detrás de ella hay grupos poderosos. La ingenuidad de la sociedad no debe imperar: consumir fuentes confiables es la clave.