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- 12/05/2024 00:00
Un día para la historia
El pasado domingo 5 de mayo de 2024 el pueblo panameño acudió a los centros de votación para escoger a las nuevas autoridades que gobernarán Panamá durante el quinquenio 2024 – 2029, en unas elecciones muy concurridas, que contaron con la presencia de observadores nacionales e internacionales.
Este día quedará para la historia porque por primera vez en la historia de Panamá los partidos tradicionales perdieron la hegemonía que habían adquirido, aunque de muy mala manera, durante los últimos 30 años, prueba del hartazgo de la población ante el mal manejo de la Administración Pública.
Los cargos de elección popular más beneficiados fueron la Asamblea Nacional y los gobiernos locales.
Lo que sucedió en la Asamblea Nacional fue mucho más emocionante, porque las candidaturas no avaladas por los partidos políticos, lo que se le llama la “libre postulación”, se llevaron la mayor cantidad de curules, sumado a las cuatro curules que logró obtener el partido Movimiento Otro Camino (MOCA), quien se perfiló como una alternativa para combatir el clientelismo de los partidos tradicionales y sus partidos “satélites”.
No menos importante, los candidatos por la “libre postulación” y MOCA se llevaron también una buena parte de los gobiernos locales, como Arraiján, San Miguelito, Santiago, San Francisco, entre otros gobiernos locales.
Sin embargo, esta elección también ha dejado algunos mal sabores, como la reelección de ciertas figuras en la Asamblea que se han caracterizado por ejercer el clientelismo político, mediante la compra de conciencias, coerciones, movimientos legales para blindarse de futuros procesos penales, sin contar con la utilización del Parlamento Centroamericano (Parlacem), en su momento etiquetado por un expresidente panameño como “cueva de ladrones”, como instrumento para blindar a aquellos exfuncionarios procesados penalmente por diversos actos de corrupción.
El próximo Gobierno, encabezado por José Raúl Mulino, tiene varios retos que afrontar, como la recuperación del grado de inversión, atracción de inversiones, la Caja de Seguro Social y su programa IVM (Invalidez, Vejez y Muerte), pago de la deuda pública tanto al Fondo de Ahorro como a los organismos financieros internacionales, culminación de proyectos de gran envergadura, generación de empleos, mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje en las escuelas y universidades, descentralización, convocatoria de la Constituyente para crear una nueva Constitución Política para modernizar la Administración Pública, solucionar el problema de la falta de agua en la que está sumido nuestro activo más importante: el Canal de Panamá. Pero lo más importante: valerse de la tecnología para digitalizar los servicios que presta el Gobierno central y los gobiernos locales para evitar largas filas y flexibilizar la creación de empresas para que los trabajadores informales puedan contribuir en el Producto Interno Bruto (PIB).
En fin, nos toca, como ciudadanos, seguir preparándonos para fiscalizar al Gobierno, participar activamente en el proceso de toma de decisiones y así tener una administración pública más eficiente y al servicio de la nación.