Uno que es el grupo de Bohuslan Big Band fue en el Centro de Convenciones de Ciudad del Saber
En la plaza toca:
Porque Puma Zumix Grupo juvenil que interpreta...
El presidente electo de Estados Unidos, Donal Trump, en diversos discursos, previo a su toma de posesión el 20 de enero de 2025, ha señalado su intención de retomar la conducción del Canal de Panamá porque podría ayudar a mejorar la economía de ese país. Colateralmente, también ha expresado su propósito de cambiar el nombre del golfo de México, de apoderarse de Groenlandia, de “tomarse” a Canadá (lo pondría en problemas con sus hermanos ingleses), entre otras intenciones que, al parecer, son retórica de una mente que no está bien. Pero, sea esto o no, se deben tomar muy sus disertaciones, porque representa la primera voz de una potencia mundial, y donde él ve peligroso que otras naciones como la nuestra muestren un desarrollo potencial, mientras que observa caer la prestancia que su nación tenía en otroras tiempos.
Para el mundo, Panamá ha venido dirigiendo acertadamente la vía interoceánica desde el momento en que le fue entregada debido a los Tratados Torrijos-Carter en diciembre 1999, y el monto económico recibido desde que lo administra hace 25 año es considerable para la economía de Panamá. Durante los 85 años bajo la administración estadounidense, Panamá solo recibió 1.878 millones de dólares, mientras que solo el año pasado (2024) nuestro país recibió 2.470 millones. Los estadounidenses no consideraban el Canal de Panamá para hacer negocio, solo los necesarios, de acuerdo a la posición. Su tarea fundamental era dejar pasar sus barcos de guerra de forma libre y casi que sin costo, además de tener sus más de 14 bases militares en todo el país.
Trump ha dicho que el costo para que sus barcos pasen por Panamá es oneroso, pero, a qué se refiere. ¿Será su flota naval del ejército norteamericano y por ello quiere retomarlo? Qué está oliendo el señor Trump con respecto a la situación mundial, que cada vez es más volátil, y se respiran aires de guerra entre naciones poderosas, tanto en lo militar como en lo económico, lo que permitiría una intervención directa en la toma del Canal de Panamá, pues como lo dijera en su oportunidad el general Torrijos: “aún estamos bajo el paraguas del Pentágono”. Lo cierto es que se debe tomar muy en serio, reitero, lo que está diciendo el futuro presidente norteamericano en los diversos actos públicos sobre el Canal de Panamá. A estas alturas ya debería haber un cuerpo colegiado preparando todas las posibles alternativas que puedan enfrentar las divagaciones del que estará pronto en la Casa Blanca. Pero conformado por personal idóneo, una batería de expertos, no como el ejemplo triste del que tomó posesión en la Asamblea recientemente como embajador en Inglaterra. Un hecho preocupante es cómo respondería a los ciudadanos frente a una toma del país por los norteamericanos. Si observamos algunos de los criterios vertidos por estos en las redes sociales sobre este tema, nos daremos cuenta de que la mayoría está de acuerdo con los señalamientos del señor. Trump (espero equivocarme). La simpatía se inclina más hacia el otro lado. Las disertaciones nacionalistas escasean. Es como querer que esto suceda.
Pero ¿por qué? Se me ocurre decir que es debido a que el Canal y sus directivos son vistos como un cuerpo con muchos privilegios y salarios exorbitantes que no se contempla en el resto del país, o sea, se ha mantenido el sistema clasista que existía en épocas de los gringos. El común de los panameños no sienten el beneficio de tener una obra tan importante en su suelo, pese a los miles de millones de dólares que se reciben cada año, pues no se ve cómo es invertido y a quiénes benefician. Qué colegio importante hay en la ex Zona del Canal, qué viviendas o barrios populares existen. Todo está a la venta a precios que solo conglomerados económicos y personas con influencia política pueden obtener. Y si le agregamos que desde el 2012 la cátedra de Relaciones con los Estados Unidos fue eliminada de la curricula por la actual ministra de Educación, y que hoy ha vuelto a ser instaurada por el señor presidente, Mulino, vemos que casi una generación no conoce el vínculo entre Estados Unidos y Panamá, su historia, las luchas del movimiento popular y de sus estudiantes que desencadenó el fatídico 9 de enero de 1964.
Sí, una generación de ciudadanos que no conoció los altibajos de las relaciones entre Estados Unidos y Panamá. En el siglo pasado se puede decir que cada década de ella hubo intervenciones militares y políticas en nuestros asuntos internos; no conocieron la forma despectiva como eran tratados los nacionales que, con la creación de la Zona del Canal, se mantuvo la separación racial en la relación laboral; no conocieron los límites existentes a todo lo largo de la franja canalera que separaba en mitad nuestro país. En fin, una relación intervencionista que culminó con la firma de los tratados y el reconocimiento de nuestra soberanía en todo el territorio nacional. Por ello, se debe crear una comisión de alto nivel, como lo ha propuesto un conocido estudiador de nuestras relaciones con Estados Unidos para que llegue a dialogar con el círculo más cercano al presidente Trump y que logre darle claridad sobre la realidad de lo actuado en materia del Canal de Panamá, y dejar claro que el Canal está totalmente administrado por manos panameñas, y que sus beneficios son invertidos en la economía local, y hacer campañas tendientes a esclarecer a la ciudadanía panameña el papel que juega el Canal en nuestras vidas, su importancia estratégica para que siga manteniéndose neutral y brindando un buen servicio a la comunidad internacional.