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- 26/02/2012 01:00
Trampas metodológicas
Los economistas intentan explicar la medición de la pobreza a través de indicadores, obviamente la pobreza encarnizada en millones de personas en todo el mundo, a pesar del crecimiento de la riqueza, es más compleja y tiene rostro humano.
En su medición los organismos internacionales, que pretenden regir todo lo que se mueve en el mundo, han levantado una metodología sustentada en la llamada ‘línea de pobreza’, basada en requerimientos calóricos y nutricionales, que suponen aseguran un adecuado funcionamiento físico de la persona.
Más allá de la teoría y las cuantificaciones, el Banco Mundial en 1991 planteó en 1.00 dólar la línea de extrema pobreza; es decir, todas aquellas personas que poseían 1.00 dólar diario no eran extremadamente pobres, para el 2010 esta cifran la han elevado a 1.25 dólares diarios. De allí los programas asistencialistas de los gobiernos comenzaron a disfrazar a los extremadamente pobres o en indigencia.
Algunos tuvieron la osadía de preguntar ¿un dólar diario para qué? La respuesta fue aún más osada, para alimentos, para transporte, para servicios básicos. En Panamá, los obreros nos preguntamos cómo puede ser, si ‘los cuara y cuara’ desaparecieron, si el transporte aumentó.
Esto que resulta insólito, hoy pretende ser llevado a su máxima expresión. Los organismos internacionales nos presentan una nueva metodología para calcular la línea de pobreza. En esta ocasión, las necesidades energéticas se establecieron a partir de mediciones del gasto energético.
Según el estudio, en Panamá el resultado es una disminución en las necesidades de energía de la población infantil (menos de un año hasta diez años), entre un 2% a 5%. De los 10 a los 18 años los requerimientos aumentan en promedio 12%. En el caso de los adultos se continuó utilizando el método anterior, basado en la estimación del metabolismo basal y en los requerimientos de energía derivados de la actividad física. En términos generales, los nuevos requerimientos son de 2080 kilocalorías; es decir, 225 menos (anteriormente eran 2305), con lo cual la desnutrición infantil baja de un solo plumazo y el 25% de la población mal nutrida.
Esta es la respuesta de los organismos internacionales al exorbitante costo de vida. Con ello los gobiernos dirán que han logrado disminuir el costo de la cesta de alimentos y otros gastos necesarios. Este es el sistema de mercado, que han impuesto los gobiernos neoliberales y los grupos de poder económico, incapaces en dar respuestas, por lo que acuden a disfrazar la realidad con trampas metodológicas, igual que ya han hecho con la medición del desempleo.
Ya veremos a Martinelli pregonar ‘otra promesa cumplida’. Martinelli quien controla el 60% de la cadena de distribución y que no ha hecho nada para que el costo de vida disminuya; cuyos proyectos gubernamentales ligados directamente con la distribución de alimentos como las jumboferias, jumbotiendas y cadenas agroalimentarias no muestran efectos en la variación de los precios de los alimentos.
En este sentido, el MEF está trabajando en una nueva canasta básica de alimentos, la que incluye cambios de los productos alimenticios que actualmente se miden, que pasarán de 50 a 58, pero cuyo costo calculado disminuye de B/.300.83 a B/.266.00 mensuales, debido a la reducción del número de personas por hogar (De 3.84 a 3.5) y a la eliminación de algunos artículos y la inclusión de otros de inferior calidad (los pescados frescos desaparecen y permanecería tunas y sardinas).
La canasta básica de alimentos sigue manteniendo el criterio ‘alimentos de mayor consumo de las familias’, lo que tiende a variar en función de la pérdida de poder de compra de los salarios; además deja de lado otros criterios como las condiciones medioambientales del país, a las que están expuestas las personas, demandando el uso de mayor energía.
Frente al eufemismo metodológico, los panameños debemos luchar por la disminución y congelamiento de los precios de los alimentos y por un aumento general de salarios. No debemos permitir que se siga atentando contra el derecho a la vida digna.
SECRETARIO GENERAL DE CONUSI-FRENADESO.