• 02/12/2024 00:00

Tenemos... podemos

Para quienes actuamos como ciudadanos activos, es decir, preocupados y motivados del diario acontecer, para que las cosas vayan realmente (y no demagógicamente) mejor, no es nada fácil lo cotidiano. Particularmente por la ausencia en la sociedad panameña, de un mínimo común denominador que nos motive y anime

“Los que aseguran que es imposible no deberían estorbar a los que estamos intentándolo”. La partida de un año y el arribo inmediato de uno nuevo, genera un sinnúmero de balances, resúmenes, inventarios, propósitos y todo tipo de ‘buenas intenciones’ en todos los planos. O sea, nos acordamos que somos, ante todo, seres humanos.

Para quienes actuamos como ciudadanos activos, es decir, preocupados y motivados del diario acontecer, para que las cosas vayan realmente (y no demagógicamente) mejor, no es nada fácil lo cotidiano. Particularmente por la ausencia en la sociedad panameña, de un mínimo común denominador que nos motive y anime.

Mínimo común denominador que, dicho sea de paso, continua ausente en nuestra formación social debido a los egoísmos, hipocresías, vanidades, orgullos y demás comportamientos existentes en todas partes pero que, en nuestro Panamá surrealista, adquieren niveles inimaginables por imperativos culturales que, parece ser, no queremos franquear, ni superar.

Así las cosas, los que más poder tienen, más pueden. Son los que se encargan de arrebatarnos el ayer, los que no quieren que tengamos mañana y no nos dejan que tengamos el hoy. Mahatma Gandhi, nos dejó un legado poco conocido en nuestro medio y muy repudiado por el ‘establishment’ local’.

Al ser preguntado Gandhi, ¿cuáles son los factores que destruyen al ser humano?, no vaciló en responder: “La Política sin principios; el placer sin compromiso; la Riqueza sin trabajo; la sabiduría sin carácter; los negocios sin moral; la Ciencia sin humanidad y la oración sin caridad”.

Acto seguido compartió: “La vida me ha enseñado que: la gente es amable si yo soy amable; las personas están tristes si yo estoy triste; todos me quieren si yo los quiero; todos son malos si yo los odio; hay caras sonrientes si les sonrío; hay caras amargadas si estoy amargado; el mundo está feliz si yo estoy feliz; la gente se enoja si yo estoy enojado; las personas son agradecidas si yo soy agradecido. La vida es como un espejo. Si sonrío el espejo me devuelve la sonrisa. La actitud que tome frente a la vida es la misma que la vida tomará ante mi”.

Gandhi nos dejó, además de sus principios, sus valores y sus ejemplos, un verdadero tesoro: una actitud de vida. Tal vez podemos empezar el nuevo 2025 aprendiendo a ser mejores ciudadanos. Ello nos llevaría a poner más énfasis en poner más dedicación y atención a conocer más y mejor nuestros derechos y deberes ciudadanos y a no caer en las innecesarias confrontaciones que tanto daño y dolor traen y que, ya han traído en tantos países.

Los desastrosos niveles que traemos en educación, hacen obligatorio que pongamos en marcha las tareas y acciones necesarias para empoderarnos como ciudadanos y lograr una mejor calidad de vida en lo cotidiano y en todos los terrenos. De lo contrario, corremos el riesgo de abonar el terreno para que el caigas en la vorágine de destruir sin construir mejores días para todos.

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