Ciclistas, atletas, patinadores y paseantes de la capital colombiana tienen una cita infaltable desde hace 50 años: la ciclovía de los domingos y festivos,...
- 28/07/2020 00:00
'Ten misericordia de nosotros'
Definitivamente que nadie escarmienta en cabeza ajena. Hace unos días pensaba en los proyectos, metas y desafíos que pretendemos realizar cuando acabe todo esto que hoy vivimos, la vida se nos va en un abrir y cerrar de ojos y nada de esto que pensábamos ayer podrá lograrse si antes no hay salud para salir a luchar.
Dice un estribillo de la Coronilla de la Divina Misericordia: “Por su dolorosa pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero”, es quizás la oración más hermosa que mis labios han pronunciado en momentos de paz, armonía y sobre todo de devoción.
Nada encierra más ese sentir de lo que Jesús vivió en el calvario, que ese estribillo que nos acerca a pensar que, a pesar de lo que vivió Jesús, nuestro amado Señor, podamos decirle a Dios, nuestro padre, “ten misericordia de nosotros y del mundo entero”. Me siento indigno de pedir algo así, porque nuestra humanidad nos ha llevado a todos a ser pecadores, que más indigno de mí que pedirle al Rey de Reyes, Señor de Señores, que tenga piedad de mí.
Parece mentira, pero el mínimo error que cometemos en este momento de pandemia, por inmadurez e irresponsabilidad, es precisamente el detonante de graves consecuencias, entre ellas la enfermedad, contagio comunitario y familiar y sobre todo, la muerte.
Embarga mi mente pensar que las cifras sobrepasen los 1000 difuntos y más de 40 000 contagiados, la vida sigue y entonces pienso en otro estribillo: “Hay un tiempo para morir, para sufrir, para reír, para llorar, para orar” y la frase sigue parafraseando que el tiempo de Dios es infinitamente preciso, pero nos da a todos la posibilidad de vivir, experimentar todos los estados emocionales del ser humano, pero también nos recuerda que llegará la hora en que tengamos que presentar nuestras miserias frente a las obras que en el amor hemos hecho.
Hay mucho que pedirle a Dios, pero también hay mucho por lo cual dar gracias. La pandemia que vivimos es una prueba fuerte para la que estamos hechos todos, pero en la que la valentía no es lo suficiente. La cobardía y las frustraciones pueden invadirnos, sobre todo cuando pensamos en la posibilidad de quedarnos solos en este mundo.
Cierro diciéndote… ¡ora, pide y espera!, #QuédateEnCasa, no olvides que tus errores generan consecuencias en los que te rodean y aquellos a quienes no conoces, pero, con quienes te encuentras en el camino.
“Santo Dios, Santo fuerte, Santo inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero”.