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- 10/12/2012 01:00
¿Por qué temer a la Libertad de Expresión?
El 31 de octubre, día de las brujas, en Audiencia Pública sobre el Fortalecimiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, nuevamente algunos arremetieron contra la Relatoría de la Libertad de Expresión de la OEA, brazo protector dentro de la CIDH de lo que tiene que ver con tan importante tema.
Varios países del ALBA y Argentina, volvieron a plantear que el Informe Anual que hace público la mencionada relatoría desaparezca, fundiéndose con todo lo demás; que pase desapercibido: Pensarán que ya no es tan importante.
O sea que, en pocas palabras, quieren que se diluyan los ingentes esfuerzos que dicha Relatoría lleva a cabo y que a algunos molesta mucho, para que no tenga la relevancia y el impacto que tiene hoy al estar pendiente de todas las reiteradas violaciones que se dan a este preciado derecho. Tan simple como decir que sin libertad de expresión plena, no puede existir una democracia completa y eficiente. No creo que eso lo podemos permitir.
Frente a esa reiterativa aspiración de ese pequeño grupo, al intervenir planteé la necesidad de dejar las cosas como están, porque existen países gobernados antidemocráticamente que, a pesar de haber sido electos en democracia, su línea de conducta deja mucho que desear. Por eso se dan cancelaciones de licencias a medios de comunicación; por eso multas excesivas se aplican cuando lo que se informa no es del gusto del gobernante de turno; por eso no se le da protección a las violaciones de derechos humanos de los periodistas; por eso las autoridades se desentienden de los ataques hasta físicos que reciben los comunicadores sociales. Por eso es que hay directivos de medios que no pueden salir de su país o simplemente no los dejan regresar a los mismos mediante el invento de falsos delitos; por eso es que hasta la materia prima, como el papel, se controla a ciertos medios. La lista podría ser interminable.
Frente a esto ¿qué hay que hacer? ¿Dejar que cada vez el cerco sea mayor para que logren lo que persiguen, que no es otra cosa que lo único que conozca la sociedad sea lo reportado por los medios de comunicación oficiales? ¿Qué todos se le dobleguen y les pidan perdón, como en repetidas ocasiones se ha pretendido?
Quienes creemos en la democracia de verdad sólo nos queda apoyar a la Relatoría de la Libertad de Expresión y su capacidad para generar sus propios fondos para emprender todos los programas continentales que en defensa de ese inalienable derecho obtiene, y que ha hecho que universalmente se respete su incansable labor y su independencia, a pesar de los constantes ataques que ésos le hacen.
Por más esfuerzos que hagan algunos, simplemente se encontrarán contra la muralla que constituimos los que entendemos que sin nuestra decidida defensa de la libertad de expresión la democracia continental seguirá en peligro. ¿Es éso lo que quieren nuestros pueblos? El tiempo de las brujas pasó hace bastante rato.
EMBAJADOR DE PANAMÁ ANTE LA OEA.