• 30/09/2024 00:00

Talleres constitucionales

Hoy por hoy, aunque aquí a muchos no les agrade, el constitucionalismo de nuestros días, se orienta en un sentido decididamente democrático...

La teoría de la Constitución, tan ausente en nuestra formación social, producto de 52 años de encierro provocado por el estatuto constitucional impuesto, nos aporta claves determinantes en lo relativo a la relación entre cultura y dignidad.

Hoy por hoy, aunque aquí a muchos no les agrade, el constitucionalismo de nuestros días se orienta en un sentido decididamente democrático, como bien nos ilustra Haberle: “ ... la Constitución no democrática se explica culturalmente en tanto que existan las condiciones de poder que lo imponen y forme parte de una realidad social determinada, así repugne admitirlo.”

Tomando muy en cuenta que la Constitución “no es solo un ordenamiento jurídico para los juristas”, mucho menos lo es un proceso constituyente para darnos todos una nueva, verdadera y real Constitución. De ahí que el compromiso del Presidente de la República de llevar a cabo en nuestro Panamá, un proceso constituyente democrático y participativo, debe comprender el necesario esfuerzo de todos los ciudadanos para su participación como protagonistas y no como espectadores.

El vacío producido por décadas de la débil formación cívica que hemos vivido, requiere ser remplazado por el inicio del proceso constituyente con la fase de la alfabetización constitucional. La misma deberá comprender, además de las estructuras y organización propias a las herramientas de la alfabetización, los diversos instrumentos instructivos y educativos necesarios para que los ciudadanos participen de la constitucionalización de nuestra sociedad.

Dentro de la alfabetización constitucional y sus distintas actividades, quiero destacar la importancia que debemos darle todos a los talleres constitucionales. Los mismos deberán organizarse y desarrollarse no solo en todos los sectores de nuestra población, también con la participación de las diferentes instituciones públicas y privadas y a todos los niveles ciudadanos, pues su propósito no es otro que el de lograr la mayor participación de los ciudadanos para la mejor formación en el conocimiento de los puntos esenciales para la discusión, elaboración y aprobación de la nueva carta constitucional.

La valoración de lo real, lo posible y lo necesario en el horizonte de lo normativo, deberá ocupar un lugar esencial de dichos talleres constitucionales y otras actividades, en aras de poder contar con un diagnóstico apropiado y serio que nos permita la mejor concertación posible en nuestro camino hacia la Constituyente.

Las tareas de los derechos, deberes y garantías fundamentales, deberán estar presentes para alcanzar bases solidas en aras del respeto y la protección de la dignidad del ser humano, punto principal de partida de la alfabetización constitucional. Ello es así para poder iniciar un proceso de transformación real de nuestra cultura constitucional y no solo textual.

Los talleres constitucionales deberán organizarse en toda comunidad de acuerdo a las características propias de la misma, urbana o rural, por ejemplo. Lo importante es que en los mismos se pueda conversar, dialogar y debatir, sobre los distintos aspectos que corresponde a los ciudadanos abordar, para el objetivo común de poder alcanzar, no solo una nueva y actualizada Constitución, sino también una mayoritaria población capacitada.

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