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- 29/04/2020 00:00
A soltar amarras y coger vientos alisios
Mark Twain escribió: “Dentro de 20 años estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste que por las que hiciste. Así que suelta amarras, navega lejos de puertos seguros, coge los vientos alisios. Explora. Sueña. Descubre”.
Ese pensamiento me trae recuerdos. En 1997, a dos años de la transferencia del Canal, hice una presentación en la que proponía que la nueva Autoridad del Canal de Panamá (ACP) ampliara su misión, para incluir “la coordinación e integración de todas las actividades relacionadas con la explotación de la posición geográfica”. Mi posición se basaba en que, más que administrar una infraestructura, Panamá tenía en sus manos la administración de varias de las rutas más importantes del comercio internacional. Para mí, no tenía sentido enfocarnos solo en administrar el tránsito de barcos.
En su momento, mi propuesta no encontró apoyo, quizás porque había mucho temor de que Panamá fracasara en la administración del Canal, y se pensó que ampliar su misión podía desenfocar a la institución. Ahora, la crisis se nos presenta oportuna para repensar las cosas y acelerar la búsqueda de soluciones. Es el momento de soltar amarras, navegar lejos de puertos seguros, coger vientos alisios, explorar y descubrir.
El lado positivo de la crisis es que nos obliga a ser innovadores y a planificar por escenarios. Por el lado de la salud, creo que el Gobierno nos ha dado una excelente demostración de creatividad, innovación y planificación con base en escenarios. Panamá ha pasado de ser conocido por los mal llamados “Panama Papers”, a ser uno de los países en Latinoamérica que mejor ha enfrentado la pandemia.
Entre las lecciones aprendidas en salud, está el habernos hecho acompañar de expertos y especialistas, escucharlos, implementar recomendaciones, y desarrollar una estrategia de socialización y comunicación lo más transparente posible. Nada es perfecto, pero debemos admitir que el manejo ha sido lo más profesional que hemos visto desde la posinvasión. Además, debemos reconocer que lo que estamos viviendo es inédito a nivel nacional, regional y mundial.
Por el lado económico, debemos iniciar por comprender los escenarios que enfrentamos. En mi opinión, debemos reducirlos a dos. Uno, en el que la vacuna para inmunizar contra el virus se encuentra a una distancia de seis a dieciocho meses, y el otro en el que tome más tiempo o no se desarrolle la vacuna.
Aceleramiento en la Innovación y Tecnología: En cualquiera de los dos escenarios se producirán cambios en el comportamiento de la gente y de las instituciones, tanto públicas como privadas. El aislamiento social se transforma en una constante, lo que afecta toda actividad en la que se daban aglomeraciones y/o trabajo en grupo. La resultante, ya la vemos en la actualidad: uso masivo de la tecnología y del contacto virtual. Hay actividades económicas que se prestan más para funcionar en esos ambientes que otras, y una de ellas, es el comercio electrónico. La entrega a domicilio (“delivery”) es el futuro y no tomará mucho adecuarlo a todas las demás actividades comerciales, tanto locales como internacionales. En esto, la posición geográfica de Panamá cuenta con ventajas competitivas inigualables. Pero hay que hacer mucha innovación en los ámbitos tecnológico e institucional. ¡Llegó el momento de comprender que, más allá de “pasar barcos”; lo que administramos es una posición geográfica inigualable!
En este sentido, es clave identificar los cambios que se están dando en las cadenas de suministro y la forma en que se puede mejorar la resiliencia. Lugares que demuestren estabilidad en todo sentido, confiabilidad y transparencia, van a ser los seleccionados para establecer los nuevos centros de manufactura y distribución regionales. En esto ya se ve en varios países la tendencia a la nacionalización o participación creciente del Estado en las actividades estratégicas. Las Asociaciones Público-Privadas abren una excelente oportunidad a nuevos modelos de negocios que resultarán de las ayudas que brinde el Estado para las empresas privadas que están en crisis financiera producto del COVID-19. El momento exige que se replantee la relación entre el Estado y el sector privado, donde la libre empresa genere prosperidad y el Gobierno la ayude mediante una planificación estratégica. Lo que propuse en 1997, lo vuelvo a proponer en 2020.
Higiene y Salud: Otro de los cambios provocados por esta crisis y que tendrá impacto a corto y largo plazo, es la conciencia con respecto a la higiene y a la salud. Esto deberá generar cambios en los hábitos y en los estilos de vida. Hace muchos siglos, la civilización encontró en las religiones formas de crear nuevos hábitos y protocolos; de ahí que muchas religiones prohíben comer ciertas cosas, y obligan a mantener la higiene y evitar contactos físicos. En esta época, la civilización ha encontrado en las redes sociales y la tecnología digital la forma de modificar los códigos y protocolos sociales, reduciendo nuestra exposición a focos de contagio.
Nuevos productos turísticos: El hecho es que es evidente que el nuevo entorno, tanto de viaje y/o turismo, girará alrededor de quién pueda ofrecer productos “sanos” y con garantías de estar “limpios” del virus. Para ello, las industrias del turismo y de la aviación tendrán que rediseñarse. Tal como ocurrió después de los ataques terroristas de 2001, en que la seguridad se transformó en parte integral de la industria aérea, ahora la higiene y la “certificación” de lugares limpios del virus, serán el nuevo atractivo. Las implicaciones de estos nuevos protocolos serán inmensas.
La cuarentena obligatoria, antes y después de un viaje, las pruebas frecuentes y el aislamiento social de los colaboradores que trabajan en un hotel, o en un restaurante, la cantidad de huéspedes aceptables en un piso de un hotel, o el tipo de limpieza profunda realizado en las instalaciones o infraestructura, el seguimiento y control sanitario de huéspedes y colaboradores, serán los atractivos para ser exitoso en cualquier actividad turística o de viaje. El éxito que logre Panamá por el lado de la salud en esta crisis será la primera carta de presentación a mostrar al mundo de que, por ese lado, Panamá maneja el tema de manera profesional. El nuevo producto en el mundo del turismo será el turismo y los viajes libres de virus.
¿Aumentará el valor de la experiencia y disminuirá el de las cosas? Es una interrogante que vale la pena plantearnos, ya que el confinamiento obligatorio y extendido necesariamente implica más reflexión.
Fragilidad de las finanzas personales: Otro cambio significativo producto de esta crisis va a ser la forma en que la gente gasta y/o ahorra. La crisis ha puesto en evidencia la relativa importancia de lo material. Tal como ocurrió después de la depresión y de las dos guerras, las generaciones que vivieron esas crisis fueron mucho más austeras en cuanto a la compra de artículos suntuosos. Esta crisis está teniendo un impacto directo en el gasto discrecional. La generación de los millennials no había enfrentado la escasez, y mucho menos la falta de empleo/ingresos. En estos pocos meses, muchos jóvenes se han percatado de la fragilidad de las finanzas personales, y la gran cantidad de cosas en que gastaban, y que no necesitaban. El cambio de comportamiento se reflejará en nuevos estilos de vida, menos zapatos, menos marcas finas, y más ahorro. Esto abre las puertas a nuevos tipos de negocios, más orientados a servicios que a productos, y a productos más “necesarios” que de lujo. Un estilo de vida en que habrá más convivencia en familia, cocina casera, cuidado y aislamiento a los mayores.
Revolución educativa: La crisis nos ha obligado a acelerar la educación virtual. Durante demasiados años la tecnología ya estaba disponible, pero su aplicación era discrecional. Desde hace décadas, la educación formal requería una revolución. Es una coyuntura única para aprovechar y dar el salto cuantitativo y cualitativo que se requiere. Esto debe aplicarse a toda la gama de temas y actividades educativas. Partiendo por una mayor inversión en investigación y desarrollo, en ciencia y tecnología, y en extensión universitaria, llevando los cambios hasta los niveles más básicos de la educación.
Solidaridad Internacional: COVID-19 ha puesto en evidencia el nivel de interdependencia que existe entre países y regiones, pero también la posibilidad de lograr la colaboración regional e internacional como herramienta para resolver los problemas. Un virus globalizado nos ha llevado a realizar la importancia que tienen los organismos internacionales y el que cuenten con los fondos necesarios para fortalecer sus funciones. Panamá puede jugar un papel muy importante a nivel regional para coordinar a través de su hub humanitario la ayuda y el apoyo internacional a la región, pero también como líder en la búsqueda de soluciones a problemas comunes en temas de salud, turismo, comercio, transporte, ambiente, logística y tecnología.
Cada uno de los dos escenarios presenta retos y oportunidades diferentes, de allí que pensar en la pospandemia sea un esfuerzo complejo para el equipo del Gobierno y para los pilares económicos, comerciales e intelectuales del país. El Gobierno ha realizado una excelente labor en la búsqueda de fondos y financiamiento para estimular la economía pospandemia, lo importante será hacerlo de tal forma que, además las obras de infraestructura, se produzcan cambios estratégicos a nivel institucional para que la pospandemia sea realmente una oportunidad para refundar el país y prepararlo para ser más productivo y competitivo a futuro. En estos momentos, como dijo Alvin Toffler: “Es mejor pecar por exceso de atrevidos que por exceso de precavidos”.