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- 09/11/2024 09:10
Sinán y el Perú
“Rogelio Sinán, a quien hay que conceder el capinazgo de la literatura panameña, acaba de publicar una novela, en cuya trama se mezclan nuevos y viejos zumos. Dentro de una técnica monologal casi de confidencia estrábica, dejar fluir sucesos de última hora, deformaciones psíquicas y sexuales, la vida durísima del cabaret panameño y las lucubraciones de un Des Esseintes recalentado por el trópico. Así es Plenilunio, libro de un alma retorcida y enferma, simbiosis de sensualidad y angustia, donde la muerte y la locura se dan cita en una cabeza perdida cada vez que se asoma, en toda su majestad, la luna”. (Luis Alberto Sánchez, crítico literario y político peruano, diario La Tribuna, Lima, Perú, 10 de noviembre de 1947).
Este comentario resume la reacción de los primeros lectores incas que esta novela panameña les dejaba y que los aproximaba al drama social que la Zona del Canal había generado en el istmo. Del Vasto (2011) indica que ese contacto de Sinán con el Perú no nace con esa novela. En 1921, el autor realizó sus estudios universitarios en Chile, donde tuvo catedráticos peruanos como “Luis Francisco Bustamante, Jacobo Hurwitz y Nicolás Terreros, exiliados por el entonces presidente Augusto B. Leguía; eran apristas y habían militado en la Federación de Estudiantes del Perú”, alineada con la Reforma Universitaria de Córdoba, Argentina, de aquellos días.
El joven Sinán, cuyo nombre verdadero fue Bernardo Domínguez Alba, trabó así amistad con los líderes y seguidores de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) que había sido fundada por Haya de la Torre y uno de cuyos postulados programáticos era la internacionalización del Canal de Panamá. En el archivo nacional, en la serie “Correspondencia 1919-1969” del político y literato Luis Alberto Sánchez, se encuentra la carta que Sinán le dirigió el 20 de agosto de 1941 donde le participa de la gestación de una nueva novela asociada a la problemática del Canal.
El nacimiento de Plenilunio estuvo acompañado de varias experiencias previas. De 1937 a 1939, Sinán se desempeñó como cónsul general de Panamá en Calcuta. En 1948 dictó conferencias en Perú. Chile, Argentina y Uruguay. En Perú, sus conferencias fueron impartidas en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y el primer libro comentado fue precisamente Plenilunio, que se agotó de las estanterías de los puestos de libreros que se hallaban cerca de esa casa de estudios; se dice que los ejemplares adicionales -impresos en Panamá- los trajo el propio Sinán (Sánchez, 2011). Oportunidad que aprovecha para escribir sobre la obra de Jesús Flores Aguirre Romance del Viejo Perú. Pórtico de José Muñoz Cota (Ediciones Papel de Poesía, Lima, 1948). En 1951 recorrió Centroamérica para impulsar su sueño de “crear una gran Asociación Centroamericana de Escritores y Artistas, corporación gremial que defendiese, entre otros temas, los derechos de autor”. Y así se mantendrá -en periplos en pro de la unidad gremial- las décadas siguientes hasta su muerte.
Goodrich (2020) señala que Plenilunio nace en 1943, pero no es publicada sino hasta 1947 en Panamá; 1953 en México; 1961 nuevamente en Panamá, y 1972 en Madrid. “La última editora que publicó esta novela en Panamá fue Editora Novo Art S.A., en 2005; poco después, la Distribuidora Lewis editó varias de las obras de Sinán, además de esa novela otra vez”. Si bien Plenilunio fue conocida desde su aparición por los intelectuales peruanos vinculados a la política, es, sin embargo, la edición española de 1972, en el “Año Internacional del Libro”, la que llega masivamente al Perú y la que permite un segundo renacer del interés por las creaciones de Sinán.
Para Ibáñez (2021), “la actividad comercial y la dolarización de la vida que produce la Zona del Canal condicionan la moral del país” y ello se ve reflejado en Plenilunio que “se articula casi en su totalidad sobre el concepto de la condición bifronte de la cultura panameña, la que por un lado se presenta próspera, activa y cosmopolita, y por otro, es corrupta y materialista”. Se trata entonces de un texto donde la denuncia social, además de la introspección sicológica de los personajes, tiene un espacio que hace de esta novela canalera un signo de vanguardia.
Los especialistas en Sinán coinciden en señalar que en Plenilunio convergen la misión heroica del novelista por transmitir una idiosincrasia propia -nacional- en una sociedad en ese momento territorialmente fragmentada y el torbellino de datos, gestos y actitudes reales que desea que queden reflejadas en sus personajes. Ese es el esfuerzo que cautivó a sus lectores peruanos y que el propio Sinán expresó así en 1957: “refleja nuestro único y exclusivo conflicto: el conflicto del hombre de maíz y la máquina, es decir, el conflicto del panameño y su destino”.
* El autor es embajador peruano