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- 17/07/2012 02:00
¿Serán vergonzosas las escuelas rancho?
Si estudiar en escuelas rancho es ‘vergonzoso’, tal como se afirma en un artículo sobre el ‘mito o realidad de las escuelas rancho’, entonces la vida en rancho también debe ser ‘vergonzosa’. Pero si hablamos de ‘mitos’, ¿acaso en las escuelas de mampostería se aprende más y mejor que en las de cañazo y paja? Debería ser obvio que las escuelas respondan a la realidad de su entorno social y que pretender que en todo sitio se construyan escuelas modernas de mampostería es utópico; e igualmente destructivo como lo es el sistema educativo centralizado gubernamental.
Lo más curioso es que en el mismo artículo se asevera que se trata de un ‘escenario que aún sigue vivo y fuerte en las comunidades apartadas de la educación panameña, son las escuelas rancho...’. Que con ‘pencas, palos, barro y de cualquier cosa que les quede a mano a los pobladores... así elaboran los padres de familia las mal llamadas escuelas, donde luego sus hijos acuden a tomar clases’.
Aparentemente para la Asociación de Educadores Veragüenses (AEVE), la razón de esta supuesta parodia se debe a: ‘lugares olvidados por el MEDUCA, en donde la gente del pueblo y docentes se las ingenian para improvisar salones donde los estudiantes puedan recibir sus clases. Es la realidad de al menos 100 escuelas a nivel nacional, asegura’.
Pero la realidad que no queremos ver porque trastoca la tranquilidad de la planificación central mítica que pretende estar en todas partes haciéndolo todo, independientemente de la realidad de un mundo que se niega a complacer esos lindos esquemas.
En Argentina, por ejemplo, en donde el Ministerio de Educación hecho grandes esfuerzos por eliminar las escuelas rancho, al punto de llegar a ufanarse de ello, los medios informan que ‘Todavía quedan escuelas rancho en nuestro país. A pesar de que el Ministerio de Educación insiste en que los establecimientos escolares precarios han desaparecido de la Argentina, gracias a los fondos del Plan Social Educativo, la realidad se impone’.
¿Cuál es la realidad de todo ello? Es la misma realidad que encontramos con los ‘mal llamados transportistas piratas’ en Panamá, que no son más que la gente ingeniándose con sus propias soluciones cuando el gobierno, que jamás podrá ser omnisciente y omnipresente, es incapaz de resolver. Y es incapaz, porque la educación no es propia de los gobiernos sino de las familias y las comunidades.
Las escuelas rancho están —gracias a Dios— por todo el Planeta Tierra. Son la viva realidad del mercado de una oferta que se produce ante una demanda. Y que es capaz de lograr soluciones, típicamente superiores a las estatales, simplemente porque allí no está la endémica corrupción política ni los grupos parásitos que viven y conviven del banquete clientelista.
No dudo que AEVE y los funcionarios estatales y más estén muy bien intencionados; pero como es consabido, ‘de buenas intenciones está pavimentado el camino al Infierno’. Dejemos que el mercado funcione y usemos el gobierno para evitar abusos.
EMPRESARIO