• 24/10/2017 02:02

Errores y retos mundiales imponen cambios

Quienes tenemos el valor de informar y denunciar estas graves anomalías y atropellos, sufrimos persecuciones y discriminación

Ya desde décadas anteriores me he venido cerciorando y escribiendo columnas de análisis sobre las perspectivas de necesidades para corregir entuertos que han venido siendo impuestos a la humanidad sin el menor respeto a la vida en todas sus manifestaciones. La impotencia de las grandes mayorías ha sido parte del sustento de países, grupos de estos y de personas que han ido manipulando elementos básicos para la supervivencia y convertirlos, a su antojo y conveniencia, en factores de dominio de los cuales ya se ha abusado demasiado. El señor Trump solo entiende de supremacías, destrucción, muerte y sanciones. Tozuda e irresponsablemente se niega a reconocer el cambio climático y a tomar medidas de su país para contribuir con evitar los gravísimos daños y más muertes de miles de inocentes alrededor del mundo. Quienes tenemos el valor de informar y denunciar estas graves anomalías y atropellos, sufrimos persecuciones y discriminación. Las columnas y tiempo aire están disponibles, en su mayoría, para voceros de grandes intereses.

No obstante, las reglas de juego de las relaciones comerciales, medios de pago y el nuevo orden económico internacional que ya es una urgencia notoria, rebasan los límites de paciencia, ignorancia y cobardía de unos, igual que la voracidad de quienes imponen la explotación, la inequidad, las injusticias y la ilegitimidad, por lo cual tratan de enredar el entendimiento con campañas mediáticas y clientelismo internacional. Los organismos y métodos, aún reformados, son manidos y hasta se percibe su hedor a la distancia. Ya antes he mencionado al general (r) estadounidense Wesley Clark, excomandante de la OTAN, quien denunció un plan para la toma y ‘administración' de siete países del Medio Oriente. Se mintió para invadirlos. Había una aspiración legítima reformadora de los medios de pago por parte de los países invadidos para las transacciones internacionales, con otra moneda que no es el dólar, fraguado luego de terminar la Segunda Guerra europea (Mundial). Tanto Libia como Irak mantenían grandes reservas de su oro para respaldar, efectivamente, una nueva moneda. A la vez, las entrañas de esas tierras contienen un gran valor energético: petróleo. Hoy, otros países con las mismas ideas de los del Medio Oriente, con esos mismos recursos y otras riquezas —gas, minerales, agua, bosques y selvas— intentan protegerse.

No escapa pensar que lo que pasó en Medio Oriente (con una piedra, tres pájaros), pues se buscaba afianzar un poder geopolítico en esa rica región, hoy sumida en el dolor, las precariedades y la destrucción. El privilegio monetario y financiero sobre el intercambio comercial mantiene las puertas cerradas con un sistema injusto que padecen, sobre todo, los países del llamado Tercer Mundo. La UE se abrió con una nueva moneda que no han podido, o no han querido, hacerla valer porque no se han abierto a la pluralidad y a una economía igualmente abierta, aunque suene raro decirlo. Han patrocinado el engaño a la ‘eficiencia' con subsidios, y, han respaldado las ‘sanciones' y las invasiones —como la cuarta de 1989 a Panamá—, las ‘listas' que, sin juzgamientos ni pruebas, afectan hasta la libertad de expresión (caso GESE en Panamá), causan daños irreparables a miles de gentes que quedan sin sus puestos de trabajo, lo que las deja a ellas y sus hijos sumamente vulnerables. Estos hechos, como las invasiones y bombardeos que siguen dándose alrededor del mundo, son criminales, y van contra todo principio de derechos humanos. ¿Serán Corea y Venezuela los responsables? La debilidad del dólar estadounidense, el elevado endeudamiento creciente de este gran país, las ochocientas bases militares, el aumento de las guerras, así como la actitud arrogante, de insensibilidad e irresponsabilidad moral y hasta estupidez al ignorar las conclusiones de los científicos sobre el cambio climático, están llevando al mundo al abismo que pretenden ignorar. Su economía no crecerá con ventas y suministro de armas. Lo más grave es que se aferran al poder que creen los hace omnipotentes y dueños de toda la creación. Hay esperanzas con el nuevo intento con el yuan y el rublo, junto con otras monedas en el mercado y hasta el viejo trueque son oportunas y necesarias formas de pago que reclaman las economías abiertas y en desarrollo. Hay alternativas, hay que romper esquemas, preservar las vidas en lugar de destruirlas; esa debe ser la consigna en defensa de la humanidad.

PERIODISTA Y ANALISTA INTERNACIONAL.

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