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- 15/10/2016 02:03
¡Desprestigio prematuro de un régimen!
Está en duda que el autollamado ‘Gobierno de honestidad y transparencia ', cambie de rumbo. Lo que este ‘régimen de mando personal ', que no de Gobierno, ha sido en 28 meses de gestión, eso será, con poca diferencia, mientras prevalezca lo que mande el mandador (hasta posiblemente el 30/06/19). Infortunadamente, ha resultado frustrante, decepcionante y desesperanzador lo ocurrido a nuestra patria en este lapso.
Decepciona, sobremanera, que un Gobierno elegido supuestamente en democracia, con un bajo porcentaje de votos (39 por ciento); que prometió tanto o más que ningún otro Gobierno en 113 años de República, gobernar ante todo y sobre todo para ‘el pueblo primero ', haya experimentado tan duro decaimiento en popularidad, por su propio abonamiento de descrédito en tan poco tiempo.
Contrario a lo prometido durante la campaña política, el presidente de la República, nombró en su equipo de Gobierno a sus más allegados amigotes y familiares (nepotismo). Luego asumió el control de la Asamblea Nacional, la Contraloría General de la República (antes, máxima institución fiscalizadora de la Nación), la Corte Suprema de Justicia, el Ministerio Público, y las Instituciones Autónomas y Semiautónomas. Seguidamente queda ‘al descubierto ' una serie de escándalos mayúsculos de corrupción e impunidad en algunos ministerios y entidades públicas (Vivienda, Migración, IMA, ATTT, Ampyme, el transfuguismo, etcétera), actos delictivos que son cotidianamente denunciados en los tribunales y en los medios de comunicación.
Obnubilado por la ejecución de algunos ‘megaproyectos ' (el Metro 2 y 3, 4º. puente sobre el Canal, construcción masiva de escusados rurales, sin agua, abuso del erario, repartición de ‘órdenes de proceder ' por doquier, para obras materiales ilusorias, exagerado programa de subsidios onerosos hasta beneficiar a delincuentes), el régimen ‘perdió de vista el bosque por contemplar los árboles '. Como consecuencia, se incrementó la criminalidad e inseguridad pública, y los problemas vitales de la población, lamentablemente, se desatendieron: el alto costo de la vida, con tendencia al alza en los precios; la falta de agua potable; la infortunada gestión administrativa y técnica de la Caja de Seguro Social; las condiciones deplorables de las calles y avenidas urbanas; el deficiente servicio de transporte público; la basura; el deterioro de las carreteras nacionales y caminos de penetración rural; las huelgas de educadores, médicos y sindicatos obreros; el funesto nepotismo oficial (parientes de altos funcionarios politiqueros, incultos, son nombrados como representantes diplomáticos en el servicio exterior, con los resultados negativos conocidos, propios de un vergonzoso desempeño).
La conciencia colectiva, que va más allá de los individuos y que crea vínculos de sentimientos, de pensamientos y de propósitos, que constituyen la esencia misma de la patria, tal es el caso de Panamá hoy. Pero, ¿se podrá mantener este estado de solidaridad colectiva que nos permita seguir considerándonos orgullosamente panameños, no obstante las decepciones y desengaños de nuestra experiencia política reciente? Llegamos rápidamente a la conclusión de que el ‘régimen de mando personal ' es la antítesis, la negación, lo contrario del sentimiento democrático, que equivale a decir del pensamiento y del sentimiento panameño.
Todavía más: el ‘régimen de mando personal ', por profesión de fe, es materialista; y los panameños, por conducta, y por convicción de fe también, somos en mayoría espiritualistas, en el sentido de subordinar los bienes materiales a las esencias espirituales.
Nuestros venerados próceres, cuya iniciativa es inolvidable para la unidad republicana, así como también nuestro sistema democrático, en proceso de perfeccionamiento, constituyen símbolos que estimulan la solidaridad humana, ambiente en donde todos los panameños seamos totalmente libres e ‘iguales ante la ley '. Hoy se requiere, en defensa de este fundamental principio humano, la creación concertada de toda la ciudadanía panameña, única forma de vencer el materialismo avaricioso, que pretende secuestrar a nuestra Patria.
Conclusión: para Presidente Constitucional de la República (2019-2024), se impone la personalidad de un hombre honesto y capaz que potencie el diálogo y la formulación de políticas públicas en temas de interés nacional: educación, salud, trabajo, justicia, vivienda, agua potable, el medio ambiente, la actividad agropecuaria, el transporte público, el costo de la vida, las obras públicas, etcétera. ¡Corresponderá al soberano pueblo panameño, dictar su fallo democrático inapelable en mayo de 2019!
MAESTRO DE CIUDADANOS.