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- 24/07/2015 02:00
La tragedia de Tocumen: la literatura redime
Durante tres años coordiné, ad honórem, el Círculo de Lectura del Centro de Cumplimiento, entidad que alberga a los menores sentenciados por sus delitos.
La Lotería, en ocasión de la Semana del Libro, organizó un acto con la participación de estudiantes de algunos colegios secundarios de la capital y tenía como invitados especiales a una delegación de los jóvenes detenidos en Tocumen.
De allí nació la idea de compartir con ellos mis experiencias del Círculo de Lectura de la USMA. El equipo de profesionales que dirigía el Centro acogió con entusiasmo la iniciativa.
Mis estudiantes de la USMA visitaban el Centro de Cumplimiento y los detenidos participaban a las reuniones del círculo de lectura, tanto en la universidad como en la librería Exedra. Luego los llevé a las dos primeras Ferias Internacionales del Libro celebradas en nuestro país. Además participaban en nuestras presentaciones de libros, incluso fueron protagonistas cuando Rose Marie Tapia realizó la gala de Roberto por el buen camino.
Los jóvenes del Centro nunca se evadieron, eran un equipo, una familia, eran conscientes de la oportunidad que se les ofrecía. Trabajaron un boletín informativo como el Huellas de la USMA. Escribieron poemas, cuentos y el inicio de una novela. Los detenidos asistían a mi programa radial por Caracol, Tertulia Literaria.
En una ocasión los llevé a una conferencia internacional sobre lectura en el Hotel El Panamá. Allí dieron testimonio de sus experiencias, fue inolvidable, los expertos de distintas latitudes se emocionaron con ellos, muchos lloraban ante sus vivencias.
Las reuniones de la USMA, como las realizadas en Exedra, les permitieron analizar los libros con tal propiedad que muchos creían que eran universitarios. Aprendieron a comunicarse, a pensar lógicamente, a compartir con naturalidad su pasión por la literatura. El Centro les daba la oportunidad de estudiar, unos en primaria otros en secundaria e incluso en la universidad, era parte del programa de resocialización. Los que formaban parte del círculo nunca volvieron a reincidir. Se habían humanizado, pues se les trataba con respeto y aprecio. Aclaro que en ese grupo todos los delitos estaban presentes. Al escucharlos comprobamos que eran chicos sin hogar, carentes del amor y cariño de una familia formal.
El cambio fue funesto cuando Martín Torrijos asumió el poder ejecutivo y su ministra de la Familia removió al equipo de profesionales que dirigían con dedicación, responsabilidad y mística el Centro de Cumplimiento. El Panamá político consideró, una vez más, esa entidad como otro de sus espacios, nada detuvo a la ministra de turno, sustituyó a las trabajadoras sociales, psicólogo, incluso a los custodios con amplia experiencia y sobre todo a la directora que sabía dialogar con los detenidos y respaldaba al Círculo de Lectura.
El Círculo de Lectura desapareció, luego la ministra fue premiada por el presidente Martín Torrijos al integrarla a su equipo de asesores. El daño moral y profesional era un hecho consumado y el abono para un homicidio colectivo.
Ante la tragedia de los quemados el 9 de enero de 2011 en el Centro de Cumplimiento de Tocumen que conmovió a la sociedad panameña reitero mi reclamo ciudadano: que el Panamá político renuncie a considerar como espacios partidistas las instituciones públicas. El director de la Policía debe ser un profesional especializado y nunca un militar, como lo era en ese momento. La policía militarizada (Senafront) avasalla al ciudadano común, recordemos Changuinola, San Félix, Colón y los asesinatos de los obreros. Que el equipo de las cárceles se integre con profesionales ajenos al clientelismo político.
La muerte de los cinco adolescentes quemados en el centro penitenciario nunca más debe repetirse. El Panamá político es el responsable de ese crimen institucional.
EDUCADOR Y ESCRITOR.