• 22/09/2024 00:00

Rectoría del Minsa y unificación del sistema de salud

Ahora que las nuevas autoridades del sistema público de salud coinciden en señalar la necesidad de unificar los servicios de salud de la CSS y el Minsa, conviene tener bien presente que es indispensable fortalecer la capacidad del Ministerio de Salud para ejercer su función rectora, con el propósito de tomar responsabilidad efectiva por la salud y el bienestar de la población.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la rectoría implica tres grandes responsabilidades para efectivamente ejercer la gobernanza del sector salud: (i) proveer visión y dirección al sistema de salud; (ii) recolectar “inteligencia”; y (iii) ejercer influencia mediante la regulación y otros mecanismos. Por ende, subraya la OMS, la capacidad para ejercer un pobre o buen desempeño de la rectoría del Ministerio de Salud (Minsa), puede afectar todos los resultados del sistema de salud.

Esta definición deja claro que la rectoría del Ministerio de Salud es indispensable para que la institución pueda influenciar de forma efectiva los principales recursos críticos (financieros, recursos humanos, servicios, medicamentos y tecnología) de nuestro sistema de salud y, lo más importante, para que ejerza con éxito el liderazgo de la construcción del sistema público unificado de salud que queremos para alcanzar la cobertura universal de salud, superando las limitaciones institucionales de nuestro fragmentado sistema de salud.

En ese contexto, es obligatorio que conozcamos las dimensiones de la función rectora, y los invito a reflexionar sobre la necesidad de fortalecerlas, pues la Rectoría del Ministerio de Salud, es la más importante función de la autoridad sanitaria nacional. Démosles un vistazo a las dimensiones de esa rectoría. Unas son indelegables y otras compartidas.

Las funciones exclusivas e indelegables para el ejercicio de la Rectoría del Ministerio de Salud son tres. Veamos qué significa cada una:

La conducción sectorial: comprende la capacidad de orientar a las instituciones del sector y movilizar instituciones y grupos sociales en apoyo de la política nacional de salud.

La regulación: es un proceso complejo que incluye el diseño y la generación del marco normativo sanitario que protege y promueve la salud y la garantía de su efectiva aplicación.

Las funciones esenciales de salud pública, FESP: son las capacidades de las autoridades de salud, en todos los niveles institucionales y junto con la sociedad civil, para fortalecer los sistemas de salud y garantizar un ejercicio pleno del derecho a la salud, actuando sobre los factores de riesgo y los determinantes sociales que tienen un efecto en la salud de la población.

Además de las tres dimensiones indelegables, el Ministerio de Salud tiene otras tres responsabilidades que son compartidas -con la CSS, el MEF y otras instituciones relacionadas- para el ejercicio de la función rectora. Conozcámoslas.

La modulación del financiamiento: incluye las competencias de garantizar, vigilar y modular la complementariedad de los recursos de diversas fuentes para asegurar el acceso equitativo de la población a los servicios de salud.

La garantía del aseguramiento: focaliza su quehacer en garantizar el acceso a un conjunto garantizado de prestaciones de cobertura de servicios de salud para todos los habitantes, o planes específicos para grupos especiales de la población.

Para Panamá esta función significa que el Estado tiene la responsabilidad de tutelar la efectiva protección social en salud, mediante la garantía del acceso a las prestaciones que debe ofrecer nuestro sistema público de salud, en el cual el 100% de la población tiene acceso a los servicios que ofrece la CSS o el Minsa.

La armonización de la provisión: es la capacidad para promover la complementariedad de los diversos proveedores y grupos de usuarios para extender la cobertura de atenciones de salud equitativa y eficientemente. Para asegurar la armonización y la complementariedad de los diversos proveedores, el Estado deberá promover la integración de las diferentes entidades que operan en el sistema en redes de prestación de servicios de salud.

A estas alturas, basado en la evidencia disponible, complementada con la solvencia profesional que me dan 50 años de ejercicio profesional, debo concluir que la capacidad de Rectoría del Ministerio de Salud es débil en la mayoría de las áreas de cada dimensión descrita, ausente en otras, y fuerte solo en algunas.

No obstante, existen los recursos humanos capaces y suficientes en el nivel central del Minsa para revertir esta situación, pero en muchas ocasiones falta el respaldo político y financiero para el ejercicio de sus funciones. Cosa diferente es en los niveles regionales, donde muchas veces no hay los recursos humanos con las competencias requeridas, y tampoco hay el presupuesto para llevar a cabo las actividades de supervisión capacitante.

Finalmente, recomiendo a las nuevas autoridades llevar a cabo una evaluación del desempeño de la función rectora del Ministerio de Salud. A partir de allí deben formular y ejecutar un plan de acción para iniciar de inmediato el fortalecimiento de la Rectoría del Minsa en todos los niveles. De lo contrario, no podremos avanzar en la construcción del sistema público unificado de salud que queremos y menos, alcanzar la cobertura universal de salud.

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