La República de las Islas Marshall ha creado su primer santuario marino para proteger dos ecosistemas vírgenes alrededor de los atolones Bikar y Bokak,...
- 23/10/2016 02:03
Un presidente que no se quiere ir
Conforme a las encuestas, a menos de un mes de las elecciones presidenciales en Nicaragua, las cosas parecieran estar ya definidas en lo que se refiere al resultado; el actual presidente Daniel Ortega resultaría reelecto y se convertiría, por cuarta vez, en el que gobernaría los destinos de esta pequeña nación centroamericana.
El interrogante que me hago es ¿cómo es posible que esto ocurra? Hablamos de un exdirigente revolucionario que peleó años en el monte y está por completar su tercer mandato presidencial (1980-1990 y 2006-2016), cerrando dos décadas en la cima del poder, habiendo sido derrotado en tres elecciones presidenciales consecutivas (1990, 1996 y 2001), no claudicó en sus aspiraciones este secretario general del FSLN. Persistió, hasta que lo logró y ahora pretende perpetuarse en el poder. Nada de las adversidades que pesan en su contra parecieran empañar un nuevo triunfo; me refiero a hechos como la privatización del partido sandinista por parte de Ortega; el abandono y expulsión de miembros antiguos y prominentes del FSLN; el rechazo al ‘danielismo' de connotados artistas e intelectuales del sandinismo; la falta de democratización de este partido; un gobernante generador de polémicas, artífice de graves determinaciones diplomáticas, como los diferendos limítrofes con Costa Rica y el robo de parte del mar territorial a Colombia; los graves cuestionamientos sobre su rectitud, que han dado lugar a denuncias sobre corrupción; el monopolio del Gobierno y la riqueza nicaragüense; las cuestionables reformas constitucionales para poder optar por reelecciones presidenciales ilimitadas; los faraónicos proyectos que no se concretan como ‘el Gran Canal', que terminó expulsando a miles de campesinos de sus tierras; su enriquecimiento y alianza con las grandes fortunas tradicionales nicaragüenses y con la Iglesia Católica, lo que demuestra su oportunismo desmedido, con tal de conservar el poder.
¿Logrará Ortega imponerse, pese a lo anterior, en la recta final de la próxima campaña? Todo pareciera indicar que sí; aunque haya implementado un modelo político autoritario y populista; después de todo, estamos frente a unas elecciones que son una farsa, que existe un aparato corrupto que mantiene todos los poderes amarrados por un mismo nudo; al igual que, la policía y el ejército que responden a uno solo. Resulta doloroso que no se concrete en este país, ese falso progreso social tan anunciado, que tanto alardea el presidente en materia de salud, alimentación y educación; pese a los intentos populistas de programas con nombres demagógicos como ‘HAMBRE CERO', ‘VIVIENDA DIGNA', similar a los planes fracasados en nuestro medio, en materia de agua y letrina, por solo mencionar unos pocos.
Su intento de reconstruir su país, devastado por la guerra, ha sido en vano, las estructuras de poder siguen incólumes, además, a estas alturas del juego, este exguerrillero ya no desconcierta a Washington como tampoco seduce a la izquierda internacional; mientras que en el plano nacional, la respuesta es de perplejidad, cuando no de abierto rechazo. Existe desconcierto de parte de quienes creían en un cambio y la apertura de oportunidades para todos, mejor distribución de la riqueza, luego de haberse librado batallas descomunales contra la pasada tiranía; luego de venir de derrotar el ejército de los Somoza, estaba en sus manos detener el curso de los malos tiempos, después de haberse declarado en el conductor del partido, de las clases nacionales, el partido al servicio de la gran causa popular.
Se resiste Daniel Ortega a ser parte del llamado ‘Club de los expresidentes'. Pienso que la lámpara de la historia le señalará su verdadero sitial definitivo: una luz no favorable; similar a la de los Somoza. Tanta sangre se derramó al luchar contra esta dinastía, para terminar siendo un clan similar; que pretende perpetuarse en el poder.
No escaparán al juicio de la historia Daniel Ortega, su esposa y seguidores y el veredicto condenatorio del pueblo nicaragüense que, a través de la COALICIÓN NACIONAL POR LA DEMOCRACIA, ha dado inicio a una oposición frontal contra las pretensiones antidemocráticas del presidente sandinista.
¡Ortega, con este cuarto intento, arruinó definitivamente la democracia nicaragüense! Pronto lo veremos en su soledad, sin héroe, sin ejército y sin destino.
ABOGADO