• 15/07/2024 23:00

Puerto de Mensabé, una terminal marítima estratégica

El Puerto de Mensabé, ubicado en Santo Domingo de Las Tablas, Los Santos, es un puerto de pesca y turístico que transborda productos del mar del Pacífico para consumo y exportación durante todo el año. Su calado natural permite la entrada y salida de naves pesqueras y yates las 24 horas.

El Capitán Wilmer E. Aguilar J., experto en desarrollo de puertos, señala que la posición geográfica del Puerto de Mensabé, su calado natural y la proximidad a la línea de profundidad de 15 a 20 metros, lo convierten en el puerto ideal en la costa occidental del golfo de Panamá para crear una terminal marítima de aguas profundas. Esta terminal serviría a las mega naves portacontenedores que transitan por el Canal de Panamá y aquellas que no pueden cruzarlo hoy. La proximidad del Aeropuerto de Candelaria, en Pocrí, Los Santos, también añade una ventaja competitiva internacional al puerto.

Panamá, como miembro de la Organización Marítima Internacional (OMI), poseedora de un canal interoceánico que conecta el Pacífico con el Atlántico debe ser garante de la modernización y seguridad de sus instalaciones portuarias para la demanda de servicios marítimos nacionales e internacionales.

A pesar de sus características naturales, no hay indicios de que el Estado panameño haya intentado transformar seriamente este puerto en una terminal moderna. No obstante, han existido iniciativas privadas que indican que Mensabé supera las condiciones de otros sitios costeros considerados para proyectos portuarios. Mensabé ofrece beneficios que impulsarían el progreso de Azuero y áreas cercanas.

En tiempos del presidente Belisario Porras, Mensabé sirvió para el transporte marítimo de pasajeros y carga en la costa sur de Panamá, mejorando su infraestructura. Durante la Guerra de los Mil Días fue utilizado y luego durante la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses lo usaron como base aéreo naval. Recientemente, la Autoridad Marítima de Panamá (AMP) mejoró las estructuras existentes para la comodidad de los usuarios.

El Puerto de Mensabé necesita una transformación que brinde servicios de calidad a la actividad pesquera y el tráfico de cabotaje para el trasbordo de productos agropecuarios de Azuero. Este crecimiento económico generaría empleos y atraerá inversiones locales y extranjeras.

Existen leyes que sustentan una propuesta de esta magnitud, como la Ley 309 del 1 de junio de 2022 que crea el área económica de Aguadulce en Coclé y la Terminal Portuaria Multipropósito. La Ley 19 del 4 de mayo de 2001 crea una Zona Franca Turística y de Apoyo Logístico Multimodal en Barú, Chiriquí. Estas leyes permiten iniciar una política de Estado para desarrollar zonas francas y actividades descritas en ambas leyes, creando una alianza estratégica desde Chiriquí hasta las provincias centrales para impulsar el desarrollo económico y comercial del país.

Los enclaves portuarios de Mensabé, Aguadulce y Barú formarían un eje que justificaría la construcción del ferrocarril Panamá-David propuesto por el gobierno del presidente, José Raúl Mulino. Esta propuesta reactivaría la economía y ofrecería beneficios significativos para la población del interior de la república.

El Puerto de Mensabé, con su potencial para recibir naves de alto calado, diversificaría las cargas generadas en las terminales portuarias cercanas a la vía interoceánica. La integración de las zonas francas de Barú y Aguadulce crearía un centro logístico de proyección regional en el interior del país. La sinergia entre Mensabé como puerto de aguas profundas y los puertos de Aguadulce y Barú como puertos de menor calado, maximizaría la eficiencia y capacidad logística de la región.

Para explotar el potencial de Mensabé, es crucial que las autoridades comprendan la importancia de crear condiciones para que el sector privado invierta en el desarrollo del Puerto de Mensabé y el Aeropuerto de Candelaria. Esto requiere políticas públicas claras y coherentes, mejorar la infraestructura existente de acceso al puerto y ofrecer incentivos fiscales y aduaneros que fomenten la inversión privada en el desarrollo del puerto.

El reto es desarrollar un clima de confianza y un entorno regulatorio que reduzca barreras burocráticas y facilite la inversión privada. Además, se debe asegurar la transparencia y eficiencia en la gestión de estos proyectos, aumentando la confianza de los inversores y garantizando el éxito a largo plazo de estas infraestructuras estratégicas.

La colaboración entre el sector público y privado es esencial para transformar estas visiones en realidades tangibles que beneficien a las comunidades locales y al país en general.

El autor es abogado y licenciado en relaciones internacionales.
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