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- 26/09/2020 00:00
Pueblos históricamente vulnerados
En la historia, Fray Bartolomé de las Casas fue el más ferviente defensor de los indígenas, por ello propugnó por su reemplazo, trayendo a los esclavizados africanos, mediante la Trata Trasatlántica que sometió a diversos grupos étnicos africanos. En el caso de Panamá, se sabe de tribus: Chalá, Lucumíes, Arará, Biafras, Cancanes, Cuangos, Baluntas, Bambaras, Congos, Bantú, Minas, Carabalíes, Papo, Angola, Mondongo, Mozambique, Mandingo, además de otros desde 1513.
El Sistema establecido para la trata de esclavos incorporó personas de diversidad de culturas, orígenes, formas de pensamiento y de diversas edades y las sometió a un sistema deshumanizante y bárbaro, donde su identidad y cultura quisieron ser borradas, invisibilizadas, pero algunos negros y negras resistieron tenazmente esta maquinaria y conservaron sus raíces y cultura, como forma de resistencia pacífica, en algunos casos desarrollando el sincretismo religioso, y, en otros casos, contribuyendo con el tambor africano proyectado a toda la cultura, bailes y ritmos en el Istmo.
La esclavitud moldeó la vida de los esclavos, produciendo entre ellos la solidaridad, resultado del sufrimiento compartido, y también una lengua común para comunicarse, ya que los negros eran de procedencia y culturas diferentes, la misma exclusión que experimentaron, creó los puentes para hacer de lado las diferencias étnicas y construir un imaginario común que les permitiera mantener su cultura y sus valores, frente al avasallamiento de la cultura dominante. Sin embargo, inocularon la negritud en lo más profundo de la clase en el poder.
Los alzamientos y fugas de esclavos, ocurridos en el Istmo de Panamá fueron una realidad insólita en las colonias españolas, que revela un dato esencial de una población reacia a amoldarse a los constreñimientos y arbitrariedades de la esclavitud. Las ciudades de Panamá, Nombre de Dios y Portobelo, rodeadas por impenetrables selvas, constituían un excelente refugio para los negros alzados. En 1530, se sublevan los esclavos en la ciudad panameña de Acla. En 1549, las rebeliones lideradas por Bayano y Felipillo en Panamá. En 1579, los negros rebeldes en Portobelo (Panamá) llegan a firmar un tratado de paz con los colonos españoles, mediante el cual consiguen libertad colectiva.
Es necesario incorporar los aportes de los afropanameños en la contribución a la independencia latinoamericana y de la Patria Grande. Hay aportes en el Folclore, la Gastronomía, la Cultura, las Artes, la Música, las letras y en el devenir nacional. Se hace necesario incorporar en los textos escolares dichos aportes, como un reconocimiento a la realidad históricamente invisibilizada.
En el Siglo XX en Panamá, los censos de población contabilizaron a los negros durante los censos de 1911 hasta 1940. Sin ninguna justificación, se dejó de incluir a la población negra en los censos por aproximadamente 70 años, esto no solo pasó en Panamá, sino en toda América, la consigna, claramente, era la invisibilización de la población negra en los censos. La población que no se cuenta, no existe como tal en los registros, en consecuencia, no se consideran en las Políticas Públicas del Estado, de manera efectiva.
Gracias al Movimiento Social Afropanameño, en el año 2009, y a la efectividad ejercida por la instancia creada en el año 2008, la Secretaria Ejecutiva del Consejo Nacional de la Etnia Negra, adscrita al Ministerio de la Presidencia, pudimos incorporar, luego de 70 años, la autoidentificación en los Censos Nacionales del 2010, ejerciendo nuestros derechos ciudadanos.
Durante la pandemia COVID-19, se ignoró por parte de las autoridades el derecho de la población negra (afrodescendiente) a ser identificada en los registros por etnia que permitiera cruces de variables para analizar datos, generar información y producir conocimiento del impacto de la pandemia en la población negra, que, al igual que la población indígena, constituye lo que denominamos: Población Vulnerada. Es decir, constituyen los que hemos llamado: GRUPOS HISTÓRICAMENTE VULNERADOS. El término Grupos vulnerables, término de común uso en algunos organismos, tiende a comunicar una suerte de debilidad o indefensión de la población indígena y afrodescendiente.
Estos pueblos históricos, tanto indígenas como afrodescendientes, son doblemente estigmatizados, por ello, con ánimos de reparación, hemos aplicado el término GRUPOS HISTÓRICAMENTE VULNERADOS, y en muchos casos, en estado de vulnerabilidad, debido al tsunami de explotación, exclusión, esclavización de sus ancestros, que ha tenido un FUERTE IMPACTO en las generaciones posteriores, en sus descendientes, que han sido marginados a las regiones más inhóspitas de la geografía latinoamericana. En el caso panameño, estimamos que han sido relegados a las regiones más pobres de las diversas provincias. Con poca presencia institucional y acciones policiales de represión, discriminación y perfilamiento racial.
Una de las obligaciones del Estado es identificar los grupos que, en un determinado momento histórico, requieren atención prioritaria para el ejercicio de sus derechos económicos, sociales y culturales, e incorporarlos en sus planes, programas, estrategias, y demás acciones concretas, que promuevan la protección a estos importantes grupos de población.
Consideramos que, la actual Secretaría Nacional para el Desarrollo de los Afropanameños (Senadap), Ley 64 de 6 de diciembre de 2016, deberá convertirse en una institución referente en América Latina y el Caribe, con autonomía, presupuesto y personal, para atender, con efectividad, las necesidades y aspiraciones de esta importante comunidad, y generar las políticas públicas que dignifiquen a la población afropanameña.