El barrio de Chualluma en Bolivia, es único en la ciudad de La Paz ya que todas sus paredes están pintadas de colores que resaltan los rostros de las cholas,...
- 13/11/2013 01:00
Sacrificada profesión
Hoy 13 de noviembre se celebra una fecha importante: los periodistas profesionales, quienes a sol y lluvia, ejercen la profesión con dignidad, imparcialidad y objetividad conmemoran su día con renovadas esperanzas de días mejores.
El Periodismo no es una profesión cómoda ni mucho menos económicamente atractiva; esto no es un secreto. De hecho, alguien dijo alguna vez que el Periodismo era la manera más simpática de ser pobre.
No está vinculada, por lo menos de manera directa, al glamour, a la fama o a la señorial vida que muchos creen va de la mano con ella. Por el contrario, quien se dedique al Periodismo debe estar programado a trabajar largas horas sin esperar nada a cambio, nada; debe estar dispuesto a ganar —muchas veces— salarios que rozan en lo ofensivo; debe saber de antemano que, sin quererlo, abandonará a su familia en el momento más inoportuno para cumplir una asignación, y que en más de una ocasión, pondrá en riesgo su integridad personal... su vida.
A pesar del sacrificio que implica ser periodista, la profesión está plagada de injusticias, y como si fuera poco sufre de un mal endémico: está invadida de usurpadores y escupidores de micrófonos, que con el más estulto descaro se autodenominan ‘periodistas’. Personas que sin las competencias, experticias o las herramientas académicas mínimas que así lo acrediten, dicen a voz en cuello que son miembros de este sacrificado gremio. Y lo que es peor; sin entender cuál es la verdadera esencia del Periodismo o la tarea del periodista, son portadores de una verdad sesgada, comprada, vendida o las tres, haciéndole un daño irreparable a la profesión y a quienes la ejercen con dignidad y altruismo.
Lamentablemente, el Periodismo ha sido infectado por personas que, con el pasar del tiempo y los intereses personales, se han convertido en una especie de caja de resonancia; en entes repetidores, en escuetos mensajeros, en simples traductores de la información o simplemente en protagonistas de la información, sin que medie entre sus prioridades profesionales un verdadero interés por informar, investigar, indagar o profundizar.
Estos personajes, a quienes de manera coloquial llamamos ‘Mercenarios de la Pluma’, no entienden que el periodista o quien comunica, es responsable de sus actos, está comprometido con realidad, obligado con la exactitud y además está casado con la verdad, la imparcialidad y la objetividad. Como buen padre de familia, cumple con las responsabilidades que tiene con autenticidad, sinceridad y precisión, de la mano con la fidelidad que debe al público receptor.
La responsabilidad ética arraigada en el periodista desde las aulas de clases universitarias es fundamental para el libre desarrollo del pensamiento y el sentido crítico imparcial. Sin esa responsabilidad el periodista jamás podrá ser un guardián de la libertad o aquel hombre o mujer convencido de que sin ese elemento fundamental en las sociedades democráticas (Libertad), no puede haber verdadero orden, estabilidad y justicia.
Buscar información e investigar a fondo para conocer la verdad, es la carta de presentación de un buen periodista; es uno de los pilares fundamentales de su estructura profesional. El buen periodista cree fervientemente que el acceso a la información y su divulgación imparcial y objetiva no es solo un sagrado derecho sino un deber que nadie puede ni debe interrumpir. Quien crea lo contrario no es periodista, es otra cosa.
Es tiempo de desechar aquellos viejos manuales cognoscitivos que venden un escenario falso respecto al Periodismo. Es urgente el establecimiento de normas que regulen no al ejercicio del Periodismo, sino a las personas que lo ejercen, para evitar que la sociedad siga siendo víctima secuestrada por mercenarios pagados, que solo dicen aquello para lo cual han sido contratados.
La libertad de prensa, de búsqueda, difusión y recepción de información solo puede ser ejercida con responsabilidad, si existen periodistas y particulares comprometidos con la libertad de expresión. Gracias a Dios, somos la mayoría.
Por ello, queremos felicitar a todos aquellos colegas que, hoy 13 de noviembre, celebran su día detrás de la noticia; aquellos que todos los días sacrifican su bienestar personal y el de sus familias por mantener informada a la sociedad. A aquellos en alerta permanente y vigilante, que propician escenarios de libertad, que garantizan el que aún vivamos en un país democrático. A todos ellos, Mil felicidades y bendiciones.
*PERIODISTA.