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- 05/07/2023 00:00
No más que pedir, sino exigir
A raíz de varios acontecimientos que han sucedido y están sucediendo en distintos países, es innegable el daño que está causando el cambio climático a nuestro planeta. Los Gobiernos de varios países se han comprometido a contribuir para controlar las emisiones de dióxido de carbono y tratar de controlar los efectos del cambio climático. La situación en el Polo Norte y Polo Sur es aterradora. En el caso concreto de nuestro país se han identificado dos consecuencias directas de la subida de los océanos:
1. Varias áreas de Panamá se inundarán. Como las islas del archipiélago de San Blas y otras áreas, como Punta Chame, etc. En la Ciudad de Panamá se inundarán áreas específicas que ya están identificadas, como se puede apreciar en el Museo de la Biodiversidad.
2. Por razón del deshielo del Polo Norte será posible que, durante algunos meses del año, barcos provenientes de China, Singapur, India, Japón, Taiwán y otros países de Asia puedan transitar por un corredor ártico que les permitirá llegar a Canadá y a los Estados Unidos de América. Ya hay planes en Islandia para establecer en esa isla un centro de trasbordo de contenedores. Obviamente lo anterior perjudicará los tránsitos por el Canal de Panamá y a los puertos establecidos en nuestro país.
Estoy convencido de que las exhortativas y pedidos que se hacen de buena fe a la población mundial para controlar el calentamiento global no están produciendo el efecto deseado. Principalmente porque los Gobiernos de algunos países no toman las medidas necesarias a tiempo para que se controle la emisión de dióxido de carbono. Así las cosas observamos, con miedo y preocupación, que se nos viene encima una catástrofe que no podemos controlar. ¿Qué podemos entonces hacer? Considero que se pueden iniciar las siguientes acciones:
1. EXIGIR a las autoridades que actúen cuanto antes y tomen las medidas necesarias. Para que esas exigencias sean efectivas hay que dirigirse a los políticos y presionarlos para que incluyan en sus planes de gobierno las medidas de control del cambio climático. Así los Gobiernos respectivos contribuirán a solucionar el problema. Habría que encontrar los mecanismos para lograr lo anterior en los países con regímenes autocráticos.
2. Las entidades financieras multinacionales (Banco Mundial, BID, Fondo Monetario Internacional, etc.) deben exigir a los beneficiarios de sus préstamos que cumplan con las medidas ecológicas y ambientales adecuadas. De lograrse lo anterior, se daría un gran paso en la dirección adecuada.
3. Las organizaciones ambientalistas y ecológicas que existen en todo el mundo podrían agruparse y hacer un frente común. Se crearía así una estructura formidable que podría influir sobre los Gobiernos y sector privado de los distintos países del mundo. Esta superorganización podría descalificar la actuación de ciertas entidades y empresas que no cumplen con las medidas ecológicas y aconsejar a sus miembros que desestimen la compra y uso de lo que producen estas entidades y empresas.
4. Los países de la OPEP y otros países que producen combustibles fósiles tienen una responsabilidad enorme en toda esta problemática. Ellos deben aceptar cumplir con las recomendaciones que se les hagan para evitar las consecuencias nefastas del calentamiento global. Por supuesto que esto sería una tarea muy difícil, porque iría contra sus intereses y economía. Igual hay que intentarlo, porque lo que está en juego es la sobrevivencia del ser humano en el planeta Tierra.
Las predicciones de la ONU para el año 2050 son muy preocupantes. Los Gobiernos y empresas privadas, que hacen inversiones sin considerar el daño ecológico, deberían preocuparse porque estas inversiones sufrirán debido a fenómenos naturales y perderán su valor original. De nada servirán las grandes sumas que se inviertan en proyectos o negocios que después no tendrán el valor o precio original. Visto desde el punto de vista de los intereses económicos resulta muy mal negocio ignorar el cambio climático.
Me queda claro que hay que actuar DE INMEDIATO, tomando en cuenta los puntos anteriores y cualesquiera otros que se propongan. Hay que dejarse de llamados quiméricos que no están resultando efectivos. Las nuevas generaciones son una esperanza para resolver el problema y hay que involucrarlas y darles la autoridad necesaria para que participen y actúen. Ya varios líderes jóvenes han demostrado su valor y empuje, tales como Greta Thunberg. Hay que procurar que estos líderes continúen en su lucha y de ser posible se ubiquen en puestos importantes en los sectores privados y públicos para que ayuden a resolver el problema del cambio climático.