Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 06/12/2022 00:00
Pearl Harbor y nuestro canal (2)
Japón pudo continuar sus éxitos ocupando China y arrebatándole colonias a los franceses, ingleses y holandeses por aquellas latitudes sin que al americano común le importara un bledo. Sin embargo, el atacar suelo norteamericano y matar a dos mil de sus hijos era otra cosa. El aliado de Japón, Hitler, comete el error en declararle la guerra a EU por simple solidaridad, cuando tenía suficientes problemas en el frente ruso en su primer invierno invadiéndolos. Los halcones norteamericanos dentro del Ministerio de Guerra estaban encantados de, finalmente, entrar en acción.
Meses antes de que EU entrara a la guerra, ellos continuaban blindando la región panameña con un centenar de bases por todo nuestro país. Lamentablemente, para la primera presidencia de Arnulfo Arias, los norteamericanos lo encontraron poco cooperador y un exigente negociador para sus intenciones defensivas y apoyaron el golpe contra él.
Llega al poder un maleable Ricardo De la Guardia Arango y los norteamericanos rápidamente logran su cometido en sus proyectos militares en Panamá. Arias regresa al poder en 1949 y 1968, para ser nuevamente derrocado con participación norteamericana tras bambalinas.
En fin, sí hubo planes contra el Canal, pero se gestaron en el ocaso de la Segunda Guerra. En abril de 1945 cae Berlín. Ahora Japón necesitaba reubicar esos escasos recursos bélicos contra el Canal para proteger la madre patria, que ya estaba en inminente peligro.
A mediados de agosto, las ciudades de Hiroshima y Nagasaki son pulverizadas vía el estreno de dos bombas atómicas. Hay aún mucho debate de si era o no necesario tal extremo para finalizar la guerra con las dos creaciones de Oppenheimer y su Proyecto Manhattan. Coincido con el presidente Truman en que después de ver la feroz defensiva nipona en su propio archipiélago (Iwo Jima), los actuarios determinan que hubiera costado cerca de un millón de bajas norteamericanas adicionales llegar a Tokio, de no utilizar las dos bombas atómicas.
PD: deshojando margaritas y estudiando el grave desliz de Adolfo Hitler de declararle la guerra a EE. UU. dos días después de Hawaii, ya que Japón era supuestamente un fiel aliado vía un tratado que reposaba en un andamiaje compuesto de naipes junto con Italia.
¡La gran flauta! El siguiente año Tokio le asegura a Moscú que desistirá arrebatarle militarmente la disputada Mongolia. Decía mi padre: “friends like that who needs enemies?”.
Esto le permite al brillante mariscal ruso Zhukov reubicarse con sus 50k+ soldados siberianos en Stalingrado, para luego marchar, como una aplanadora en los años1943-45 hacia Berlín.
Hasta el paranoico Stalin le tenía pavor a la alucinante popularidad de Zhukov. Después de la Guerra lo degrada a ser “General de Brigada” (el más desagradable rango VIP militar) y lo reubica a un escritorio en el Kremlin, ya que no se atrevía a fusilarlo, como hizo con muchos a quienes él temía que lo defenestrarán.
Adolf, este austriaco en sus “late teens”, tenía talento con el lienzo, óleos y le encantaba ver óperas. Explota la Primera Guerra y presta servicio para los Habsburgos contra los Aliados. Inhala gases en una trinchera y he aquí donde, refutablemente, sospecho se le quemó el “mother chip” en la cabeza. Era otra persona al salir del hospital y, exponencialmente, mucho más disfuncional que nuestro Fufo.
PD2: expanderé este tema Hitleriano próximamente y soltar al admirastango japonés.