Patrimonio Histórico y la Biblioteca de Colón

Es deber de la Dirección Nacional de Patrimonio dar la categoría de Monumento Histórico a: áreas, conjuntos urbanos como calles, plazas, recodos, barios, murallas, fortalezas, ruinas u otros semejantes y los lugares cuya memoria está unida a hechos importantes del proceso histórico nacional. Obvio es que su consideración como tal debe ser decretada por Ley.

En efecto, mediante la Ley No. 47 de 8 de agosto de 2002, se declara Conjunto Monumental Histórico el casco viejo de la ciudad de Colón, definiendo 19 estructuras o edificaciones como monumentos históricos. Una de ellas es la Biblioteca Mateo Iturralde, albergada en un edificio construido en 1910. Es clara e indiscutible la contribución que ha hecho a la sociedad colonense. No obstante, en la actualidad, refleja un total abandono y un deterioro manifiesto, que pone en serio peligro su existencia. Frente a esto, el Ministerio de Cultura ha optado por el olvido y la Dirección de Patrimonio Histórico por la desatención, muy a pesar de que la Ley 47 del 5 de mayo de 1982, referida a la custodia, conservación y administración del Patrimonio Histórico, señala que debe atender lo referido a la conservación y seguridad de los mismos.

En Colón no ha sido así, el Patrimonio Histórico ha sido dejado a su suerte y en el caso que nos ocupa, abandonado, en un acto despreciable y atentatorio en contra de la cultura de Colón.

El 30 de noviembre de 2022, el Comité Pro Rescate de la Biblioteca, representantes de la Apede y de la sociedad civil se reunieron con la ministra de Cultura, Giselle González de Viallarué, con el fin de atender lo relativo a la Biblioteca Mateo Iturralde. De esto resultó la propuesta de algunas acciones para irla recuperando. El 10 de diciembre del mismo año, realiza una visita a Colón y revisa las instalaciones, percatándose de las pésimas y gravísimas condiciones del edificio, pero igual de la ocupación de los espacios de la Biblioteca Mateo Iturralde por fotógrafos, iglesia protestante, comedor, oficina política, artesano, ocupando el pobrísimo fondo documental (libros, revistas, periódicos) un espacio reducido, seriamente afectado, lo que ha llevado a la pérdida de muchas fuentes de información.

Para la intervención al edificio de la Biblioteca Mateo Iturralde se necesitaba conocer, respecto del dueño del terreno, que según la propia ministra, González de Villarué, era el Estado. Sin embargo, nada ha resultado positivo para la Biblioteca Mateo Iturralde, porque pareciera ser que no hay voluntad para enfrentar con decisión la gravísima situación de ese bien histórico.

Es impensable pensar en el desarrollo de Colón y del impulso al turismo con un retraso manifiesto en asuntos de los bienes patrimoniales históricos. Nada de nuestra historia y sus cosas se puede ofrecer al visitante. Es urgente, por necesario, atender lo relativo a los monumentos históricos de Colón. El Ministerio de Cultura y la Dirección de Patrimonio Histórico no pueden evadir su responsabilidad y hoy, más que antes, deben atender con mucha seriedad el problema de la Biblioteca Mateo Iturralde.