• 21/02/2022 12:57

Panamá Soberano

En Potuga para vivir hacíamos de todo, desde sembrar, practicar la ganadería, llevar melurea a las vacas en verano, teníamos una abarrotería, pequeña carnicería

Estando en la tierra donde nací , Potuga de la provincia de Herrera, me vino el recuerdo de mi infancia, cuando iba a la escuela.

Recuerdo que no había para mucho, pero nuestros padres siempre nos inculcaron la importancia de trabajar y de estudiar.

En Potuga para vivir hacíamos de todo, desde sembrar, practicar la ganadería, llevar melurea a las vacas en verano, teníamos una abarrotería, pequeña carnicería, puercos, pavos, patos y gallinas, de todo un poquito para sobrevivir.

No nos sobraba nada, pero teníamos de todo un poquito, pero en mi comunidad la extrema pobreza y la falta de oportunidades eran la realidad de todos los días. Los uniformes, que dejábamos pasaban de generación en generación, hasta con las manchas de mangos y mamones. En la época del General Omar Torrijos,

Tuve la oportunidad de recibir mis uniformes escolares (Qué se los heredé a un hermano ) y mis primeros zapatos. Eran unos zapatos “Los Cabezones” de cuero, suela de espuma y color negro que se llamaban Panamá Soberano.

Solo lo entiende el que lo vivió esos tiempos, para un niño en el campo que vive en pobreza “multidimensional” recibir un uniforme escolar y sus zapatos no solo es un alivio para la Familia, sino que se Convierte hasta en parte de su vestimenta fuera de la escuela.

Recuerdo que los zapatos Panamá Soberano, cuando se le gastaba la suela, aprovechábamos con cuero de cutarra que vendíamos en la tienda, el que hacía las cutarras le ponía la suela, a veces doble si había un cura que sobrara, las zurrabamos en la carretera rústica para que no resbalaran tanto, Jo! Esos si duraban! Y se heredaban, ya sea a un hermano, sobrino o amiguito del pueblo.

Actualmente, en medio de una Pandemia , donde muchas familias han SIDO afectadas, necesitan ese tipo de alivios.

El gobierno desde que inició lleva el plan colmena para combatir la pobreza y la desigualdad en los 300 corregimientos más pobres del país.

Muchos no reciben subsidios y si lo reciben hay muchas bocas que alimentar y otras prioridades, pero si algo aprendí en el campo, es que la mejor manera de combatir la pobreza y la desigualdad es educando y brindando las herramientas necesarias para estudiar.

En medio de una pandemia, ahora con población vacunada y apostando a una reactivación económica, es importante que nuestros estudiantes, los que viven en el campo, en el Panamá de las comarcas, en pobreza multidimensional, reciban todo lo que necesitan , incluyendo uniformes y zapatos.

No tienen que ser zapatos Panamá soberano, de repente se llamaran el ZapaNiTo (recuerden que soy caricaturista y siempre pongo humor a las cosas), pero lo que si es cierto, es que gracias a esos zapatos y uniformes que recibí por primera vez, pude ir dignamente a la escuela y salir adelante. Los cogía para ir al Pital por la Calle del Mono.

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