Ciclistas, atletas, patinadores y paseantes de la capital colombiana tienen una cita infaltable desde hace 50 años: la ciclovía de los domingos y festivos,...
- 29/12/2020 00:00
Panamá, parodia y paradoja
Somos la hija natural de un parto difícil, doloroso y traumático. / Somos una nación aluvional y laberíntica. / Somos heterogéneos, la diferencia nos caracteriza. / Somos muchos rostros en uno. / Somos una nación multicolor, pluricultural. / Somos la raza cósmica de José Vasconcelos.
Somos una esponja que recibe las aguas bautismales de diversas latitudes, aquí se licúan y surge una personalidad sumativa, con identidad propia: La nación panameña. El proceso creativo es permanente.
Somos tolerantes, receptivos a las innovaciones, somos cosmopolitas.
Somos una nación cinética, aquí el cambio es cotidiano.
Somos seres de decisiones instantáneas, del culto a lo inmediato, impulsivos.
Somos peculiares, en tiempos de Noriega cerraron los bancos y sobrevivimos con astucia.
Somos efímeros, sin el sentido institucional. La improvisación es lo habitual. Se impone la hora panameña, llegamos tarde a todo.
El juegavivo, nos lleva a buscar lo fácil, nunca acatamos las leyes y burlamos el orden establecido. El amiguismo y los padrinos, las influencias son una marca de irresponsabilidad.
La ganancia especulativa sin pudor es un modo de vida, como los negociados de Odebrecht y el saqueo de los fondos públicos con contratos leoninos.
La justicia es selectiva, aquí los diputados, ministros y demás funcionarios proclaman su derecho a robar, saben que tienen un blindaje legal que los hace inmunes y gozan de impunidad.
Somos adictos a la filosofía del azar, la lotería es nuestro Dorado. “Sálvese quien pueda” es la consigna.
Somos fiesteros con, cualquier excusa celebramos una rumba. Somos un país donde la farsa, la adulación y la ruin astucia imperan. Predomina la cultura del espectáculo que adormece a las mayorías incultas, al renunciar a sus derechos ciudadanos y sobre todo a su derecho al futuro.
Somos solidarios, desprendidos y generosos.
Somos extranjeros en nuestra propia tierra.